Se votan diputados y senadores pero la elección se convirtió en una puja de modelos. La historia de las últimas elecciones y los números que muestran el estancamiento del que hay que salir.
Nadie conoció nunca las propuestas de unos ni de otros. Una campaña sin ideas. “Lado a lado”, “la vida que queremos”, “dar el PASO”, “Es Diego”, “Vamos con Vos”. Son las PASO 2021, una elección obligatoria en la que habrá que ir a votar con reglas completamente diferentes, según publica A24.
Argentina atraviesa una elección inédita en muchos sentidos. Por un lado, la pandemia; por otro, una crisis económica y social que lleva décadas, y que no parece encontrar un camino de salida.
Desde lo político hace años que estamos empatados entre dos modelos que no logran imponerse uno sobre otro. Unos pocos votos de diferencia nos ponen de un lado u otro de la grieta, siempre estancados en el mismo lugar y sin poder salir.
En 2007 se votó a Cristina y empezó un nuevo ciclo en el kirchnerismo, que radicalizó su mirada política y económica. El pico de esa postura se dio durante la crisis del campo.
En 2009 ganó la oposición y el Congreso quedó paralizado.
En 2011 ganó Cristina con el 54% y arrancó el “vamos por todo”. Con cepo al dólar, tarifas congeladas, inflación alta y poco crecimiento, el modelo empezó a mostrar signos de desgaste.
En 2013 ganó la oposición y otra vez parálisis. El gobierno kirchnerista se puso como objetivo “llegar”. Perdió los resortes de la economía.
En 2015 ganó Macri pero con un Congreso adverso. Necesitó del peronismo para imponer su modelo económico. Le votaron mucho pero no todo. Por suerte o por desgracia, según de qué lado de la grieta lo mires.
En 2017 ganó más Macri. Pero no le alcanzó. El Congreso seguía siendo un territorio adverso. Todo se complicó aun más cuando perdió el rumbo en la economía.
En 2019 ganó Alberto. Pero la oposición todavía mantiene el poder de veto en el Congreso gracias a un alto número en Diputados. El Gobierno no muestra mucho interés en negociar. Otra vez todo paralizado.
En 2021, misterio…
Los números del estancamiento
En medio de todo esto los números económicos y sociales son cada vez peores. Otra vez, saltemos la grieta.
Desde principio de 2020 la inflación fue del 75%. La canasta básica desde que asumió Alberto se encareció 73%.
Las tarifas de luz y gas siguen congeladas. No hay que agitar el tema antes de las elecciones. Cristina plantea que es para que la gente pueda calefaccionarse. Pareciera no haber grises entre aumentar un 3000% o aumentar 40% por debajo de la inflación.
En febrero de 2016 el dólar oficial estaba $14. Ahora está 103,25. Aumento del 737%. ¿Zafa Cristina?
En 2010 el dólar blue estaba 4 pesos. Cristina lo dejó en diciembre de 2015 a 14,84. Aumento del 371%.
Macri unificó los dos tipos de cambio arranco con un blue de 16, y subió a 26 en junio de 2018 y lo entregó a 70. Aumento del 435%.
Alberto lo dejó unos meses en 80, escaló a 100 y ya está en 185. 231% en menos de dos años.
En total el blue aumentó en 11 años 4625%. Demasiado cuando todos los gobiernos de un signo y del otro dicen que quieren que la gente ahorre en pesos.
Nada se le puede atribuir a un solo gobierno.
Tampoco si hablamos de pobreza. Según el Indec, con las críticas que hubo en la gestión de Moreno, se puede ver una tendencia: nunca perforó de manera sustancial el piso del 30%.
Néstor le entregó a Cristina 37,2% de pobres
Cristina lo dejó en 30,1% en 2015
Macri, bajó al 25,7%, pero después lo volvió a levantar y entregó en 35,5%
Alberto en el segundo semestre de 2020 tocó los 42%
A esto se le agrega que la pobreza en el conurbano bonaerense era del 44% en el segundo semestre de 2020 y 72,7% de los chicos de esa zona son pobres.
Estos números, lejos de mejorar empeoran.
Modelos en pugna
A lo largo de la campaña en el ciclo de entrevistas de A24.com #CandidatosAlPaso se les preguntó a los principales candidatos con quiénes estarían dispuestos a encarar un acuerdo. En general, la respuesta partía de la negación de las posturas del otro, con incapacidad para reconocer los errores propios y las virtudes ajenas.
Quizás no sea el campo vs. La industria; El mercado local vs. El internacional; el cepo vs. La fuga de capitales.
Esta campaña no logró un punto de encuentro entre los espacios políticos, o al menos entre los espacios mayoritarios.
La elección entre los que gobernaron mal antes y los que gobiernan mal ahora, genera apatía en la ciudadanía. La mayoría de las encuestas y focus groups muestran que la gente no está muy entusiasmada con la oferta electoral. Aunque el miedo a que gane “el otro” (sea quien sea ese enemigo invisible que atraviesa la grieta) puede que sea más fuerte que el deseo de “que se vayan todos”. Ya vivimos esa experiencia y no nos fue bien.
Todos los candidatos hablan de un país que no queremos. Y todos dibujan un mapa conceptual del país que sí quieren. Nadie explica como lo van a lograr sin la otra mitad del país.
Ahora en estas PASO se eligen candidatos a diputados y senadores. En noviembre se eligen los que definitivamente van a entrar al Congreso. Quizás gané el oficialismo por poco y profundice su modelo por un tiempo; quizás gane Juntos por el Cambio y proponga otra cosa que va a chocar con el oficialismo; o quizás cobre fuerza un extremo de izquierda o derecha con voz potente y poca posibilidad de transformación.
O tal vez pase algo peor y la gente decida no ir a votar. Por miedo al Covid, o por apatía o por todo eso junto. Y estarán en el Congreso los que elijan los que vayan a votar, sin que eso cambie sustancialmente la ecuación.
En cualquier escenario, la Argentina va a seguir empantanada. La sociedad está agrietada. El otro es el enemigo. La Patria no es el otro.
El rol del Congreso es generar los acuerdos para sancionar las leyes que trasciendan esa grieta. Los dirigentes tienen que poder saltarla. No hay reconstrucción argentina posible sin ese esfuerzo de la dirigencia. Para eso se les paga el sueldo: si lo logran, la inversión justifica.
Si no lo logran, seguiremos así. Votando cada 2 años para un lado o para el otro, alternativamente y sin rumbo. Viendo profundizar la desigualdad, la pobreza, el estancamiento. Nadie se salva solo.