La decisión del gobierno argentino de no licitar más obra pública nueva y cancelar las licitaciones aprobadas de los proyectos que no han comenzado tiene un efecto rebote en Uruguay. Los empresarios de la construcción temen que las constructoras de Argentina se instalen en el país y generen “distorsiones” en el mercado uruguayo. Informó Infobae.
Esta llegada de argentinos se daría por la “desesperación” que causa la decisión de Javier Mieli en las empresas que trabajan para la obra pública, algo que genera “preocupación” en la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU), como reconoció su presidente, Alejandro Ruibal, entrevistado en el programa Doble Click de FM Del Sol.
La llegada de empresas argentinas a Uruguay podría dar lugar a “prácticas de dumping”, alertó Ruibal, en referencia a que esas compañías podrían ofrecer en el país vecino sus servicios a un precio menor.
El presidente de la CCU espera que haya una “transición complicada” entre que se desarma el sistema de obra pública que tuvo Argentina en los últimos años y se pasa a un modelo en el que los privados tienen una participación mayor. “Eso lleva a un párate y lo que pasa es que a veces las empresas salen a buscar mercados de forma desesperada para mantener cierta actividad”, explicó el empresario gremial.
Ruibal manejó como posibilidad que las constructoras argentinas ingresen al país sus equipos bajo el régimen de admisión temporaria, que permite la introducción a la plaza de mercaderías exentas de tributos cuando el fin que tienen es ajeno al consumo. Además, especuló, podrían tener otras ventajas a las que los empresarios uruguayos no acceden.
“Traer equipos en admisión temporaria es algo que una empresa extranjera puede hacer. Lo traen en condiciones más ventajosas que los que estamos afincados acá y tenemos que pagar nuestros impuestos y tasas en la importación de equipos”, explicó.
Las empresas del exterior suelen recurrir al régimen de admisión temporaria cuando hay “obras grandes”, que necesitan de maquinarias específicas como grúas, camiones y otros equipos viales. Una vez que termina el proyecto, las constructoras se llevan los equipos del país. Pero la preocupación de la Cámara de la Construcción es que ese régimen se transforme en una “práctica extendida”.
“Si tienen los equipos parados (en Argentina) los (pueden) traer a Uruguay en admisión temporaria. Y sería mucho más beneficioso que contratar equipos acá”, alertó Ruibal.
Antes que se oficializara la promesa de campaña de Milei, la CCU le planteó al gobierno de Luis Lacalle Pou que se necesitaba alguna forma de “igualar las condiciones” entre uruguayos y extranjeros para evitar este tipo de situaciones, a través del cobro de una tasa.
Ruibal aclaró que los constructores de Uruguay no tienen inconvenientes con que haya una mayor competencia en el mercado. “Estamos acostumbrados a competir. Este es un país abierto. Simplemente, compitamos en igualdad de condiciones. Ese es el punto de partida”, nada más.
Entre los más de 100 socios que tiene la cámara hay empresas extranjeras, pero el empresario diferenció a quienes se instalan en Uruguay en forma definitiva de aquellas empresas “golondrinas”.
“Muchas empresas uruguayas trabajamos en el exterior y no es algo tan sencillo. Tenemos que cumplir una cantidad de cosas, lo que no me parece mal porque hay que hacerse responsables de las obras. Cuando uno está con pie a tierra en los países, adquiere más responsabilidad sobre lo que está construyendo”, aseguró.
Rubial dijo que habla con la “voz de la experiencia” y recordó que al país ya llegaron empresas extranjeras que se retiraron de Uruguay con las “obras por la mitad” y debieron ser finalizadas por los constructores locales. “En eso también hay que tener cuidado”, advirtió el empresario.