Esas fueron las palabras del intendente Juan Pablo Luque, tras recorrer este miércoles las instalaciones de la capilla San José de barrio Máximo Abásolo, a fin de interiorizarse sobre las necesidades de la entidad y avanzar en el fortalecimiento de los vínculos entre el Ejecutivo local y los vecinos de las distintas zonas de la ciudad.
En este contexto, Luque sostuvo que “teníamos una reunión programada con las integrantes de la comisión que trabaja en la iglesia San José, quienes llevan adelante una tarea con mucho sacrificio basada en la fe y en intentar brindarles un espacio de contención social a todo un sector de Comodoro Rivadavia. Además, cumplen un rol importante con la catequesis y otras actividades”.
Asimismo, agregó que “nuestro deseo era interiorizarnos en algunas temáticas para mejorar la situación edilicia de la capilla, ya que la entidad cumple un rol fundamental para los comodorenses al llevar adelante distintas acciones de apoyo a los vecinos y para ello deben contar con un espacio acorde a sus necesidades. Queremos apuntalar esa tarea porque estamos comprometidos en acompañar a las instituciones que trabajan por la comunidad”.
Por último, el intendente indicó que “el secretario del área de Obras Públicas, Maximiliano López, recorrió el lugar y observó sus problemáticas; además les falta terminar de construir en el interior, pero hasta no tener el respaldo de la membrana y del techo no pueden hacerlo. Por esta razón, nos comprometimos desde la Municipalidad a efectuar estas reparaciones”.
“Sin el apoyo del municipio se nos dificultaría cumplir con nuestro propósito”
Por otra parte, una de las integrantes de la comisión de la capilla San José, María Isabel Medina, manifestó que “fue grato que nos visite el intendente y se comprometa al arreglo de las instalaciones. Hoy, sin el oratorio, estamos conteniendo alrededor de 40 niños y adolescentes en catequesis, pero si el oratorio estuviera funcionando, esa cantidad se duplicaría serian 40 más”.
De esta manera, recordó que la capilla fue construida en el año 2010, pero anteriormente funcionaba en hogares de familias particulares. “Somos un grupo de mujeres y madres de los niños del barrio e intentamos llevar a cabo un trabajo no sólo religioso, sino también social. Por ejemplo, durante Pascuas entregamos pescado y cedimos el espacio para que se dicten los talleres municipales”.
Para finalizar, Medina expresó que “desarrollar este proyecto en soledad es imposible, debe ser de forma mancomunada con el apoyo de los vecinos y del Municipio. Sin recursos, no podríamos continuar con el cumplimiento de nuestro propósito y estamos muy agradecidos por el acompañamiento”.