El juez Ramos Padilla imputó al fiscal Carlos Stornelli en la causa que investiga las “operaciones de inteligencia y espionaje ilegales” desarrolladas por el detenido Marcelo D’Alessio. Lo considera sospechoso porque “se han recabado pruebas suficientes” sobre su participación.
Las capturas de pantalla entregadas por el empresario, de los mensajes que le enviaba D’Alessio para mostrarle su vínculo estrecho con el fiscal (y que se cotejó que son reales) revelaban ya –según el juez– el cariz de la relación. No sólo por frases como “de lo de Pedro me ocupo yo” (le decía el falso abogado al fiscal) sino porque se advierte un diálogo fluido incluso previo al 28 de diciembre último, cuando comienza la maniobra contra Etchebest.
En los allanamientos fue hallado un cuaderno clave, cuyo original consta en la causa, donde están las anotaciones que se habrían realizado durante un encuentro clave entre D’Alessio y Stornelli en el balneario CR de Pinamar, de donde se desprende el monto que le pedirían a Etchebest pero también la planificación de otras maniobras, que ahora el juez también tiene en cuenta.
Otra de las cuestiones que señalaba Ramos Padilla y que explican la citación a indagatoria se reflejan en esta frase: “Las distintas investigaciones y espionajes que le reclamaba el fiscal a D’Alessio a quien consideraba un servicio de inteligencia de los Estados Unidos y a quien le pedía ‘merca’ (información), le solicitaba ‘investigaciones paralelas’ o ‘extraoficiales’ y hasta operaciones de espionaje para perjudicar a abogados que lo incomodaban. Como ya se ha dicho, D’Alessio no era un simple extorsionador u operador judicial que habría girado a un fiscal descuidado, sino alguien que se presentaba como agente de la DEA y se ponía al servicio del fiscal para realizar tareas de investigación y espionaje”.
Ramos Padilla decidió además citar como testigos a algunas de las víctimas ya vinculadas con la imputación a Stornelli y D’Alessio, y a otras nuevas. Uno es el abogado Ubeira; otro es el hombre de Pdvsa, Brusa Dovat. Pero también convocó a Rodolfo Saturnino Costa y a su esposa María Cecilia Gianonni. Es socio de Víctor Palomino Zitta, un empresario exportador de granos, propietarios de Ciapo Srl que también denunció ante Ramos Padilla que terminó convirtiéndose en arrepentido de “la mafia de los contenedores” en el fuero penal económico, donde está procesado, a raíz de la recomendación de D’Alessio y, agregó, su entonces abobado Rodrigo González. Para todos ellos, y el resto de las personas identificadas que fueron sometidas a extorsiones, amenazas y presiones dispuso la atención del Programa Verdad y Justicia –según publica Página 12-.
En el caso de Ubeira, según describió el juez, hay constancias de distinto tipo que permiten reconstruir la planificación de una cámara oculta que pretendía hacerle D’Alessio para lograr vincularlo a alguna maniobra delictiva y luego denunciarlo. En el procesamiento del falso abogado ya el juez mostraba capturas de pantalla entregadas por Etchebest donde D’Alessio le mostraba que Stornelli le preguntaba si lo había convencido a “Rodrigo” (que sería Rodrigo González, por entonces su abogado) para hacer la filmación clandestina. En el mismo chat D’Alessio le dice que se va a ocupar él mismo porque el abogado estaba con la “defensa de Leonardo Fariña y podía tener problemas con Patricia B”. El primero mensaje sobre el tema es del 28 de diciembre pero todo indica que hablaban del tema desde antes. En otro, después que el supuesto espía hace alarde de su habilidad para las cámaras ocultas, Stornelli le dice “dame una mano”. En el cuaderno/anotador de color negro que tenían D’Alessio en la mesa que compartía con Stornelli en Pinamar y que fue secuestrado, había anotaciones que hacían alusión al abogado de Thomas (Ubeira), agregaba nombres (Federico) Elaskar, (Lázaro) Báez, Leo (Fariña), Rodrigo (González). El primero es defendido por Ubeira en el juicio por lavado contra Báez, donde Fariña es arrepentido estrella y González su abogado. Otra de las palabras era “ardid”.
El apriete al ex directivo de Pdvsa Brusa Dovat, aparece ilustrado por anotaciones en otro cuaderno secuestrado y por conversaciones por chat que mantiene D’Alessio con Etchebest en las que le va contando cómo lograr hacerlo hablar y convertirlo en un testigo o arrepentido y describiera supuestas maniobras de lavado en la Argentina. Las referencias de los diálogos coinciden con hechos ocurridos: notas con determinados periodistas, donde el primero es Daniel Santoro, y la declaración ante el fiscal Stornelli, para que luego éste haga una denuncia. D’Alessio un día le dice a Etchebest, otra vez mostrando su poder: “Hace dos días que lo hice entrar en razones. Un hermoso operativo. Así que ahora lo voy a hacer sentar con Santoro y de ahí a sentarlo con Stornelli para el día lunes que le estén tomando una testimonial y meter en cana todo lo que es Pdvsa y quedarnos con el dinero en la Argentina de Pdvsa Argentina…” Todo indica que querían bloquear los fondos de la firma venezolana en el país. Para ir a la entrevista con Santoro, el falso abogado buscó a Brusa Dovat y una camioneta Land Rover y le dijo que los que iban en el asiento de adelante eran de la DEA y respondían a la embajada de Estados Unidos.
En el mismo vehículo lo llevó a Comodoro Py, a la fiscalía de Stornelli, y con chaleco antibalas. Desde la fiscalía D’Alessio le mandó a Etchebest un video del hombre declarando y la copia del acta. En los teléfonos analizados de D’Alessio se constataron comunicaciones con Stornelli donde le anuncia que va a hacer “arrepentir” a Brusa y le dice que le va sacar provecho por “el factor argentino”.