Los casos positivos de coronavirus en baja y el calor del incipiente verano fueron la excusa perfecta para que los jóvenes se lanzaran en masa a quebrar el protocolo de distancia social. La policía corre detrás de las celebraciones, pero muchas veces lo único que encuentra es un reguero de mugre.
Según publica A24 este fin de semana, en el barrio porteño de San Telmo se cerró un local por haber celebrado un evento con 500 personas. En La Plata; otra fiesta clandestina fue desarticulada y dos bares fueron clausurados.
La postal se repite constantemente en todas las provincias argentinas y trasciende fronteras, ya que Europa también se vio en el dilema de tener que combatir este foco de contagio de Covid-19.
El regreso del turismo en la Costa Atlántica trajo también celebraciones clandestinas. En Mar del Plata, en una fiesta en Playa Grande, se clausuró un local por organizar una reunión con más de 400 personas presentes.