La Copa Libertadores dejó un partidazo entre Vélez y Talleres, pero se empañó con los violentos de siempre. Golpes, heridos y armas en Liniers.
El cruce argentino de Copa Libertadores entre Vélez Sársfield y Talleres fue, sin dudas, uno de los mejores partidos del año en lo que respecta al campo de juego. Con dos equipos que entregaron todo, a diferencia de los mezquinos planteos de algunos equipos “grandes”, el partido terminó 3 a 2 a favor del Fortín, y todavía queda un capítulo por escribirse en Córdoba en una serie más que pareja y abierta.
Pero lo más trascendente del partido de Copa Libertadores estuvo, lamentablemente, en las tribunas. Promediando los primeros 5 minutos del segundo tiempo (Vélez ya ganaba 1-0), se pudieron observar corridas, trompadas y palazos en la Platea Sur Alta del Amalfitani, reavivando una imagen que condena al fútbol argentino desde sus inicios.
Según relatos de hinchas presentes en esa tribuna, los incidentes habrían tenido lugar por una “emboscada” de la barra brava de Vélez, denominada “La Pandilla”, contra un grupo de hinchas de Talleres que se habrían “infiltrado” en la tribuna. Cabe aclarar que Vélez no expidió entradas para visitantes, aunque sí lo hizo para no socios, en una omisión insólita de las posibilidades de que hinchas cordobeses decidieran ir al partido igual.
Y si bien todo parece una consecuencia de la presencia de violentos en los estadios argentinos, ese no sería el principal factor. El hecho, que pudo ser una tragedia teniendo en cuenta el salvaje ataque de la barra de Vélez y la empinada estructura de la tribuna, comenzó mucho antes.
En efecto, el enfrentamiento empezó el mismo 6 de julio, cuando ambos equipos se aseguraron el pase a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Desde entonces, ambas dirigencias comenzaron gestiones para obtener entradas visitantes en sus respectivos partidos fuera de casa.
En ese sentido, la Conmebol dispone la obligatoriedad de un cupo de 2 mil entradas o más (que se amplía a 4 mil en semifinales) para los conjuntos visitantes. Sin embargo, esa regla no se había cumplido en el Amalfitani en la visita de River (octavos) ni la de Estudiantes (fase de grupos) por una disposición del Ministerio de Seguridad de CABA que prohíbe los visitantes nacionales (no así los internacionales que sí estuvieron en el Fortín con Bragantino y Nacional).
A pesar de ello, la predisposición de la dirigencia de Talleres era la de conseguir boletos para sus hinchas, asegurando a Vélez la presencia en Córdoba. Con 11 mil tickets a disposición, la dirigencia cordobesa creía ser más que buen anfitriona como para obtener un gesto de bienvenida de Vélez por Copa Libertadores, que nunca llegó.
De hecho, los dirigentes de Talleres sostuvieron gestiones con el Ministerio de Seguridad de CABA y habrían obtenido el visto bueno del organismo para llevar a los hinchas de la T. Aunque, de nuevo, obtuvieron una negativa de la dirigencia velezana.
Así las cosas, Vélez dispuso la venta de entradas únicamente para hinchas del Fortín, a pesar de que Talleres sostuvo la disponibilidad de 11 mil entradas en Córdoba. El expendio de las entradas se repartió entre socios y no socios, con la única condición preventiva de presentar domicilio en CABA.
Copa Libertadores: La violencia volvió a Liniers. (Fotobaires)
Esto, por supuesto, no frenó a los fanáticos cordobeses que en la previa del partido se presentaron por miles alrededor del estadio en Liniers. Todos con su entrada para oficiar de “infiltrados” ante la negativa de Vélez de abrir una tribuna para los visitantes (actitud que se llegó a acusar de mercantil, teniendo en cuenta que los de la T iban a ayudar a llenar el estadio).
En la previa todo fue paz y armonía. Incluso algunos hinchas de Talleres se identificaron como tales y no tuvieron inconvenientes con los hinchas de Vélez más civilizados, llegando hasta a compartir asados.
Una vez dentro del estadio, y ante la evidente presencia de hinchas de Talleres en varias localidades, la seguridad privada dispuso reunirlos en un rincón de la Platea Sur Alta junto con familiares y allegados de los jugadores de Córdoba. Sin presencia policial visible, los seguidores de la T disfrutaron del primer tiempo del partido de Copa Libertadores en paz.
Pero en el segundo tiempo, llegó la batalla campal que, según simpatizantes de Vélez, detonó por canticos de los de la T en la Copa Libertadores. Por los incidentes, habrían al menos tres hinchas de Talleres que terminaron hospitalizados y también hinchas de Vélez golpeados por su propia barra en la confusión.
La violencia fue tal, que incluso los propios jugadores, tanto de Talleres como de Vélez, se detuvieron un segundo a mirar lo que ocurría y a pedirle al árbitro Wilmar Roldán que detuviera el encuentro. A pesar de ello, el partido se siguió desarrollando sin imágenes de lo que sucedía.
“Terminado el primer tiempo, liberaron. Más de 40 o 50 de la barra de Vélez pasaron más de 6 o 7 controles para llegar donde estaba la Comisión Directiva de Talleres y empezar una masacre”, expresó el presidente de Talleres, Andrés Fassi, que hasta horas antes del partido abogó por la apertura de una tribuna visitante por Copa Libertadores.
“Me llama la atención la ineptitud y la falsedad con la que nos recibió la gente de Vélez al mediodía. Les pedí ahí, a falta de 9 horas para el partido, que nos den una solución. Nos dijeron que nos quedemos tranquilos. Es una barbaridad. Tomaremos medidas muy drásticas. Es increíble que una enorme institución como Vélez esté manejada por un dirigente inepto, mentiroso y falso”, cargó Fassi contra Sergio Rapisarda. Todavía se desconoce si Talleres retirará las entradas visitantes que se habían puesto a disposición el próximo miércoles en Córdoba.
“Talleres no permitirá de ninguna forma el trato recibido. Nunca en mi vida vi que a la Comisión Directiva y la familia de los jugadores les pase lo que pasó hoy. Rapisarda me pidió disculpas. Los daños y perjuicios que causó fueron monstruosos. Ahora tendrá que dar explicaciones con todo lo que Talleres emprenderá en contra de Vélez. Separo a Vélez, que es una institución ejemplar, de la ineptitud de Rapisarda. Nos juntaremos con la Comisión Directiva a la mañana y a la tarde sacaremos un comunicado de todas las decisiones que se tomarán para la revancha en Córdoba”, arremetió el presidente de Talleres.
Así las cosas, la vuelta de la Copa Libertadores entre Argentinos promete un partido tensionado. Y las responsabilidades, sin dudas, son compartidas entre todos.
Ahora bien, la pregunta que se abre ante un escenario que no resultó en tragedia de milagro es sobre los visitantes. ¿No será hora de tomar el toro por las astas y permitir la visita de otras hinchadas en un marco de seguridad, o lo mejor será seguir tirando la mugre bajo la mesa?