Así, continúa la alarmante crisis que viene transitando desde el año pasado. También se desplomaron las exportaciones y las ventas a concesionarios.
Tal como se esperaba, el comienzo del nuevo año no cambió la situación del sector automotriz, que continúa atravesando una alarmante crisis pocas veces vista.
En enero, la producción registró una caída del 32,8% y acumula cinco meses a la baja a una velocidad que adquiere una dimensión sorprendente al promediar el 24,36%.
De las 14.803 unidades fabricadas, la peor parte se la llevó el sub rubro automóviles que descendió un 46,4%, frente al recorte del 9,4% en utilitarios.
«El desempeño de enero, con el arrastre de diciembre, lleva a ser muy prudentes respecto del comportamiento que tendrá el sector en el año», señaló Luis Fernando Peláez Gamboa, presidente de ADEFA.
Los números son incluso más negativos en ventas a concesionarios, que tuvieron una merma del 53,4%, acumulando nueve meses de retracción a un ritmo de caída del 39,4%.
En cuanto a las exportaciones, el único rubro que venía teniendo un buen dinamismo, cortó la racha de crecimiento del 28,5% registrada en el 2018 al caer un 28,9% en el primer mes del 2019.
Prácticamente la totalidad de este descenso se explica por las 3.043 unidades menos enviadas a Brasil, que se contraponen con los buenos números observados en las ventas hacia Perú, Chile y Colombia, que de todas maneras sólo alcanzaron un avance de 604 unidades entre los tres países.
El principal motivo de protesta de las compañías son los niveles de la tasa de interés, ya que históricamente han promovido sus ventas mediante planes de financiamiento que en este contexto resultan inviables.
A su vez, las empresas denuncian que la morosidad está llegando al 50% porque los planes se tornaron impagables y que las ventas cayeron por encima del resto de los bienes por la espiralización del precio de los seguros y combustibles, ambos muy por encima de la inflación.