Lula da Silva y Jair Bolsonaro son los candidatos con más chances de pasar al ballotage. También se eligen gobernadores, 27 de los 81 senadores, los 513 diputados federales y 1.035 diputados estatales
Crece la expectativa entre los brasileños ante los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. El foco, claramente, está puesto en el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva -el favorito en todas las encuestas-, y el actual presidente Jair Bolsonaro; dos archirrivales con dos visiones totalmente opuestas de Brasil.
El contexto hace que el país esté en una tensa espera, ya que este mismo domingo podría conocer a su próximo jefe de Estado. De acuerdo a los datos aportados por las encuestas que se difundieron en los últimos tiempos, Lula podría imponerse incluso en primera vuelta, algo que no ocurre desde 1998, mientras que Bolsonaro insiste en que los sondeos mienten y ha dejado planear dudas sobre si aceptará el resultado, alegando un posible fraude.
Luego de cerrados los comicios, el Tribunal Superior Electoral (TSE) comenzó a difundir los primeros resultados. Con el 60,33 de las mesas escrutadas en Brasil, Jair Bolsonaro gana las elecciones presidenciales de Brasil con el 46,01 de los votos, según informó el Supremo Tribunal Electoral. En tanto, Luiz Lula da Silva obtiene el 45,20%.
Como se esperaba, el resto de los candidatos se ubican muy lejos de los principales aspirantes. Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño, y Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, apenas superan el 5 y 3%, respectivamente. Los otros siete, en tanto, no logran pasar el 1%.
Según las autoridades, la jornada culminó con tranquilidad y sin incidentes mayores. La información cobra dimensión si se tiene en cuenta que las elecciones de 2022 son las más polarizadas desde que Brasil recuperó la democracia en 1985. La campaña, de hecho, se ha caracterizado por un clima de crispación entre el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, el gran favorito en las encuestas de intención de voto, y el actual presidente, Jair Bolsonaro, quien busca la reelección.
La polarización entre los principales candidatos se extendió a sus seguidores, con algunos casos de ataques y muertes motivadas por discusiones políticas en los últimos días.
En esta jornada, que se inició a las 08.00 hora local (11.00 GMT) y terminó a las 17.00 (20.00 GMT), estaban convocados unos 156,4 millones de votantes para elegir al presidente, a los 27 gobernadores, a los 513 diputados, a un tercio del Senado y renovar a los representantes en las asambleas legislativas regionales.
Una vez que cerraron los colegios electorales en todo el país -a las 17 locales (20 GMT), el TSE comenzó a difundir los primeros boletines con resultados oficiales.
La última encuesta del Instituto Datafolha atribuye 36% de las intenciones de votos válidos a Bolsonaro frente a 50% para el ex presidente Lula (2003-2010), porcentaje mínimo para evitar un segundo turno el 30 de octubre.
“Unas elecciones limpias deben ser respetadas”, dijo el presidente brasileño en la jornada de este domingo tras votar en Rio de Janeiro, y deseó que “venza el mejor”. El ex capitán del ejército, no obstante, no respondió al ser consultado si iba a aceptar los resultados, que aguarda en la residencia presidencial de la Alvorada, en Brasilia.
Lula votó por su parte en Sao Bernardo do Campo, región de Sao Paulo donde se forjó como líder sindical en los años setenta, y dijo desear que Brasil “vuelva a la normalidad”. “Este país precisa recuperar el derecho de ser feliz”. “No queremos más odio”, agregó en alusión a la polarización de la sociedad que se ha acentuado bajo el gobierno Bolsonaro.
Bolsonaro, de 67 años, gobernó el mayor país de América Latina a golpe de crisis, especialmente con una fustigada gestión de la pandemia que dejó 686.000 muertos y un desafío constante a las instituciones democráticas. Mantiene un sólido apoyo entre el electorado evangélico, el agronegocio y los sectores más conservadores.
Lula, que presidió Brasil durante un periodo de fuerte crecimiento y dejó el poder con un envidiable índice de popularidad, vuelve al ruedo político con 76 años y sin poder sacudirse la mancha de la corrupción, aunque sus condenas en el escándalo “Lava Jato” fueron anuladas por motivos procesales.
Excarcelado en 2019 tras pasar 19 meses en prisión, cuenta con el respaldo de las clases populares, las mujeres y jóvenes y trata de seducir al mercado y sectores moderados. Su candidato a vicepresidente es el tecnócrata Geraldo Alckmin.