Sara Oyuela fue la primera persona con actitud rebelde que en el epicentro de la pandemia no acató ninguna normativa y tomó la decisión de ir por un poco de vitamina D a la vista de los policías.
Eran pocas las semanas del inicio del confinamiento en todo el país y un 21 de abril de 2020, la adulta mayor cuestionó a las autoridades sin importarle nada y se puso a tomar sol en un parque porteño.
Pero este martes 10 de enero, su marido le comunicó al diario Clarín que la anciana murió, pero sin dar detalles precisos de los motivos.
Recordando el día en donde hizo de las suyas, en Buenos Aires todavía había muy buena temperatura y Sara tomó su reposera, su bikini y cruzó la avenida para situarse en plena plaza y tomar algo de sol.
Fue ahí que las autoridades policiales le advirtieron que estaba rompiendo la cuarentena y ella insistió: «colaboren conmigo, que soy una vieja que necesita aire y sol. No estoy contagiando a nadie”. La señora de 83 años fue notificada en reiteradas oportunidades que tenía que regresar a su casa, pero terminó haciendo caso omiso.
La abuela intentó explicarle a los agentes que estaba en dicho lugar “por la vitamina D” para luego irse en cuestión de minutos: “déjeme hasta las 15.20, sea bondadoso, no estoy jorobando a nadie”.
Al mismo tiempo, otro grupo de oficiales intentaron dialogar con su marido que sí estaba en el edificio de enfrente, pero el mismo dijo que estaba acostumbrado a que ella «haga lo que quiera» a pesar de decirle lo que estaba sucediendo a nivel mundial. “Hace 32 años que estamos casados y nunca la pude convencer de nada”, comentaba en aquel momento el esposo.
Media hora más tarde, de acuerdo a lo que le dijo a la policía, la señora se colocó sus guantes y un tapabocas, juntó sus cosas y se fue a eso de las tres y veinte de la tarde. Ante esto, los oficiales la acompañaron, buscaron detenerla y tuvieron una serie de forcejeos para evitar que ingrese a su domicilio. Fue así que ella quedó imputada por violación de cuarentena.