Es de Comodoro, teje amigurumis y los cambia por alimento para perros de la calle: Lleva donando toneladas

Virginia pasa sus días gestando acciones solidarias para llegar a quienes más lo necesitan y no tienen voz: los perros. Su profesión le demanda mucho tiempo, pero siempre encuentra las horas necesarias para tejer u…

miércoles 22/06/2022 - 22:14
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Virginia pasa sus días gestando acciones solidarias para llegar a quienes más lo necesitan y no tienen voz: los perros. Su profesión le demanda mucho tiempo, pero siempre encuentra las horas necesarias para tejer u organizar una rifa con el único fin de darles más y mejor vida a los animales.

El amor por los animales viene de familia. Su padre fue uno de los fundadores de la Sociedad Protectora de Animales de Comodoro en la década de 1980. Creció acompañándolo a llevar alimento a un predio en el Cordón Forestal donde había una pareja de “viejitos” que cuidaba a cientos de perros. “Con mi viejo íbamos a llevarles alimento y ropa para los perros y también para sus humanos. Además de materiales para hacer cuchas, y demás”, comienza recordando Virginia.

Pasó un tiempo y llegó el momento de dejar momentáneamente la ciudad. Su formación profesional fue afuera, pero eso no impidió que siga cuidando a los animales desde su lugar. Se unió a sociedades o grupos de mascoteros e incluso formó parte de El Campito, uno de los refugios más grandes de Buenos Aires y el país, donde formó grandes amistades que perduran al día de hoy. Ella los define como “todos locos con esta misma pasión: ayudar a los sin voz”.

Si bien no hay datos precisos sobre la población canina en Comodoro, estiman que supera los 150.000 en toda la ciudad. Un importante porcentaje corresponde a perros semi-domésticos, que tienen quién los alimente pero no quién los acoja adentro de sus viviendas o patios cerrados. En el caso de los perros callejeros, estos se mueven en jaurías que en algunos casos representan un peligro para los vecinos.

Hace 7 años volvió a su ciudad natal. Llegó a Comodoro con ganas de seguir ayudando, y se tomó el tiempo de pensar en cómo sería la mejor manera de hacerlo. “Tengo varios hobbies, siempre me gusta aprender a hacer cosas diferentes: tapicería, costura, tejido, fotografía, lo que sea. Un día me vi llena de muebles, de cartucheras, de muñecos y empecé a regalarlos. Hasta que una amiga me dijo ‘¿por qué no haces una rifa con todas las cosas que tenés? ¿Y con lo recaudado compras alimento balanceado y lo donás?’ Y me pareció una idea espectacular«, narra Virginia a EL COMODORENSE.

Así fue que inició organizando rifas con lo que fabricaba, y al ver su compromiso con los animales, sus amigos empezaron a donarle cosas para rifar. “Hice más de 10 rifas, creo. Perdí la cuenta”, confiesa la vecina comodorense, al mismo tiempo que cuenta orgullosa la última rifa que llevó adelante, donde hubo “más de 60 premios, los cuales agrupé y quedaron 26 ganadores”.

Virginia organizó más de 10 rifas con grandísima participación de la comunidad y ya cambió cientos de amigurumis por toneladas de alimento balanceado

Su talento y vocación fueron la mezcla perfecta para gestar las acciones solidarias que hoy, y hace años, impulsa en Comodoro. Virginia está detrás de la cuenta de Instagram @virginiamigurumisok, donde exhibe los amigurumis que cambia por bolsas de comida para perro.

¿Qué son los ‘amigurumis’? El término proviene del idioma japonés y significa ‘peluche tejido’. “Básicamente, son muñecos tejido a crochet”, explica. “Al principio, hacía modelos chiquitos y los regalaba. Hasta que amigos y familiares me empezaron a pedir cosas específicas. ¿Me podés hacer un Stitch? ¿Me podés hacer un chanchito? ¿Me podés hacer a mi perro? Así, empecé a probar. Siempre siguiendo tutoriales. Y los seguía regalando”, rememora.

Amigurumis a pedido: los trabajos de Virginia cautivaron a los usuarios de Instagram que buscan inmortalizar a sus mascotas mediante un divertido muñeco tejido personalizado, al mismo tiempo que ayudan a otros perros.

Sus trabajos eran tan buenos que gente desconocida empezó a seguirla y hacerle pedidos. Allí surgió la idea de intercambiarlos por alimento balanceado y que todo lo recaudado fuera para donar a personas que mantienen refugios o ayudan a perros de la calle.

Tanto el alimento de los amigurumis y lo recaudado con las rifas es repartido en los diferentes barrios de la ciudad, siempre mediante personas con la misma vocación que ella. “Marielle Quipildor (@marielle.quipildor en Facebook) alimenta perros de Laprida con su amigo Alejandro (https://youtu.be/pgUl6HAlfAs), y Vanesa Medina (@vanesa.medina.3720) recorre alimentando perros en basurales y zonas alejadas de zona sur”, grafica Virginia a EL COMODORENSE.

Rosa tiene 46 perros y 8 gatos rescatados además de animales de granja. Se gana la vida siendo vendedora ambulante y durante la cuarentena no pudo juntar el dinero necesario para alimentar a sus animales. Hasta allí fue Virginia, que comenzó donándole ocho bolsas de 20kg de alimento balanceado reunidos con la realización de amigurumis.

UN FUTURO MEJOR

La vecina reconoce los avances en materia de control de la población de perros en Comodoro, y dice estar “muy contenta que hayan aprobado la Ordenanza Municipal N° 15.776 el año pasado”. Para ella, es imposible pensar en los perros sin recordar a su padre, que le inculcó el cariño y cuidado a los peludos de cuatro patas. “A mi viejo no lo tengo hace muchos años y sé que estaría muy feliz”, asegura.

Sin embargo, no olvida que para que esto funcione debe cumplirse “al pie de la letra”. Sabe que es una ordenanza basada en las sugerencias de la Red de Políticas Públicas, y que “se está haciendo lo que se puede, pero para poder empezar a ver resultados definitivos, hay que hacer más”.

La Ordenanza Municipal N° 15.776, sancionada en 2021 por el Concejo Deliberante, establece la castración quirúrgica gratuita, masiva, temprana, abarcativa, sistemática y extendida como único método para el control del crecimiento poblacional de perros y gatos en todo el ámbito del ejido urbano.

Entre los requerimientos de las personas encargadas de proteger a los animales, enumera la falta de “otro puesto de castración, y no uno solo como hay ahora”. Además, hace hincapié en la urgente necesidad de la educación, porque sin ella “es muy difícil que la gente entienda la importancia de la castración masiva y sus resultados a largo plazo, y eso debe hacerlo el Estado”.

Consciente de esta necesidad, junto a otras dos amigas dan charlas en los lugares donde se solicite sobre la tenencia responsable y maltrato animal. “La última fue en la Escuela N°743, donde nos escucharon y nos entregaron muchísimas preguntas. Estamos dispuestas y ofrecemos dar esta charla en vecinales, asociaciones, escuelas y donde se requiera”.

Virginia las define como “un grupo de buenas vecinas con buenas intenciones, siempre del lado del proteccionismo”, y pregona que “la única solución posible, definitiva, a largo plazo, más ética y más eficaz, segura y económica, es la de las castraciones”.

Además, sostiene que “deben ser masivas  (mayor cantidad de perros en el menor tiempo posible), sistemáticas (sostenidas en el tiempo), gratuitas, extendidas (cubriendo la mayor cantidad de territorio posible) y abarcativas (perros, gatos, machos, hembras, adultos, cachorros, mestizos, de raza, preñadas, en celo)”.

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