La búsqueda científica de una empresa privada, que solo cobraría en caso de obtener resultados positivos, concluyó con la noticia esperada por todos: encontraron el submarino ARA San Juan . La información fue confirmada por el ministerio de Defensa y la Armada Argentina vía Twitter y a través de un comunicado.
«El #MinisterioDeDefensa y la #ArmadaArgentina informan que en el día de la fecha, habiéndose investigado el punto de interés N°24 informado por Ocean Infinity, mediante la observación realizada con un ROV a 800 mts de profundidad, se ha dado identificación positiva al #AraSanJuan», se anunció.
El buque de la Armada Argentina había desaparecido el 15 de noviembre del año pasado con 44 tripulantes a bordo, cuando se dirigía desde Ushuaia a Mar del Plata.
Antes de confirmar la información a la prensa, alrededor de la medianoche, la Armada se comunicó con los familiares y con la jueza Marta Yáñez para informarle del hallazgo.
Según informó Ocean Infítiny, que cobrará 7.5 millones de dólares por el hallazgo, el submarino estaba localizado a 800 metros de profundidad en el Atlántico Sur, a unas 250 millas náuticas (460 kilómetros) del golfo chubutense de San Jorge, donde se había montado el centro de operaciones durante la búsqueda. Este es un punto que ya habían revisado pero no habían encontrado nada; los familiares fueron los que insistieron en el retorno al lugar, un área específica donde se suponía que podía estar el submarino.
El trabajo de la empresa de los Estados Unidos había comenzado el 8 de septiembre a unas 300 millas náuticas de Comodoro Rivadavia. Hasta ahí habían llegado a bordo del barco noruego Seabed Constructor 40 integrantes de la firma, entre marinos y técnicos, acompañados de cuatro veedores de los familiares y tres del Estado.
Para la búsqueda trajeron la última tecnología disponible en el mundo. Fueron cinco los vehículos submarinos autónomos (AUV) con los que se mapearon casi 7 mil kilómetros cuadrados de lecho marino.
Tras navegar cuarenta horas en promedio, los AUV eran recuperados del mar cuando se acaba la batería. Una vez arriba del buque, se descargaban los datos recabados por el sonar de barrido lateral, la sonda multihaz y el magnetómetro. Esto demoraba unas cuatro horas. El procesamiento posterior, llevaba entre 10 y 12 horas más.
En base a ellos se definían los «puntos de interés» que serían investigados por los Remote Operated Vehicle (ROV), que cuentan con cámaras de video de alta definición que transmitían imágenes en vivo.
Los «puntos de interés» se calificaban en una escala de cinco niveles: la clase «A» corresponde a la identificación del submarino, la «B» una «probabilidad alta», la «C», es de «probabilidad fuerte»; la «D» refiere que a una «improbable compatibilidad», y la E, «identificado como incompatible».
Hasta dar con el ARA San Juan se descartaron 24 puntos, en su mayoría, formaciones geológicas
Con el hallazgo horas antes de finalizar la primera fase de la búsqueda, la firma cumplió con su contrato y ahora será tiempo de que el gobierno de Mauricio Macri evalúe la factibilidad de recuperar el submarino con los 44 marinos que yacen en el fondo del mar.
Qué pasó, según los expertos Para llegar a estas conclusiones, los integrantes del equipo analizaron casos anteriores y bibliografía internacional. Además, se reunieron con otros expertos internacionales, con personas que llevaron adelante la reparación de media vida del submarino y mantuvieron contactos con la Organización del Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés) que detectó la «anomalía hidroacústica» el 15 de noviembre pasado.
Según el documento, los hechos comenzaron con un incendio en el tanque de baterías ubicado en la proa. El incidente habría sido provocado por la entrada de agua a través del snorkel. El temporal del 14 de noviembre era desde el sudoeste, es decir que el submarino en superficie debía navegar hacia el noreste para que las olas vinieran de popa y afectaran menos la navegación.
El incendio obligó a que el ARA San Juan saliera a superficie, de noche, y en medio de una tormenta. Controlar ese incidente, sacar el humo y el hidrógeno podría haber llevado horas, en la oscuridad y con clima hostil. Según el reporte, cuando se pudo controlar [aunque sea parcialmente] la situación, se decidió ir a inmersión con intención de navegar hacia Mar del Plata y seguir trabajando en las reparaciones.
Para los expertos, llegado este punto, la tripulación acumulaba desgaste «físico y psíquico» por haber estado en esa situación toda la noche. Eso no fue reportado en la última comunicación de las 8.52 del 15 de noviembre.
A partir de allí, en algún momento se habría reavivado el incendio o desatado uno nuevo. Otra vez a oscuras y ahora con la tripulación cansada, una nueva explosión podría haber generado descontrol. Ante esa situación, se perdió o se vio afectado el «sistema de gobierno» de la embarcación, que se habría ido hasta el fondo. A estas alturas, los tripulantes ya habrían tomado conciencia de su destino final. Cabe destacar que, a la hora de salir a superficie, no se tiene en cuenta la profundidad del mar en ese sector porque no se imaginaba que pudiera ocurrir una falla que dejara al submarino sin control.
Según la Comisión, la explosión que se detectó, en realidad fue una implosión y el abollamiento del casco por la presión del agua. Eso es lo que se pudo chequear a través del CTBTO. Ahora, ante el hallazgo de los restos del submarino, tal vez puedan terminar de reconstruir lo ocurrido tras la desaparición.
La distancia entre la explosión y el del hallazgo
Son 41 kilómetros los que separan el lugar donde explotó el submarino ARA San Juan hace poco más de un año del que lo encontraron anoche.