Algunos productos aumentaron más del 100% durante el 2022. Comerciantes apuntan a las restricciones a la importación.
Los frutos secos se convirtieron gradualmente en un producto de lujo que puede ser consumido muy limitadamente debido a sus estratosféricos precios.
Hoy, en Comodoro el kilo de castañas de caju se comercia en un precio cercano a los 10.000 pesos, dependiendo cada negocio.
Las almendras no escapan a esta lógica y también rondan el mismo monto, incluso superior, pero los mismos comerciantes debieron bajar los precios debido a que los productos no se vendían debido al elevado precio.
“Tuvimos que bajar el precio porque ya nadie lo podía comprar”, confió el dueño de un almacén a EL COMODORENSE. La situación se repite en otros comercios relevados por este medio.
En el almacén “El Arca del Sabor” la castaña de cajú se vendía a $400 pesos en enero del 2022. Hoy el precio es de $880, lo que se traduce en un aumento superior al %100.
“Hacemos pedidos cada 15 días y casi siempre vienen con aumentos”, detallaron desde el comercio.
Los precios dependen del productor, proveedor y el negocio que los comercie. La gran mayoría de los productos son importados y los aumentos fueron incesantes desde principios de año.
Los constantes aumentos obligan a cada comerciante a vender productos de menor calidad. Es más barata la nuez partida que la que viene entera. Lo mismo ocurre con las almendras, las castañas, los pistachos.
“Conviene más llevarse frutos secos de menor calidad que son los que vienen partidos, que son igual de sanos y ricos, pero por su presentación les bajan el precio”, precisa el encargado de una dietética comodorense.
Los factores que empujaron los aumentos fueron varios: algunos señalaron al precio del dólar, otros a las trabas a la importación, precios remarcados adrede por algunos comerciantes, e incluso el contexto de crisis mundial influyó.
Cada problemática afectó en cierta medida la composición del precio de los frutos secos, que hoy en Comodoro se pueden encontrar a más de $10.000 pesos el kilo.
Lo cierto es que hay opciones más baratas, pero hay que buscarlas. Esa búsqueda es la que viene poniendo en práctica el vecino y se intensifica cuando el bolsillo aprieta más.
También será un factor a tener en cuenta el descenso de consumo de dichos productos hasta que el precio se ajuste a la capacidad económica de una familia que opta por estos alimentos para sus dietas.
