La balanza comercial energética es un saldo que da cuenta de la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de energía. Para tomar dimensión del impacto que tiene este sector en toda la economía, basta ver qué pasó con el saldo comercial durante el 2023: en todo el año pasado, la balanza comercial de la Argentina cerró negativa en US$6926 millones. Por lo que solo el sector energético podría revertirlo.
Desde el Palacio Libertad, Arriazu lanzó en el escenario sus proyecciones sobre la balanza comercial para el sector energético. El economista afirmó que en 2022 fue deficitaria, por lo que se fueron por este sector US$4200 millones. En 2023 cerró neutra, y en 2024 espera que el saldo sea superavitario en US$6000 millones. Sería la primera vez que el cierre es favorable en 14 años.
En tanto, para el 2025 se mostró aún más optimista: proyectó que la diferencia entre el ingreso y egreso de dólares por la energía cerrará en US$13.000 millones positivos. El dato generó ilusión en todo el auditorio. Junto a Arriazu en el escenario se encontraban Federico Furiase, director del Banco Central, y el vicepresidente de la entidad, Vladimir Werning.
Fue Werning quien, en un viaje a Nueva York, en Estados Unidos, le mostró una presentación a inversores en la que estimaba que las inversiones solamente en el sector de la energía, canalizadas vía el Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI) de cara al 2030, ascenderán a US$54.000 millones.
De todos modos, las estimaciones de Arriazu son más optimistas que las de otras consultoras en el mercado. En diálogo con TN, Fernando Marengo, economista jefe de Black Toro y socio del estudio de Arriazu, dio mayores detalles: “Proyectamos que el 2024 termine con un superávit energético de US$6000 millones. Con la información oficial del INDEC acumulada para los primeros 8 meses del año, ya estás en US$3157 millones, y ya pasó el invierno, con lo cual va a caer la importación de energía”.
Para 2025, Marengo explicó por qué cree que el superávit energético podría llegar a US$13.000 millones. Primero, mencionó la ampliación de Oldelval, que es la red de oleoductos que permite incrementar el transporte de petróleo dentro de la Argentina, e incrementar las exportaciones petroleras a Chile y por el Atlántico. Segundo, sumó la Reversión del Gasoducto Norte. “La Argentina pasará de ser importador de gas de Bolivia y la reversión va a permitir que exportemos a Brasil y Bolivia”, mencionó.
Como otros puntos, Marengo habló de la futura plataforma offshore Fénix, en Tierra del Fuego, que sumará mayor oferta de gas, y de la finalización total del gasoducto Néstor Kirchner, que con la inauguración de las últimas dos plantas compresoras permitirá duplicar la distribución. “Tener gas te permite bajar la importación de gasoil y fuel oil para la generación de energía eléctrica”, detalló Marengo. Y concluyó: “Todo esto no son proyectos, son obras que ya se realizaron o se están terminando para el año que viene”.
Dos obras importantes que todavía no se encuentran activas son: la reversión del gasoducto del norte, que permitirá llevar gas de Vaca Muerta al norte argentino; inicialmente, el Gobierno había anunciado que estaría lista para fines de agosto, pero todavía no finalizó. El otro es el oleoducto Vaca Muerta Sur, que permitirá transportar el petróleo desde la megaformación neuquina al puerto de Punta Colorada para poder exportarlo por el Atlántico. La última información oficial, brindada por el presidente de YPF, Horacio Marín, fue que aún no se llegó a un acuerdo entre las petroleras para avanzar, y que YPF no sea la única que lo financie, dado que lo usarán todas.
Aunque menos optimistas, otras consultoras tienen proyecciones positivas para el sector. Nicolás Arceo, de Economía y Energía, estimó una balanza comercial energética de US$5053 millones para 2024 y US$7340 millones para 2025. En la misma línea, Daniel Dreizzen, de Aleph Energy, prevé que para este año un superávit de US$4184 millones y para 2025 de US$7940 millones.
En ambos casos, la causa fundamental es el crecimiento de la exportación de petróleo. Mientras hace 4 años Argentina vendía al exterior menos de US$2000 millones en petróleo, para el 2025 se espera que ascienda a US$9000 millones. En el sector ya se habla de que la Argentina dejará de ser un país exportador de petróleo para pasar a ser un “país petrolero”.
Con un Banco Central con escasez de divisas, el ingreso de dólares de la energía será clave para el plan del Gobierno de fortalecer reservas, bajar el riesgo país, refinanciar la deuda de 2025 y proyectar la salida del cepo, que hoy el mercado anticipa como gradual.