Luego de la reactivacion de una feria en la zona del valle provincial, los trabajadores de La Saladita se reunieron para elaborar un protocolo que les permita regresar a las actividades.
La postal donde se unen tres populosos barrios de la zona sur de la ciudad, podían divisarse gran cantidad de feriantes los fines de semana, pero hoy no es la misma. Las cientos de familias que vivían de los ingresos generados se vieron seriamente afectados por la cuarentena decretada hace ya 60 días.
Es casi imposible determinar la cantidad de trabajadores, muchos ya contaban con sus puestos fijos y otros solían ser ocasionales determinados días. Muchos de ellos se dedicaban a la venta de alimentos de primera necesidad y a precios accesibles, otras a indumentaria y algunos negociaban elementos usados en buen estado.
Esta semana decidieron reunirse y confeccionar un protocolo que les permita regresar a la actividad. Ruth Torres una de las feriantes, comentó que junto con el grupo conformado «Estamos tratando de que el municipio nos abra las puertas para respetar el protocolo que nos exijan. La gente ya no sabe cómo sustentarse, es desesperante para la gente de vive de la feria, muchos adultos mayores. Adquirimos permisos para venta de delivery pero hablamos de 600 feriantes y hay gente que no tienen redes sociales», explicó.
«Le sacaron los brazos a la gente, como se dice, que es el sustento de trabajo que ellos tienen, intentamos dialogar con el municipio hace dos fines de semana venimos realizando la olla popular pero no tenemos respuesta de nada. Es un caso complejo donde se juntan muchísimas familias de escasos recursos que no hay donde puedan ir a trabajar”, lamentó.
Los feriantes estan delineando el protocolo que presentarán a las autoridades municipales en los próximos días, teniendo en cuenta a «la gente que vende en el suelo debería llevar una mesa, alcohol en gel, barbijos, guantes. No podemos exigir a una persona que vende usado que arme una estructura, las que ya están armadas ya están tapadas, la idea es ayudar a los compañeros de trabajo que son los que estaban en el suelo si tenemos que darle caballetes o mesas, se trata de ayudar al que menos tiene. Las mesas tienen que estar a una distancia prudente y un vendedor por mesa» adelantó aunque reconoció que faltan analizar otros puntos del proyecto.