En una entrevista con LN+ en 2019, el conductor de Morfi: todos a la mesa reveló sus peores temores: “a buena parte de mi familia se la llevó el cáncer”, sostuvo entonces.
Este viernes se conoció la noticia de la muerte de Gerardo Rozín, conductor del ciclo Morfi: todos a la mesa que se transmite por la pantalla de Telefe. El periodista tenía 51 años y estaba recuperándose de un tumor cerebral; en 2019, brindó una entrevista profunda a LN+ en el ciclo Conversaciones, donde habló de su “miedo a la muerte” y los recuerdos de su infancia: “Me gustaría recordarme volando por la escalera”.
El conductor se refirió a sus dos, hijos Pedro y Elena, la “suerte de haberse casado dos veces” y su empuje por haber comenzado a emprender desde muy joven. “Habitualmente no hablo de mí, siempre estoy del otro lado del mostrador”, se resguardó ante la consulta del periodista Victor Hugo Ghitta, sobre el gesto amoroso que “más lo sorprendió” en su vida. “Fue el de mi vieja apoyándome para venir a vivir a Buenos Aires, sabiendo que para ella era un vacío enorme”, sostuvo.
En ese sentido, profundizó sobre la imagen que volvía a su cabeza con frecuencia a la noche, cuando estaba a punto de dormirse. “Hay una suerte de orgullo de papá cuando tengo los chicos en casa, creo que es una construcción que está bien. Cuando me levanto a la noche y paso por el cuarto de los chicos y ves que miden un metro y pico, está tapado, panza llena… hay como un orgullo de papá que, cuando no estas distraído, te lo podés llevar por un ratito. Uno se puede equivocar más o menos. Pero esos cinco segundos te construye una imagen previa al sueño que estás viviendo”, reflexionó.
Además, el conductor habló de su amor por su club y de cómo disfrutaba de las cosas pequeñas de la vida. “En un triunfo de (Rosario) Central pongo muchas cosas importantes. Muchas más cosas de las que podría poner un tipo como yo y de las que el fútbol genera. Es mi lugar de pertenencia, donde nací, la pasión, ser parte de algo, de un colectivo que me hace sentir bien. Central es mi patria. La canción que más me identifica es esa. Es un lugar de disfrute que no dejo que invadan los problemas que me abordan, ni los que yo mismo llevo ni reparto por ahí”, añadió.
Su peor miedo
Ante la pregunta sobre cuál era su máximo temor, Gerardo no dudó en contestar. “Mi peor miedo es morirme joven. Mi peor miedo es el cáncer, porque a buena parte de mi familia se la llevó el cáncer: mi mamá, su hermana, mis cuatro abuelos. Tengo muy presente de qué se trata todo el proceso: desde el momento en el que te enterás, cuando aparece que se levantan, es algo que lo tengo demasiado aprehendido y ese es mi miedo”, aseguró.
Por último, recordó su última imagen de la infancia. “Me gustaría recordarme a mí mismo volando por la escalera. Yo vivía en un séptimo piso y mi mejor amigo en el primero, subíamos y bajábamos las escaleras volando. Había un momento donde volábamos. Era como una sensación de libertad enorme y dominio del cuerpo que, como verás, después se hizo imposible de alcanzar”, sintetizó.