La Conferencia Episcopal Italiana había decretado el cierre de todas las Iglesias el jueves pasado, por voluntad del Papa, al día siguiente volvieron a abrir sus puertas. «Así como los supermercados están abiertos y una persona en la entrada controla que entren de a pocos para que no haya multitudes y se respeta la distancia interpersonal de un metro, lo mismo debe ocurrir con las Iglesias», explicó una fuente del Vaticano.
Al igual que el domingo pasado, cuando después de su primer Angelus a puertas cerradas se asomó a la ventana de su despacho para saludar a los fieles presentes, hoy hizo lo mismo, aunque la Plaza estaba completamente desierta debido a las restricciones. Abrió la ventana y dio la bendición ante una plaza sin nadie, con rostro preocupado.
En un momento totalmente atípico e inimaginable, Bruni expresó que las celebraciones de la Semana Santa están confirmadas, pero que se están analizando «modalidades de actuación y participación que respeten las medidas de seguridad vigentes para evitar la difusión del coronavirus». Bruni destacó que más adelante, de acuerdo al desarrollo de la evolución de la situación epidemiológica, las modalidades serán comunicadas. Aunque indicó que, pase lo que pase, las celebraciones serán transmitidas en directa radiofónica, televisiva y por streaming .
Mateo Bruni, director de la Sala de Prensa del Vaticano, salió a aclarar esta cuestión después de que el sitio de la Prefectura de la Casa Pontificia, que se ocupa de entregar a los fieles las entradas para las audiencias generales y las misas del Papa, hizo creer que se cancelaban todas las celebraciones de la Pascua, las más importantes del año para la Iglesia católica. La Prefectura, en efecto, publicó un aviso donde escribió que «debido a la actual emergencia sanitaria interncional, todas las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa se realizarán sin la presencia de fieles». «Se informa, además, que hasta el 12 de abril (día de Pascua) la audiencias generales del Santo Padre y las oraciones del Angelus estarán disponibles sólo en directa streaming en el sitio oficial de Vatican News».
La declaración de Bruni dejó en evidencia un cortocircuito interno, ya que pareció desmentir esa información al destacar que el Vaticano está estudiando «modalidades de actuación y participación». Aunque el 3 de abril deberían terminar las restricciones impuestas a los italianos de no salir de casa salvo para urgencias, en verdad nadie sabe qué pasará en las próximas semanas si el contagio no se frena.
Parece seguro que se cancelará el tradicional Vía Crucis en el Coliseo de Roma, que suele ser una de las atracciones para fieles de todo el mundo. ¿Y el resto? ¿El Papa le lavará los pies a doce sacerdotes utilizando barbijo en la tradicional ceremonia de jueves santo, que suele hacer en cárceles? ¿Cómo podrá hacerlo, si debe mantenerse una distancia obligatoria de al menos un metro? ¿Celebrará la misa de Ramos en una plaza de San Pedro desierta? ¿Asistirán sólo cardenales y obispos a una distancia de un metro cada uno o habrá más fieles?
Todas estas preguntas circulaban entre los vaticanistas que, por otro lado, dan por descontado que será muy difícil, incluso imposible, que el Papa realice viajes internacionales este año. El primero debería ser a la isla de Malta, a fines de mayo.