“Se acercaron a increparnos. Nos dijeron argentinos de mierda y le pegaron un par de golpes a mi hijo”, contó Luis Aguirre; estuvieron cuatro horas demorados, declararon ante la Justicia qatarí y no pudieron terminar de ver el partido que consagró a la Selección Nacional en la cancha.
LA NACION. – Luis Aguirre estaba ayer junto a su hijo Federico en una de las tribunas del estadio Lusail, en Doha, viendo el partido de la Selección Nacional de Lionel Scalonicontra México cuando, a los 20 minutos del primer tiempo, se vio envuelto en una gresca con cuatro hinchas mexicanos . Tras ser demorado algunas horas por la policía local y liberado, el hombre contó, mientras mostraba los rastros de sangre que quedaron impregnados en su camiseta albiceleste: “Se acercaron a increparnos. Nos dijeron argentinos de mierda y le pegaron un par de golpes a mi hijo”.
Con la parte inferior de los ojos hinchados y morados tras la feroz golpiza, Aguirre prosiguió en el relato a TN: “Caímos al piso y después recibí unas cuantas trompadas en la cara”.
Por los últimos sucesos de violencia que se habían registrado en Qatar previo al partido entre simpatizantes de ambos equipos, el hombre creía que el encuentro se podía poner “picante” en algún momento y, según contó, ya habían hablado entre los conocidos de no sumarse a ninguna pelea o provocación. “Nos vinieron a agredir directamente”, agregó y dijo que los agresores estaban “bastante descolocados, seguramente porque habían tomado mucho”.
“¡Pero si yo estaba tranquilo!”, se defendía Aguirre mientras el personal de seguridad qatarí lo tomaba de los brazos para sacarlo de la tribuna.Una batalla campal se desató entre hinchas argentinos y méxicanos dentro del estadio Lusail
Aguirre fue trasladado primero a un servicio médico para las curaciones básicas de su rostro, visiblemente afectado por los golpes, y luego fue encerrado con su hijo cuatro horas en una habitación, aislados, donde les tomaron declaración a ellos y a los mexicanos. “También hubo una videollamada con un fiscal de Qatar”, agregó el hombre, malhumorado por el mal momento que le tocó atravesar y por el que las autoridades no le permitieron volver al partido.
“Este es mi cuarto Mundial, creo que hubo una desorganización importante de FIFA. Esto no debería pasar cuando uno viene a ver un partido de fútbol de este nivel”, dijo Aguirre, que vive en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, y prosiguió: “Dentro de la situación estoy bien, podría haber sido peor”.
Pese al mal trago, nada impedirá que Luis y Federico, que llegaron a Doha hace una semana, se queden por lo menos hasta octavos de final del Mundial. “Siempre con la posibilidad de que si pasa esa etapa podamos conseguir entradas para los partidos siguientes”, dijo Aguirre.