El Papa Francisco recordó una vez más la tragedia que asola España tras el paso de la DANA. Durante el rezo del ángelus de este domingo, expresó nuevamente su cercanía a los afectados: «Recemos por Valencia y otros pueblos de España que sufren tanto en estos días. ¿Qué hago yo por la gente de Valencia, rezo, ofrezco algo? Pensad en esta pregunta», dijo desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico.
Desde el miércoles pasado, Francisco se mantuvo atento a los acontecimientos en Valencia y Albacete. Envió un videomensaje de solidaridad al presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, con su bendición: «Querido hermano, te quiero expresar mi cercanía con la gente de Valencia, para que tú desde Valladolid la hagas llegar. Estoy cerca de ellos en este momento de catástrofe y rezo por ellos. Que Dios los bendiga a todos», expresó, también llamó por teléfono al arzobispo de Valencia y, durante el ángelus del Día de Todos los Santos, también manifestó su preocupación por la situación.
Incansable en su empeño, este domingo reiteró su llamamiento a la paz en todos los lugares del mundo que están envueltos en conflicto, solicitando «que la guerra se prohíba, que se afronten las cuestiones con derecho y negociación, que callen las armas y que se dé espacio al diálogo»El Papa en el Ángelus: La fuente de todo es el amorEste domingo 3 de noviembre, el Santo Padre rezó la oración mariana junto a una multitud de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, y enfatizó que lo importante no son las prácticas exteriores, sino la manera en que nos amamos unos a otros.
Francisco invitó a «volver al corazón de la vida y de la fe, porque el corazón es la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones». Por eso, ha recordado que lo que cuenta no son los sacrificios, «sino la disposición del corazón con la que te abres a Dios y a los hermanos en el amor». Porque «podemos hacer muchas cosas, pero hacerlas solo para nosotros mismos y sin amor, con el corazón distraído o con el corazón cerrado».
De igual manera, insistió en que, cuando el Señor venga, pedirá cuentas del amor que ofrecimos y también del amor que nos guardamos. Así, el Pontífice ha invitó a cada uno a ser fieles a este primer mandamiento y preguntarnos cada día si «el amor a Dios y al prójimo son el centro de mi vida».