Por Raúl Fernández
Para muchos comienza el final de un largo año, aún cuando quedarán los mismos días que el año anterior y que tendrá la misma cantidad de horas. Pero apunto, esencialmente, a quienes tienen roles dirigenciales, a quienes conducen, persuaden y asumen responsabilidad diferentes, más allá de que ello le reporte o no un salario.
Ha sido un año intenso, ajetreado, con mucha movilidad política, quizás impensada para muchos cuando se planificaba el recorrido del presente año del bicentenario.
Claro está que se ha avanzado, en muchos sentidos, y que resta aún saldar deudas sociales que persiguen el mismo y sano objetivo: generar calidad de vida, igualdad de oportunidades y mejores instituciones que contengan al conjunto del tejido social.
Siempre, aún en las más críticas de las situaciones, se debe tener una visión positiva.
El optimista, condición básica del dirigente, debe analizar realidades pensando en lo positivo alcanzado y que, aquello no logrado por lejos que parezca, será parte del desafío por venir, de la lucha por entablar.
Desde lo político, por mi pasión, considero preponderante marcar algunos aspectos que hicieron del 2010 un año de crecimiento.
La reciente aprobación de una nueva ley de educación en la provincia, tallada a mano por la militancia activa de la Ministro Mirta Romero, es uno de los aspectos más sobresalientes, no solo por la aprobación inédita de unanimidad de la Legislatura sino por el proceso de participación abierto que permitió, a quienes lo quisieron, dejar su huella instalada.
La necesidad de revalorizar la participación activa y organizada de la sociedad para encontrar las respuestas pendientes en materia de producción o seguridad, por citar dos áreas claves del futuro inmediato.
La división del Peronismo de la provincia por obra y arte fundamental de su Presidente y Gobernador, que no supo, no pudo o no quiso encontrar caminos comunes para seguir creciendo desde lo político, priorizando su situación personal y hasta apartándose del PJ para formar otro espacio nacional.
La desaparición física e inesperada del Néstor Kirchner, conductor del PJ Nacional y abanderado de un proyecto de transformación; dejando sola a la Presidenta de la Nación y esposa que, necesariamente, deberá encaminar la continuidad de una labor que tiene enorme cantidad de seguidores anónimos y unos pocos poderosos que hacen rugir sus gargantas y afilan constantemente sus garras en los elementos de ese poder.
La recuperación parcial de la Unión Cívica Radical de la provincia que, aún sin incluir a sectores nuevos que necesitan de ese partido centenario, vuelve a conformarse en la búsqueda de ser alternativa para la sociedad.
La ambigüedad de partidos provinciales como el PACH y el PROVECH que no terminan nunca de elegir un rumbo que los ponga en un sello propio, aún sosteniendo alianzas, que les otorgue crecimiento.
El crecimiento organizativo de los sindicatos en la búsqueda de generar un mayor lugar en la reivindicación de sus luchar y, notoriamente, la formación y capacitación de los más jóvenes en la necesidad de hacer escuelas de dirigentes.
Que estos tiempos de disminución del ritmo político y trajinar continuo, donde algunos podrás disfrutar de los suyos en vacaciones, otros compartir tiempos de celebraciones y también de las fiestas; nos permitamos pensar que lo pasado debe, necesariamente, servir para lo que venga.
Desde la ratificación de lo que consideramos positivo, hasta la corrección de faltas o errores que nos llevaron a pasar malos momentos.
Y no hablo desde lo individual. Pienso en colectivo.
Que podamos instrumentar pasos para más y mejor trabajo, dignidad de todo ser humano, sabiduría para no responder a los agravios, serenidad para afrontar las complejidades que pudieran aparecer, respeto para escuchar al que piensa y opina diferente, inteligencia para reconocer errores y humildad para no creernos dueños de la verdad.
Que los tiempos de reflección que cada uno pueda tener sean en función del conjunto, porque será el único camino que nos permita, en el menor plazo posible, construir un presente más disfrutable, de mejor calidad de vida para todos.