Elva, habló con desconocidos, viajó en bici, tren, barco y avión. En el campo, la montaña y los centros turísticos más importantes del mundo. A sus 81 años, visitó todo, recorrió todo y cargó una mochila repleta de anécdotas, según publica TN.
La abuelita viajera más famosa de las redes vendió sus cosas, sacó los pasajes en 12 cuotas y se fue a Europa en busca de aventuras. Por medio de voluntariados, logró recorrer varias ciudades y ahora, a través de su cuenta @viajeraabuelita, alienta a otros a animarse.
Docente jubilada, costurera y viajera
Luego de jubilarse de la docencia, Elva comenzó a dedicarle más tiempo a la costura y desde hace 30 años que cose camisones para las embarazadas que van a parir en el hospital de su ciudad. Con camisas recicladas, reinventa prendas para quienes más las necesitan.
“La costura, es una de las cosas que más me gusta. Una vez que me jubilé y falleció mi esposo encontré un lugar ahí, nunca me quedé quieta”, contó.
Esa inquietud fue la que la llevó a interesarse por conocer el mundo, pero las vueltas de la vida, los hijos, el trabajo, las obligaciones y la escasez de dinero no le permitían darse el gusto: “Uno nunca ocupaba el primer lugar, hasta que en un momento me dije ‘qué hago acá si a mi me gusta viajar. Me voy’”.
Europa low cost: un pasaje con poco dinero
La que motivó a Elva a viajar fue su nieta Sofía, que vive en Italia. “Me preguntó cuando la iba a visitar y le respondí que a mí me encantaría, pero soy maestra jubilada y no es fácil. Ella me dijo que iba a buscar una solución y a los dos días me llamó y me preguntó si me animaba a hacer un voluntariado”, destacó.
Elva, sin dudarlo respondió que sí y comenzó su travesía. Ella, que tiene un tallercito de costura en su casa, se cruzó en el camino de un matrimonio de Inglaterra que buscaba que su hija de 12 años aprendiera a coser y allá fue. Enseguida se adaptó al lugar y ellos a su abuelita postiza, con quien forjaron una hermosa relación y hasta la llevaron a conocer Susex y Londres.
Cuando su estadía allí se terminó, un escritor de 30 años, que vive en Palma de Mallorca, España, la llamó para que sea su musa. “Quería que le cuente mis experiencias de vida, tenía una casa que provisoriamente la había alquilado y recibía a jóvenes. Ahí me encontré con 16 chicos de todas partes del mundo que me contaron cosas increíbles”, resaltó.
Su viaje continuó con una mujer de 36 años con cinco hijos y que necesitaba ayuda para cuidarlos. “Era en pleno campo, cerca de Valencia, donde tuve la suerte de convivir con inmigrantes que me enseñaron que la vida tiene otro color”, destacó.
Además, en medio de su paseo por España, visitó una escuela justo cuando se festejaba Halloween y notó que uno de los niños no tenía disfraz. Sus papás, inmigrantes marroquíes, no podía costear uno y Elva fue al rescate.
“El chiquito quería un disfraz del zorro, se lo hice y se lo envíe. A los días sus papás me invitaron a tomar el té. Eran muy humildes, pero cuando ingresabas tenían una ambientación que te hacía pensar que estabas allá. Me sirvieron una infusión, me dieron una mini torta y tuvimos una charla larguísima intercambiando información de nuestras culturas. Salí como si hubiese aprendido 10 años seguidos de historia”, detalló.
Durante su estadía, paseó en bicicleta, en moto, en barco y en avión. Elva, sin duda, no se privó de nada. “Hay que salir contarle al mundo cómo somos porque conocen poco de nuestra cultura pero nos quieren y nos respetan”, manifestó.
Dos meses, dos mil dólares y un boleto
La abuelita más famosa de las redes relató que su viaje lo comenzó con US$2000 y al regresar su billetera estaba intacta. En sus casi tres meses de viaje los gastos siempre corrieron por cuenta de quienes la hospedaban lo cual hizo que el costo final solo fuera el del pasaje.
Elva consiguió adentrarse en distintas culturas y regresó al país con una valija llena de anécdotas y muchas invitaciones. “Tuve una oferta en España. Una señora árabe casada con un español querían llevarme gratis a Marruecos. En Castellón me invitaron a trabajar en una escuela. No me quedé, pero durante unos días les conté cuentos a los chicos de un colegio público donde la mayoría eran inmigrantes”, destacó.
Ámsterdam y Münich son otras de las ciudades donde la esperan ya que recibió invitaciones de personas de todo el mundo gracias a las redes. Y además, un ingeniero espacial de Houston, al que conoció durante su estadía, la invitó a pasear y quedarse en su departamento en Barcelona.
Por su parte, los destinos argentinos no se quedaron atrás en su historial. “Hace poco me fui al sur porque uno de los chicos norteamericanos que conocí en el viaje me dijo que estaba en Mendoza y que iba a viajar a Ushuaia. Un viernes recibí un WhatsApp donde me mandaba el pasaje en avión y sin pensarlo armé mi bolso y me fui”, contó entre risas.
Volver al ruedo
Lamentablemente, por temas económicos, Elva todavía no puede volver a viajar. “Tengo semiplaneado algo. En el viaje que hice pagué los pasajes con la tarjeta de crédito y en 12 cuotas pero ahora no se puede, me cuesta mucho”, lamentó.
“No pienso en la estadía, pienso en el importe para el pasaje, cuando me den los números y pueda acumular los créditos me voy. Yo no tengo dinero, pero tengo coraje”, sostuvo.
Finalmente, se dirigió a los que quieren aventurarse en los viajes: “Te nutrís de las costumbres de los pueblos y eso es lo que más lindo. Una noche en Palma me quedé en un hostel, nunca había estado en uno, y caminé hasta las 4:00. Había gente de todo el mundo y yo no tenía nada más para ponerme que mis zapatitos, pero todo eso no tiene precio”.