Elías un hombre de sesenta y largos, tiene su puesto en La Saladita, en la parte baja, un poco alejado del tumulto. Es su único ingreso, tiene clientes que le compran y le venden objetos antiguos.
En su puesto se puede observar; desde los primeros teléfonos y celulares, hasta planchas antiguas, esas que usaban arriba del fuego. Herramientas, vajilla de plata, maquinas de escribir, adornos, sifones y hasta un arco y una flecha, de todo.
Elías contó que hace 9 años está vendiendo en La Saladita, y trata de buscar y conseguir objetos antiguos, para ofrecer más variedad. La gente se acerca, pregunta, le llama la atención, otros coleccionan y son clientes fijos. De todas manera señaló que las ventas por estos días están «flojas» y que en este tiempo que no pudo ofrecer sus productos en la feria, vendió muy poco, casi nada. Elías no está muy familiarizado con la tecnología como para ofrecer por redes sociales.
Hace unos años contó que recorrió una feria de antigüedades en Mendoza, en donde pudo comprar varias de las cosas, que tiene hoy para ofrecer.
Es su única entrada de dinero, su mujer tenía un puesto pero lo tuvo que dejar por problemas de salud. Mientras hablábamos con Elías, mucha gente consultó por distintas antigüedades que tenía exhibidas sobre la mesa y también en un carro lleno de cosas que arrastra con su camioneta. Cargado se va a la feria, a pesar de que en su casa tiene mucho más, pero para él solo y por unas horas sería mucho trabajo. Por ahora solo se encuentra los viernes y sábados, días habilitados desde el Municipio para el funcionamiento de La Saladita.