Al comenzar la segunda semana del mes de abril, el Riesgo País que mide JP Morgan volvió a subir, superando la barrera de los 800 puntos básicos. Se trata de su nivel más alto del año, desde las 817 unidades del 31 de diciembre pasado.
Según explican los especialistas, la incertidumbre sobre la recuperación económica argentina acrecienta la percepción de riesgo sobre la capacidad de pago de los bonos soberanos.
Cabe recordar que el Riesgo País mide la brecha de tasas de interés entre las emisiones de deuda de USA y los títulos públicos de países emergentes. La tasa del bono del Tesoro norteamericano a 10 años alcanzaba este lunes 2,517% anual.
En estos términos, una colocación de deuda soberana de la Argentina debería ofrecer en el mercado un rendimiento aproximado de 10,5% anual en dólares para encontrar demanda, una tasa de probable impago dado el presente económico y financiero del país.
«Los inversores exigen un mayor premio para los vencimientos de corto plazo. Entienden que, en ese horizonte, Argentina podría tener mayores dificultades para honrar sus compromisos de deuda», definió Nery Persichini, gerente de Inversiones de GMA Capital. «Argentina se desacopló nuevamente de los mercados emergentes debido a la incertidumbre política y una macroeconomía vulnerables que todavía batalla para equilibrarse», añadió.
Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Hacienda, la deuda pública ascendió a US$345.385 millones y representó el 90% del PBI al cierre del cuarto trimestre de 2019. El 76,2% de los pasivos del sector público están nominados en moneda extranjera.
Desde Research for Traders subrayaron que se «acrecentó la incertidumbre política de cara a las elecciones presidenciales, con indefiniciones en cuanto a las candidaturas hacia un nuevo gobierno. Además, la recesión económica y las elevadas expectativas de inflación generan mayor desconfianza en los inversores».
Por su parte, Gustavo Ber, analista de Estudio Ber, indicó: «El apetito por riesgo global resulta una condición necesaria pero no suficiente, ya que los inversores se encuentran principalmente concentrados en los ruidos electorales y los desafíos económicos, y de ahí las castigadas valuaciones de los bonos y acciones».