El triunfo del peronismo en Villa Regina y la consolidación de Martín Soria como el favorito para las elecciones de 2019 en Río Negro, le abrieron la puerta a Cristina Kirchner a tener el año próximo a un gobernador cercano y hasta la posibilidad de un mini-bloque de mandatarios provinciales.
Soria no es un kirchnerista duro y su relación con la ex presidenta y su entorno es más bien sinuosa. Pero en los últimos tiempos ambos sectores vienen actuando en tándem en Río Negro, más por conveniencia que por amor. Esa conveniencia tiene que ver con aislar a Miguel Pichetto, otrora el jefe del peronismo rionegrino.
Esa sinuosidad de los Soria queda en evidencia con los movimientos de su hermana María Emilia en Diputados. Mientras se muestra con una férrea aliada del kirchnerismo y durísima contra el Gobierno, el año pasado se desligó del bloque y bajó al recinto a votar el desafuero de Julio De Vido.
El intendente de General Roca trabaja de cara a 2019 con un lema que es música para los oídos de Cristina: la necesidad de armar un gran acuerdo de toda la oposición contra Macri. En ese sentido, ya acordó con la senadora Magdalena Odarda, ex representante de la Coalición Cívica en Río Negro, y podría llevarla como candidata a vice.
El discurso de Soria contra Macri choca con el dialoguismo de Pichetto, que está corrido de la interna provincial aunque todavía mantiene una estructura importante y amenaza con lanzar una línea del peronismo federal que no haría otra cosa que complicar al roquense, que controla institucionalmente el PJ. La carta de negociación podría ser la candidatura de Juan Manuel Pichetto, hijo del senador, en Viedma.
Los Soria con la senadora Odarda
El de Soria en Río Negro puede ser un caso testigo de la estrategia de Cristina de ampliar su base territorial en 2019 y conseguir algunos gobernadores propios, algo que no logró tras su salida del poder más allá de Alicia Kirchner en Santa Cruz.
Además de las buenas posibilidades en Río Negro, Cristina podría llevar candidatos competitivos en otras tres o cuatro provincias, lo que si las urnas las acompañan podría derivar en una nada despreciable bloque de gobernadores.
Estas posibilidades podrían ganar impulso con una candidatura presidencial de Cristina, que partiría con una base de apoyo nada despreciable en torno al 25%. Aunque haga trascender que no piensa competir, es difícil imaginar que se va a perder la posibilidad de conseguir algunos gobernadores y decenas de intendentes, diputados, senadores y concejales.
De todos modos, a Cristina le podría complicar el panorama la decisión de la mayoría de los gobernadores de desdoblar las elecciones provinciales de la nacional. En la mayoría de los casos, los candidatos locales de la ex presidenta perderían impulso, aunque a aliados como Soria podría ayudarlo. En Río Negro todavía no está definida la fecha y el gobernador Alberto Weretilneck tiene la llave para especular con la convocatoria.
Las mayores expectativas están en la Patagonia. Aunque su gestión es más que convulsionada, Alicia planea ir por la reelección en Santa Cruz y a su favor cuenta con la polémica Ley de Lemas que le podría permitir ganar aún si no fuese la más votada, al igual que en 2015. Tampoco se descarta que el kirchnerismo presente alguna cara nueva.
Un territorio con chances importantes para el kirchnerismo es Tierra del Fuego. La Cámpora gobierna Ushuaia con Walter Vuoto y en 2017 ganó las legislativas en alianza con otros sectores como el intendente de Río Grande, Gustavo Merella, de la Concertación Forja, y la ex gobernadora Fabiana Ríos.
El escenario fueguino suele ser muy variable, con alianzas que poco tienen que ver con las nacionales y hacer pronósticos es arriesgado, más aún cuando en las últimas semanas empezó a verse un acercamiento importante entre la gobernadora Rosana Bertone, del peronismo dialoguista, y el camporista Vuoto.
Otro escenario convulsionado y con futuro incierto es Chubut. Aunque la imagen de Cristina en la provincia no es la mejor, el FpV sigue siendo un actor importante en la provincia y la ex presidenta cuenta con un aliado de peso, el intendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares. Comodoro es por lejos la ciudad más poblada y puede inclinar la balanza en cualquier elección. El FpV ganó las PASO en 2017, pero quedó tercero en la general aunque no por mucho.
Otra provincia donde el kirchnerismo podría hacer pie es Chaco, con Jorge Capitanich. Hasta ahora, el Coqui no se ha mostrado interesado en la contienda provincial y La Cámpora lo pone en carrera para la presidencial. También lo postuló para esa contienda el gobernador Domingo Peppo, más interesado en sacarse posibles problemas de encima. También suena para senador nacional, aunque una orden de Cristina podría cambiar sus planes.
Lo que sí parece seguro es que Cristina perderá en 2019 un aliado de peso. Alberto Rodríguez Saá no irá por la reelección en San Luis y le dejará el lugar a su hermano Adolfo, más distantes del kirchnerismo duro.