Cada vez que ocurre un evento geológico vinculado con el cerro Chenque y la traza de la Ruta 3 que comunica el norte y el sur del país vía terrestre, como lo que ocurrió recientemente con la aparición de nuevas grietas en esa “zona crítica”, se menciona, una y otra vez, aquella oportunidad que tuvo Comodoro de poder concretar un “Viaducto” que hubiera solucionado no solo los problemas de deslizamiento del cerro sino también del ordenamiento del tránsito tanto de camiones que van y vienen desde el norte y el sur, como la circulación vehicular en la propia ciudad.
Esta oportunidad se había presentado hace más de veinte años y atravesó las gestiones municipales encabezadas por el justicialista Marcelo Guinle y el radical Jorge Aubía -según publica Diario Crónica-.
Desde el Gobierno Nacional se garantizaba el presupuesto para la obra, pero finalmente ésta nunca pudo avanzar por la férrea oposición de vecinos, empresarios y algunas instituciones que se manifestaron en contra del proyecto. “Lamentablemente, mucha gente de ese entonces no entendió lo que esto podía significar” lamentaron quienes estaban a favor de esa obra, y cuestionaron la poca “visión de futuro” de la ciudadanía en aquel entonces.
Esa cuestión fue recordada por José Manuel “Maní” Corchuelo Blasco en una entrevista que hace un tiempo mantuvo con este diario, también por un evento geológico similar al actual.
Obra con visión de futuro
Hace unos 20 años atrás, Comodoro Rivadavia pudo haber iniciado un ciclo de transformación urbana para siempre con una obra visionaria como la de los primeros pobladores de hace más de un siglo: una autovía de 26 kilómetros desde el cruce de las Rutas 3 y 39 introduciéndose por calles de la ciudad hasta el cruce de las Rutas Nacional 3 y Provincial N° 26. Vialidad Nacional planteó la necesidad de dicho camino al que se lo conoció como “el Viaducto de Comodoro Rivadavia”.
En base a un convenio de Vialidad Nacional, el Estado provincial y la Municipalidad de Comodoro Rivadavia, se acordó que el proyecto de obras debía ser realizado por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, consultora principal, por ley, del Estado chubutense.
Obra con visión de futuro fue la misma, con sus tramos por las rutas, caminos y calles, los barrios, y un sector de poco menos de dos kilómetros por sobre el mar Atlántico en estas costas hasta desembocar en áreas del puerto de la ciudad. Continuaba en ruta a construir también enfrente y con vistas al mar sobre sectores de la costa hasta culminar ingresando hacia el oeste hasta la rotonda “Doctor Diego Zamit” (cruce de rutas 3 y 26), con un puente suspendido distribuidor del tránsito. Se proyectaron también unos diez puentes carreteros, distribuidores viales, rotondas y otras obras.
Mientras avanzaban las tareas hacia el proyecto, en una gestión de varios años que atravesó dos períodos de gobierno municipal de distinto signo político con absoluto apoyo inicial del exintendente Marcelo Guinle (PJ) y la continuidad de estímulo del exintendente Jorge Aubía (UCR), finalmente, cuando las conversaciones ya estaban muy avanzadas para concretar la obra, surgieron diferencias de criterios públicos y privados. Diversos actores -personas e instituciones- participaron en la frustración de la construcción.
“La plata está”
Eso expresaba Néstor Carlos Kirchner, cuando visitó Comodoro Rivadavia, después de haber asumido la Presidencia de la Nación en 2003. Finalmente no hubo acuerdo para la concreción y ejecución del presupuesto que había comprometido el expresidente. Ante la consulta, José Manuel Corchuelo Blasco recordó el tema y se mostró muy apenado por cómo terminó todo.
“Una oportunidad perdida, desvergüenza que todavía nos causa, a muchos, mucho dolor. Me pongo en el lugar de aquellos que se opusieron de diversos modos, con diversas herramientas y tengo que comprenderlos, pero no comparto para nada lo que nos pasó como comunidad con aquel proyecto terminado y listo para avanzar. Fue un afortunado proyecto realizado con compromiso y esfuerzo por los profesionales de nuestra universidad nacional que quedó solo como una coyuntura posible de envergadura urbana que perdimos, fue un perjuicio para el futuro de nuestra querida ciudad, calificada como la urbe más importante de la Patagonia” dijo “Maní” Corchuelo Blasco.
El proyecto del Viaducto tenía tres puntos institucionales principales de apoyo: Vialidad Nacional, el Estado Chubutense y la Municipalidad de Comodoro Rivadavia. La Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) fue asimismo un ente principal e imprescindible atravesando la gestación y realización del proyecto, docentes y equipos de las facultades, principalmente de Ingeniería y la de Ciencias Naturales, fortalecieron aquel proyecto, que tuvo aprobación de las tres instituciones nombradas anteriormente. La presentación con la documentación, planos, maqueta, todo presentado públicamente en el hall central de la Municipalidad tuvo la aprobación y conformidad plena de las autoridades, de medios de comunicación y de vasta población.
Lamentablemente, cuando hubo que debatir el tema en instancias finales, contando con el compromiso del presupuesto desde la Presidencia de la Nación, hubo debilidades institucionales locales traducidas en ausencia de la continuidad de apoyo, incluso con la conformación de una comisión que integraron el Centro de Ingenieros, la Sociedad de Arquitectos (SACORI) y representantes de la administración del puerto local.
