La imagen del presidente Mauricio Macri está en su peor momento: solo el 35% de la sociedad tiene una valoración positiva del jefe del Estado. Así, tras la crisis cambiaria, Macri llegó a su peor registro desde que se hizo cargo del Poder Ejecutivo en diciembre de 2015. Por eso, el Gobierno ya trabaja en la reconstrucción con dos ejes prioritarios: cerrar cuanto antes el incómodo acuerdo con el FMI y recostarse sobre la gestión.
Macri perdió entre 5 y 10 puntos en las últimas tres semanas. Se trata de un número que guardan con recelo en la Casa Rosada y que está en el último informe que preparó una consultora «confiable» para el equipo comunicación que lidera el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
El efecto de la «turbulencia cambiaria» impactó sobre la figura del Presidente y el resto de los integrantes de Cambiemos, incluida la gobernadora María Eugenia Vidal, que sigue al tope de las preferencias en el oficialismo. También sobre prácticamente todos los opositores, con una excepción: la expresidenta Cristina Kirchner, que subió de 30% a 32%.
Una particularidad del trabajo que se repartió en los despachos de la Casa Rosada es que la caída no se traslada en la misma proporción cuando se pregunta si votaría a Macri. Ahí la baja no fue tan abrupta: el Presidente aún conserva un 42% de adhesión, número similar al que cosechó Cambiemos en las últimas elecciones.
Ante la falta de un opositor que pueda capitalizar el descenso de la imagen presidencial, crecieron los indecisos. A ellos intentará recuperar el Gobierno con campañas publicitarias que muestran los logros de la gestión, a lo que se sumará un mayor despliegue territorial. El timbreo de ayer fue solo el primer paso.
La campaña apuntará a quienes votaron a Cambiemos en 2015 y en 2017 y hoy están «desencantados» con el Gobierno. También a la clase media, que muestra una baja en la aceptación de la gestión oficial, una baja que no se traslada por el momento de manera consistente a los sectores de bajos recursos.
«La turbulencia nos golpeó, pero deberíamos empezar a salir. Ahora el desafío es recuperar el tiempo, la gente está esperando que le resolvamos los problemas», dijo un hombre con acceso al despacho presidencial.
La baja en la imagen positiva del Presidente y su gestión tomó impulso con la suba de las tarifas y se acentuó en las últimas tres semanas con la crisis cambiaria. «Hubo mucho nerviosismo y eso asustó a la gente», reconocieron fuentes oficiales. Macri hizo referencia a la caída de popularidad durante la conferencia de prensa que brindó en la quinta presidencial de Olivos el último miércoles. Ahí, el jefe del Estado dijo estar dispuesto a perder caudal político a cambio de una reducción de déficit.
«No estoy acá para hacer lo políticamente correcto ni lo que me conviene a mí. Estoy para hacer lo que es bueno para la gente», sostuvo el Presidente.
Aunque el Gobierno aceptó que aún transita un estado de «fragilidad» Macri no cambiará. Aquellos que estuvieron cerca del Presidente las últimas dos semanas se convencieron de que no especulará. «No es tribunero», aseguró un asesor todoterreno.
En el macrismo miran para atrás para explicar el momento. «Caímos, pero no es la primera vez…», describieron cerca del Presidente. Se refería a la baja que mostró la imagen presidencial después de la aprobación de la ley previsional en diciembre y su posterior recuperación.
Superado el sacudón cambiario, en la Casa Rosada apuestan a que a partir de junio comiencen las buenas noticias económicas. «Debería bajar la inflación y no tendríamos que perder el crecimiento», explicó un hombre con despacho en Balcarce 50. Pero eso no será todo. Para recuperar el terreno perdido apelarán a una fórmula que siempre les rindió: cercanía y gestión, las marcas registradas de Pro.