Termina el 1° trimestre de 2019. La Administración Macri había prometido que entre el 2° y 3° trimestre comenzaría a ocurrir la recuperación de la actividad. Nada de esto parece estar sucediendo aunque el Ejecutivo Nacional se empeña en afirmar que hay indicios que podrían concretarse a lo largo del resto del año. E intenta desconocer los resultados adversos a diario en el mercado financiero, escenario que en el pasado era su bunker. En cualquier caso, comienza un período decisivo para la credibilidad en baja de la Administración.
Fueron 48 horas terribles de los mercados, con impacto en la economía. Jueves 21 y viernes 22 con un resultado muy adverso. La expectativa del ministro Nicolás Dujovne consiste en que el lunes 25 comience a revertirse la situación. De lo contrario, habrá que preocuparse.
La Administración Macri difunde su satisfacción por el resultado fiscal. De hecho el porteño Banco Ciudad informó en un comunicado sobre evolución de la macroeconomía:
«En la última semana se dieron a conocer un gran número de indicadores económicos, los cuales dan cuenta, por un lado, de los avances en la consolidación de las cuentas públicas, un componente esencial del proceso de estabilización en marcha (…)».
Sin embargo, no hay equilibrio fiscal. De hecho, persiste el déficit fiscal primario. La anécdota permite una pregunta: ¿La Administración cree lo que afirma tal como si fuese verdad cuando no lo es o no percibe que es falsa su información?
El interrogante lleva a otro: ¿Cuál es la percepción que tienen los funcionarios de la emisión de los títulos públicos llamados Leliq?
Las Leliq se licitan diariamente a través de anuncios del Banco Central y su misión es darles a los bancos una alternativa para manejar su liquidez a corto plazo, y apaciguar la demanda de dólares del mercado. Esto quiere decir que en cada jornada financiera ocurre una doble mala expectativa:
** la novedad de la ampliación del total de Leliq, una emisión futura de pesos; y
** la suba de la tasa de interés de las Leliq, herramienta que sin embargo no consigue frenar el deslizamiento del tipo de cambio.
Además, las tasas de las Leliq no están reflejándose en otros instrumentos. Por ejemplo, la tasa pasiva de referencia (tasa Badlar) ni se entera de la suba de las tasas de las Leliq. Es muy complicado que persista este comportamiento.
En cualquier caso, el BCRA sigue emitiendo ‘a lo pavote’.
El PBI cayó 2,5% en 2018, y esto provocó un arrastre estadístico negativo del 2,4% para 2019, barriendo la esperanza del rebote inmediato, idea a la que se viculó la campaña electoral elaborada por Jaime Durán Barba y Marcos Peña para Mauricio Macri.
Sin consumo, con inflación persistente y elevada, y un impagable precio del dinero, gran parte o todo 2019 se encuentra perdido y con consecuencias muy negativas –según publica Urgente 24-.
2018 en derrumbe + 2019 con más derrumbe provocan una situación que no había ocurrido en la posconvertibilidad consecutivas por primera vez en la posconvertibilidad.
Las consultoras más importantes confirman que el 1° semestre será todo dramático, y habrá que evaluar en su momento qué depara el 2° semestre. En este escenario ocurre la puja por el tipo de cambio, que no es caprichosa para quienes insisten en que está o atrasado o bajo. Ellos tienen los indicadores monetarios que condicionan todo.
Gran parte del mercado financiero considera que el Estado Nacional avanza resueltamente hacia un próximo incumplimiento en el pago de sus obligaciones. Y el universo restante de los agentes financieros elige suponer que la situación podrá postergarse hasta las elecciones de octubre pero no logran fundamentar su esperanza.
Ya es generalizado el punto de vista de que las Leliq resultan una bola de nieve que, además, condiciona el tipo de cambio real porque en algún momento habrá que sincerar la situación.
¿Cómo vender optimismo en este escenario?
¿Cómo modificar las expectativas de los agentes económicos?
¿Cómo instalar que estamos en visperas de un rebote que provocará una mejora en las posibilidades del oficialismo de retener el poder?
De acuerdo con los resultados del Índice Líder de la UTDT (Universidad Torcuato Di Tella), que busca adelantar el signo con el que evolucionará el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INdEC, “la recesión de la actividad económica proseguirá durante los próximos 6 meses».
El escenario es de estanflación, y la Administración se niega a reconocerlo. Pero el impacto es inevitable. Aquí puede entenderse parte de las consecuencias:
Ay AFIP!!
En tanto, la consultora Economía & Regiones sostiene:
«De acuerdo con nuestra visión, más próxima a la posición de la UTDT que a la postura del gobierno nacional, la economía se contraerá indefectiblemente a lo largo de 2019, y Mauricio Macri culminará su mandato con un nivel de actividad económica más bajo y una pobreza más alta que cuando asumió.»
La pérdida de credibilidad del público en la marcha de la economía provoca la dolarización creciente.
La Administración insiste en engañarse y difunde que hay un par de bancos privados -que los ‘trolls’ identifican con nombre y apellido- demandando moneda extranjera, cuando en verdad se trata del público tomando acciones defensivas.
La interpretación alternativa es que la situación externa (básicamente en USA), provoca consecuencias negativas en lo doméstico. Sin embargo, esto no se verifica en los países vecinos.
La desconfianza es el motivo por el que se ha relanzado el debate sobre el futuro del peso como moneda utilizada en la economía cotidiana.
Tal como en otros tiempos avanza la idea ya no de la Convertibilidad sino de la bi-monetización como forma de fortalecer el sistema basado en el dólar, ya vigente de hecho.