Un hombre está acusado de estafar a la Biblioteca Pública de Austin, en Texas. El increíble modus operandi que usó durante 12 años para lograr hacerse millonario y por qué lo descubrieron.
En todo el mundo se sabe que uno de los insumos más caros de las impresoras que están presentes en la vida diaria de millones de seres humanos es el tóner. Según cada dispositivo, los precios de los cartuchos pueden valer unos pocos dólares o varios cientos. Y algo de eso debe haber pensado Randall Whited en 2007, cuando planeó un «robo hormiga» que hoy sorprende a Estados Unidos.
Los hechos tuvieron lugar en Austin, Texas, y se remontan al período comprendido entre octubre de 2007 y julio de 2019. A lo largo de esos años, Whited, un empleado de la Biblioteca Municipal de la ciudad, decidió hacer buena letra. Para eso, todos los días llegaba entre media hora y una hora antes de su horario de ingreso. Rápidamente se transformó en un ejemplo de sus compañeros, y jefes, quienes lo admiraban por eso.
Claro, no sabían que el verdadero objetivo de ese «empleado del mes» no
era cumplir en el trabajo sino robarse tóner de la Biblioteca. En esos
12 años se robó tinta por US$ 1.300.000. Pero lo descubrieron y ahora
deberá poner la cara frente a un tribunal.
Una de las últimos cargamentos que se robó Whited, en julio de 2019, antes de renunciar a la Biblioteca Pública de Austin, Texas. Luego de eso descubrieron su treta.
En un extenso informe judicial de 72 páginas se explica que gracias a esta trama, el acusado logró hacerse de tóner para revender en Internet y además obtuvo acceso a varias tarjetas de crédito de la biblioteca con las que adquirió consolas, videojuegos, visores de realidad virtual, aspiradoras-robot y hasta un dron. Las compras fraudulentas con las tarjetas rondan los 18.000 dólares.
Cuando Whited supuso que todo su desfalco pasaría desapercibido para siempre, decidió renunciar a su puesto de trabajo en agosto de 2019. De hecho, lo despidieron con honores y nadie nunca se dio cuenta de lo que había hecho.
Pero algo falló en el plan: como sucede en muchos robos famosos, alguien lo delató. Un llamado anónimo a la Biblioteca de Austin dio cuenta de que en el garage de Whited había cientos de cajas de tóner. Recién entonces las autoridades estatales decidieron empezar una gigantesca auditoría interna. Y algo, claro, no cerraba. La denuncia a la Policía no tardó en llegar y la detención de Whited tampoco.
Entonces sospecharon el motivo por el que Whited llegaba siempre media hora antes a trabajar: era para poder hacer sus fechorías sin que nadie lo viera. El paso siguiente fue revisar minuciosamente las cámaras de seguridad del lugar y eso confirmó todo porque en las imágenes apareció Whited con las manos en la masa.
La investigación también determinó la falta de controles y fallas administrativas en la Biblioteca, lo que seguramente derivará en cambios estructurales en la sede de la calle 710 Cesar Chávez ST. de Austin.
Whited enfrenta ahora cargos que lo pueden llevar a la cárcel entre 4 y 15 años. El juicio todavía no tiene fecha definida.