El seleccionado europeo, liderado por Kevin De Bruyne, llegó a la Copa como uno de los favoritos, pero quedó rápidamente eliminado y aparecieron los reproches.
El seleccionado de Bélgica simbolizó una de las mayores decepciones del Mundial de Qatar 2022. A mediados de noviembre pasado, los Diablos Rojos viajaron desde Europa a Doha con muchas expectativas y hasta con el apoyo del Rey Felipe de Bélgica, que se despojó del protocolo y participó de un video en el que se lo veía asumiendo -con humor- el papel de entrenador de la selección, publicó La Nacion.
Sin embargo, todo terminó muy mal, con una pronta eliminación: fue tercero en el Grupo F (producto de una derrota con Marruecos, un empate con Croacia y una victoria ante Canadá). Durante y, sobre todo después, explotó la interna del grupo. A medida que pasan las horas se conocen más detalles.
Uno de los primeros cimbronazos llegó con las declaraciones de Kevin De Bruyne, el talentoso jugador de Manchester City. “¿Si Bélgica puede ganar la Copa del Mundo? No hay posibilidad, somos demasiado viejos”. Pecó de honestidad brutal en una entrevista con The Guardian realizada en la antesala del Mundial.
Según sus palabras, el tren pasó en 2018. La generación dorada belga llegó al podio de Rusia 2018 (cayó en las semifinales ante Francia, el campeón) y mostró su mejor versión eliminando a Brasil, en los cuartos de final. En Qatar se soñaba con el equipo del toque elegante de Eden Hazard, de los goles de Romelu Lukaku y de la calidad de De Bruyne, pero poco de eso llegó a la competencia de Medio Oriente.
Después del fracaso en Qatar y en medio de distintas divisiones internas, cinco miembros del equipo de Bélgica volaron a sus casas separados de sus compañeros del plantel. Thomas Meunier, Axel Witsel, Jeremy Doku, Arthur Theate y Lois Openda pagaron sus vuelos privados, según Het Laatste Nieuws, un periódico en neerlandés con sede en Amberes, Bélgica. El diario informó que los cinco jugadores llegaron a Bruselasantes que el resto del plantel.
La campaña de los Diablos Rojos estuvo plagado luchas internas, luego de que -supuestamente- De Bruyne creara ciertos disturbios dentro de la concentración durante la primera semana en Qatar.
El DT Roberto Martínez intentó suavizar las palabras de De Bruyne vinculadas a la veteranía del seleccionado, habló de una “noticia falsa”, pero Eden Hazard admitió que “se habían dicho palabras” después de las afirmaciones de De Bruyne, luego de la discusión pública de De Bruyne con Toby Alderweireld en el partido frente a Canadá.
El defensor Jan Vertonghen también pareció hacer referencia a las palabras de De Bruyne después de la derrota ante Marruecos, ante los micrófonos: “Probablemente también ataquemos mal porque somos demasiado viejos, ¿no?”.
Después de la eliminación de Bélgica de la Copa del Mundo, la esposa de De Bruyne, Michele Lacroix, publicó una foto de la figura del Manchester City (compañero de Julián Álvarez) en Instagram con sus hijos, con el título: “Ganamos juntos y perdemos juntos”. También según Het Laatste Nieuws, cuatro jugadores del seleccionado serán “suspendidos” del equipo en las futuras competencias.
Otra de las diferencias del grupo quedaron expuestas en el lenguaje. Según reconstruyó The Athletic, en las agradables primeras etapas del seleccionado, al técnico Martínez se le ocurrió una idea para romper con la barrera del idioma.
Creó una suerte de pauta neutral entre los jugadores del norte belga, que hablan neerlandés en su variedad flamenca, y aquellos cuya primera lengua es la francesa. El DT impulsó que en el vestuario, ante acciones grupales, se hablara en inglés.
Le convenía a él también, dado que es un español que habla inglés con fluidez, pero no francés ni flamenco. Creó una sensación de igualdad y unidad en la selección. Pero el espíritu colectivo se fue perdiendo y las camarillas aparecieron en el vestuario. Gradualmente, algunos de los jugadores se encontraron hablando de nuevo en su lengua materna, y la comunicación grupal se fue perdiendo.
Bélgica lució como un equipo oxidado en Qatar. Muchos jugadores, según las distintas versiones, celebraron cuando el técnico Martínez les anunció en el vestuario que no seguiría en el cargo.
Otros desearon que se hubiera ido mucho antes: lo culparon por no poder reconstruir y revitalizar el equipo. Cuentan que desde antes del Mundial estaba previsto un “día de la familia” para después del partido entre Bélgica y Marruecos, disputado el 27 de noviembre.
Pese a la caída de los europeos, el encuentro se realizó y compartieron una “barbacoa”, pero el clima fue muy tenso. Se habían producido desacuerdos y señalamientos en el vestuario. Kat Kerkhofs, la esposa del delantero Dries Mertens, participó de un podcast y expresó que si bien creía que los jugadores eran “súper dulces el uno con el otro”, la parrillada había sido “realmente incómoda”.
Bélgica jugó su último partido del Mundial el jueves, ante Croacia. El sábado ya se lo vio a De Bruyne de regreso en Cheshire, Inglaterra, en una escuela local viendo jugar al fútbol a su hijo. Las miserias de Qatar 2022 dejaron heridas que tardarán en cicatrizar.