El riesgo del analfabetismo por paros y pandemia

En Chubut, donde vamos por los cuatro años consecutivos sin clases para muchos de nuestros chicos, y tres para la inmensa mayoría, la Educación no fue declarada en emergencia ni como prestación prioritaria. Entre los…

lunes 02/08/2021 - 0:19
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En Chubut, donde vamos por los cuatro años consecutivos sin clases para muchos de nuestros chicos, y tres para la inmensa mayoría, la Educación no fue declarada en emergencia ni como prestación prioritaria.

Entre los días de paro de actividades impulsado por la Atech, sumado al feriado provincial del 28 de julio, pasó otra semana sin clases en Chubut -comienza describiendo diario El Chubut en su columna-. Después del receso invernal, el pasado lunes se debía volver a las aulas, o al zoom, según lo que le tocase a cada chico en este contexto de bimodalidad por la pandemia. Aunque no se puede soslayar que muchos alumnos aún no han tenido contacto escolar por los problemas de infraestructura y ni siquiera conocen a su docente.

En Chubut, donde vamos por los cuatro años consecutivos sin clases para muchos de nuestros chicos, y tres para la inmensa mayoría, la Educación no fue declarada en emergencia ni como prestación prioritaria. No hay datos fehacientes de la deserción escolar en los últimos tiempos, lejos estamos de tener la más mínima certeza de una continuidad lógica, no ir a la escuela ni tener clases se ha convertido en algo tan normal que ni siquiera genera protestas en la población.

Muchas veces salen a las calles chubutenses a reclamar por el pago de salarios, a protestar contra determinado proyecto, pero no se han visto movilizaciones de padres para exigir por la educación de sus hijos. ¡Y deberían ser multitudinarias si consideramos todos los afectados!

Resulta difícil digerir que, en el mejor de los casos, se limita la presencialidad a dos días por semana, cuando basta con una salida en auto para ver las canchas de fútbol llenas de gente, actividad en los casinos, confiterías, restaurantes y demás. Y eso es por efecto de la pandemia, pero también tenemos la situación «reclamo» que tiene antecedentes de años en Chubut. Basta con repasar que un chico que hoy está en sexto grado, por terminar la primaria, la última vez que tuvo algo parecido a una normalidad y continuidad en el aula, fue en su primer grado.

Y ahora, con el pago de la deuda salarial en marcha, volvió el modo «reclamo» a dejar sin clases a los alumnos chubutenses. Recomposición y aumento salarial es el pedido. «Hoy hablar de aumento salarial sería una locura, no lo podríamos cumplir», fue la respuesta que tuvo que lanzar Mariano Arcioni tras las confusas manifestaciones públicas de su ministra de Educación. Y el cuento de la buena pipa -sin clases- empezó a contarse otra vez…

Lo justo del reclamo sindical o la validez del planteo del Gobierno no pueden ser el centro de la escena. Lo esencial es que toda una generación sigue condenada a cierto grado de analfabetismo. Y a su vez, la baja educación de los chicos está en estrecha relación con la posibilidad de desarrollo de Chubut. ¿Tan difícil es ver esta realidad? ¿O es desinterés y egoísmo?

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