Elisabetta: “¿Quién es este pelotudo?”

En un video que se viralizó, un varón le explica desde el piso de un estudio a la mejor corresponsal de guerra de la Argentina cómo hacer su tarea. Elisabetta Piqué, corresponsal del diario La…

viernes 25/02/2022 - 11:47
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En un video que se viralizó, un varón le explica desde el piso de un estudio a la mejor corresponsal de guerra de la Argentina cómo hacer su tarea.

Elisabetta Piqué, corresponsal del diario La Nación, hace más de 20 años cubre conflictos bélicos en Bosnia, Haití, Kosovo, Indonesia, Afganistán e Irak. Fue la primera periodista argentina en llegar a Kiev, el epicentro de la guerra que acaba de desatarse, -según publica Infobae-.

En el video se escucha las alarmas, su colega comienza a darle instrucciones: “…y lo segundo que tenés que hacer es alejarte de las ventanas, así que entrá al menos al lobby…”. “Sí, sí, por supuesto”, dice la corresponsal con una compostura envidiable. “Entrá al lobby del hotel, alejate de las ventanas y preguntá si tenés un estacionamiento subterráneo para entrar inmediatamente. Eso es lo más conveniente que podés hacer en este momento. Después, mientras tanto…”.

Elisabetta escucha, mira a los costados y, finalmente, lo corta: “Bueno, los saludo, gracias, hasta luego”. La cámara llegará a tomarla cuando diga a continuación lo que pensamos todos los que seguimos la secuencia: “¿Quién es este pelotudo?”. Todo podría quedar ahí, pero el conductor del programa refuerza y valida en una sola muletilla toda la torpeza de su compañero: “Elisabetta, tranquila. Tomá refugio”.

Piqué cubrió muchas guerras cuando era soltera, y también lo hace ahora que es madre de dos adolescentes, aunque muchos insistan en preguntarle de un modo en que no se atreverían ante un hombre: “¿Pero y los chicos? ¿Cuándo vas a sentar cabeza?”. Nada jamás la detuvo.

En 2003 publicó un diario conmovedor sobre su experiencia en Afganistán. Para ella, la guerra no es una cuestión de género, ni cree que su sensibilidad sea diferente, pero agradece el acceso que tuvo muchas veces a situaciones vedadas a los hombres: poder entrar a las casas de la gente, hablar con las mujeres, que la inviten a pasar a la cocina. En infinidad de oportunidades fue ella la que tomó nota por sus colegas.

En todos los conflictos, siempre se movió como “un perro suelto”, sin el respaldo de las fuerzas militares ni de las grandes cadenas de noticias.

El año pasado volvió a relatar por escrito cómo fue su llegada de Irak, en 2003: “Íbamos por nuestra cuenta, solos, libres. Y totalmente desprotegidos. Sí, con chaleco antibalas –el casco lo conseguí fortuitamente, recogiendo uno tirado por ahí por militares iraquíes en fuga– pero arriesgando en todo momento”.

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