Fue en el marco del desarrollo de un programa impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para brindar apoyo y herramientas a los cuidadores de niños con trastornos o retrasos en el desarrollo, incluyendo autismo, para la experiencia diaria.
El programa tiene un enfoque orientado a las familias y está diseñado para ser implementado por personal no especializado (trabajadores comunitarios, cuidadores informales), como parte de una red de servicios sanitarios y sociales para los niños y sus familias.
En general, los cuidadores de estos niños experimentan altos niveles de angustia, con interrupción o suspensión de los servicios de atención, con cierta dificultad en el acceso al diagnóstico y terapias oportunas, que generan complicaciones en la integración social, educativa del niño y su familia.
En este sentido, la pediatra de la Secretaría de Salud, Florencia Jaramillo, explicó que “esta es nuestra primera experiencia, donde estamos terminando la formación y los resultados son muy positivos, sobre todo para los niños y las familias, fomentando la confianza de ellos en el cuidado de sus hijos, aprendizaje de cosas nuevas a través de las rutinas y el fortalecimiento de las habilidades comunicativas”.
En este tenor –continuó- “hasta el momento, tuvimos nueve sesiones en las que trabajamos primero la conexión del niño con la familia, luego avanzamos en cómo preparar el entorno para que el niño interactúe, las habilidades comunicativas para pedir o compartir experiencias”.
“Después también nos centramos en la parte de conductas desafiantes, los llamados berrinches que los niños con dificultades en el desarrollo los tienen un poquito más marcados y son más difíciles de controlar. Y finalmente nos ocupamos en la realización de nuevas rutinas para después del programa y culminamos con autocuidado de los cuidadores”, expresó Jaramillo.
Por su parte, la psicóloga del área de Salud Municipal, Larisa Lazet, señaló que “de cada sesión ellos se llevaban actividades para hacer en la casa, para poner en práctica los conceptos teóricos y compartirlos con toda la familia, porque también los abuelos participaron de la formación y es importante que todo el seno familiar se involucre”.
Respecto a las sesiones, la profesional manifestó que “vimos muchos avances de una sesión a la siguiente y esta última fue muy importante por el autocuidado, porque es necesario que el cuidador sea lo suficientemente apto y esté en condiciones para abordar los desafíos de estos niños”, destacó Lazet.
Herramientas necesarias y orientadoras para las familias
Por otro lado, las madres y familiares que participaron de la capacitación resaltaron distintas características positivas que las ayudarán a vincularse, brindar tranquilidad a sus hijos y desarrollarse de la mejor manera frente a cada dificultad.
Al respecto, Vanesa –mamá de gemelos con diagnóstico de autismo- mencionó que “el curso me sirvió para ordenarme, me orientó en cómo enseñar el lenguaje, la comunicación y preparar los ambientes para que jueguen sin distracciones, prestándoles atención a lo que les gusta o no y continuar con la tarea que están desempeñando”.
Del mismo modo, Miriam Aquino -abuela de Simón- especificó que “nos ayudó para aprender a conocer los aspectos de la condición de nuestros niños; nos enseñaron a llevarlo a la práctica, lo cual fue fundamental porque lo que aprendíamos acá lo llevábamos a casa y ahí veíamos los resultados. Logramos entender por qué hacía ciertas cosas, comprender y ayudarlos en sus crisis, fue importante el aprendizaje de conocimiento para aplicar”.
Por último, Mariela afirmó que fue una experiencia muy buena y productiva. “Después de cada sesión vimos los cambios en mi hija, nos llevamos muchas herramientas y nos sentimos acompañadas por los profesionales, estamos muy conforme y hasta psicológicamente me siento mejor porque nos guiaron para armarles una rutina”, concluyó.