“La canasta básica alimentaria es de 44 mil pesos para un adulto equivalente. Para no ser pobre, se necesitan cerca de 295.000 pesos. Aunque los precios están desacelerando, aún se espera un aumento de dos dígitos”, determinó.
Herrera analizó las conclusiones del último estudio realizado desde el ámbito académico en el que “la canasta básica alimentaria de agosto, que es la que estamos midiendo para el adulto equivalente, nos dio 44 mil pesos para la ciudad, con una mirada que representa el 10,6% y la canasta de indigencia se elevó a casi 135 mil y un poquito menos de 300.000 para no ser pobre, 295 mil pesos aproximadamente”.
“Ya realizamos la medición de fin de mes y del mes de septiembre y notamos que va a ser otro mes arriba de dos dígitos, pero en esta última semanita que está, ya coincidimos con que los precios tienden a desacelerar, que siempre para nosotros es una buena información en el sentido que no escalen y se vayan exponencialmente, nos aleja del peligro de una hiperinflación”, enfatizó.
Al aire por Radiocracia, el contador expresó que “esos 44 mil pesos por adulto serían lo que tiene que consumir para lograr solamente la parte alimentaria, donde nuevamente las frutas y verduras siguen siendo relativamente caras, aportan casi el 27% del consumo, después el pan y los cereales, relegando a un tercer término la carne y sus derivados, y este tercer término significa que la carne no ha aumentado tanto nuevamente, respecto a los otros dos rubros importantes”.
“Después están las leches y los lácteos, y ahí tenés casi el 90% del consumo de la canasta familiar, el otro 10% está en harinas, legumbres, condimentos, gaseosa, vino y cerveza según nuestra clasificación, así que eso da 44 mil pesos aproximadamente por adulto, después para el método de cálculo y transformarlo en un hogar, eso se multiplica por 3,09, entonces eso nos da 135.960 pesos”, concluyó.