“Ante muchas frustraciones en la vida de la ciudad para sustentarla como el polo de crecimiento y desarrollo, tantas veces aducida la imposibilidad económico-financiera y la distancia de los lugares de decisión, que un presidente de origen patagónico que conocía sobradamente nuestra urbe asegurara el presupuesto y desde la misma ciudad se lo rechazara para dicha obra, existió por lo menos una incomprensión de aquel presente y debilidad de visión hacia el futuro. El presidente Néstor Kirchner nos había dicho que la plata estaba, y que teníamos que ponernos de acuerdo los y las comodorenses para concretarla para el viaducto”, rememoró el exdiputado nacional.
En esta línea, Corchuelo Blasco lamentó que desde diversos ángulos se haya operado en contra de acciones favorables, como las que sostuvieron los exintendentes Guinle y Aubía en sus períodos al frente del Municipio, para la no concreción de la obra que hubiera transformado por completo a Comodoro Rivadavia. También se mostró crítico con algunos sectores periodísticos en esos tiempos, que condicionaron la concreción de la obra.
“Hubo personas e instituciones que no acompañaron el proyecto, entre ellas vecinos temerosos de perder su cultura de vida o la integración de sus barrios, y también empresarios que temían que sus negocios se vieran afectados -dijo “Maní”-. Como expresé, los comprendo, pero no comparto que haya culminado todo con la desactivación, la falta de interés, las omisiones de acciones. En la última audiencia pública se expresaron cosas que causaron mucho dolor, ocasión perdida, e intervenimos varios. La conclusión es que después de haberse trabajado tantos años y con el viaducto comprometido por el Estado nacional, finalmente la obra no se concretó” recordó con tristeza el dirigente comodorense.
“Siempre pienso que hubiéramos logrado un punto de inflexión para la realidad de la ciudad y su futuro en plena Patagonia. Néstor Kirchner me dijo a mí personalmente que la plata estaba, pero nunca hubo entre nosotros aquí el acuerdo final sobre el viaducto y sus obras, que nos había pedido”, recalcó Corchuelo Blasco.
Oportunidades que no se recuperan
Corchuelo Blasco también recordó un encuentro que mantuvo con el entonces ministro de Planificación de Nación, Julio de Vido, quien le dijo, al igual que en su momento el Presidente Néstor Kirchner, que el dinero para la obra del viaducto estaba, y que lo único que hacía falta era que todos los actores se pusieran de acuerdo. Además, brindó una reflexión final y señaló que esta obra fue “una oportunidad perdida”.
Bastante crítico, el exministro de Salud de la Provincia planteó, respecto al truncado proyecto del viaducto que “la realidad es que cuando los pueblos permiten que la historia les pase por arriba, pierden oportunidades que no recuperan. Lamentablemente, mucha gente de ese entonces no entendió lo que esto podía significar”, sostuvo.
Recordó que en momentos finales de este historial tuvo una entrevista en el despacho municipal y planteó la necesidad de apoyar desde un Municipio que desde los inicios dio empuje y punto de apoyo a la idea de concretar el gran Viaducto, aunque el mandatario de ese momento le respondió que había otros proyectos para Comodoro, y que este no era prioritario.
“Me pidió que hablara con el entonces ministro de Planificación, el arquitecto Julio de Vido, que tenía incumbencia en los temas de obras públicas. Por nuestra historia política y la relación con Santa Cruz yo tenía buena relación con el ministro, de modo que gestioné una audiencia que me fue otorgada de inmediato” recordó “Maní”.
“Únanse o jódanse”
Corchuelo Blasco viajó a Buenos Aires y en el encuentro con el entonces ministro De Vido ambos conversaron acerca del Viaducto de esta ciudad. “Le dije que el intendente me había instado a recabar la seguridad o la opinión sobre el tema por parte de él. No olvidemos que Vialidad Nacional dependía orgánicamente de Julio de Vido. Yo iba a hablarle de la certeza del dinero con destino al viaducto que el presidente Kirchner había comprometido en su visita a nuestra localidad. El presidente sabía de la necesidad, se le había dado la información plena del tema por parte de sus funcionarios y por los de nuestra provincia y el Municipio. De Vido me contestó que se trataba de una obra inmensa, a la que se decía faraónica por su envergadura. Él me aseguró lo mismo que el expresidente: que el dinero estaba comprometido y que lo único que teníamos que hacer en nuestra ciudad era ponernos de acuerdo”, recapituló Corchuelo Blasco sobre el encuentro con Julio de Vido.
“Como nos había dicho una vez un alto funcionario nacional en unas controversias políticas, y que es de vigencia siempre, sucedió finalmente lo que aquel nos expresaba cuando nos despedía de una crítica reunión: “únanse o jódanse”. Nos sucedió lo segundo con el viaducto por acciones y por omisiones. Rememoro a (Joan Manuel) Serrat cuando nos dice que ‘nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio’”.
Para concluir, el exministro de Salud de la Provincia había dejado una última reflexión en torno al tema del viaducto que nunca se realizó en Comodoro y planteó: “pasaron muchos años y pregunto dónde fue a parar esa plata comprometida por el expresidente Kirchner. En qué se invirtió aquel presupuesto destinado a nosotros, qué cambió o desarrolló en nuestro lugar desde aquellos momentos y ante la pérdida de esa oportunidad. Cierto es que algunas pocas obras se hicieron, algunas rotondas, el puente de Kilómetro 5 sobre la Ruta 3. Lamentable y finalmente no se dio, son cosas que a veces le suceden a los pueblos, oportunidades a la mano, perdidas”, concluyó el reconocido médico y político de Chubut.