Un estudio para el período del 31 de marzo de 2017 a fin del mes pasado precisa también cómo evolucionaron los valores en las distintas regiones del país.
En un momento en el que el Gobierno analiza medidas para intentar frenar el ritmo de inflación, que en marzo anotó un récord del 4,8%, a un ritmo anualizado superior al 75% anual, concentrándose en especial sobre el precio de los alimentos y de algunos bienes en especial, como la carne, un estudio comparó la evolución de la inflación general con la del rubro alimentos y bebidas en los últimos 4 años, entre marzo de 2017 y marzo de 2021.
Una primera constatación del trabajo, publicado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) es que en ese período el aumento de precios de Alimentos y Bebidas fue del 335,2%, casi 25 puntos porcentuales más que el 310,6% que aumentó en el mismo lapso el “Índice de Precios al Consumidor” (IPC, o inflación minorista) según el Indec.
Los aumentos anuales entre marzo de cada año y el acumulado de los cuatro años para el rubro «Alimentos y Bebidas» (roj) y el nivel general de la inflación (azul)
El estudio pone el foco en dos cuestiones: la dinámica general de la inflación de alimentos y bebidas sin alcohol, los productos que más subieron y las variaciones que tuvieron en distintas regiones del país. El rubro alimentos y bebidas, explica el trabajo, es “un componente inflacionario de alta sensibilidad, dada su participación en la canasta de consumo de los argentinos”.
En cuanto a la variación del precio de los diferentes productos del rubro Alimentos y bebidas (no alcohólicas) el informe precisa que los que más aumentaron en los últimos 4 años fueron las frutas, con un acumulado del 437,7%, equivalentes a un 52,3% anual. El segundo ítem del rubro que más subió fue la carne, con un 389,6%, seguido por un grupo conformado por café, té, yerba y cacao, con 348,6 por ciento. Dentro de “Alimentos y bebidas”, lo que menos subió fueron las aguas minerales y bebidas gaseosas, 262% desde el 31 de marzo de 2017 al 31 de marzo pasado.
El número en la parte superior de cada barra precisa el aumento acumulado por cada ìtem en 4 años. La parte naranja, la diferencia en puntos porcentuales respecto del ìtem que menos aumentò
El estudio ahonda además en la incidencia de los distintos ítems en el aumento del rubro y concluye que las carnes, por su alta ponderación en el índice y el segundo lugar en el ranking de aumentos, dieron cuenta de un 37,4% del aumento total de “Alimentos y Bebidas”, algo más de 4 puntos por sobre su ponderación de 33,1% en el rubro.
Además, en el último año la carne explicó 45,7% de la inflación de alimentos, el porcentaje más alto de los últimos cuatro años. Mucha menos incidencia tuvieron a lo largo de los cuatro años estudiados “Azúcar, dulces y golosinas”, que aportaron apenas 3,6% del aumento y “Aceites, grasas y manteca” cuya participación relativa en la suba fue de solo 2,4 por ciento.
En cuanto a las diferencias por regiones de los precios de alimentos y bebidas sin alcohol, el estudio resalta la diferente ponderación que los diferentes productos tienen según la región de que se trate. Por ejemplo, la carne y derivados tienen un peso de 37,7% en el rubro en el Noreste argentino, pero de 29,9% en el Gran Buenos Aires.
El aumento del rubro Alimentos y Bebidas en los ùltimos cuatro años, por regiones
La máxima diferencia se da entre la región Noreste, donde la inflación punta a punta de alimentos y bebidas sin alcohol fue del 369,7%, y la región patagónica, donde el rubro registró un aumento del 314%. L”os precios de alimentos y bebidas subieron en el Noreste 56 puntos porcentuales más que en la región patagónica, 48 puntos porcentuales más que en el Gran Buenos Aires, 34,5 puntos porcentuales más que a nivel nacional, 25 puntos porcentuales más que en la región Noroeste, 23 puntos porcentuales más que en la región Pampeana y 16 puntos porcentuales más que en Cuyo”, dice un pasaje del informe, pero aclarando que “no se trata de diferenciales de precios entre una región y otra, sino de diferenciales de suba de precios”.
De todos modos, concluye, “esta disparidad de evolución de precios, en la medida que no sea compensada con una evolución diferencial de salarios de igual magnitud, genera cambios de poder adquisitivo que en algunos casos pueden ser significativos”. Concretamente, concluye, la región Noreste fue la más perjudicada por la inflación de alimentos y bebidas sin alcohol.