La próxima semana se reanudan las audiencias por la mayor causa de corrupción en contra de la administración pública provincial.
Los testigos que declararon esta semana complicaron aún mas a los ex funcionarios de la gestión del fallecido gobernador Mario Das Neves, especialmente a Diego Correa, ex subsecretario de la Unidad Gobernador, quien está acusado de ser el jefe de una asociación ilícita.
Uno de los empleados de esa unidad, acusó a Correa de cometer intimidaciones y tareas bajo amenazas con todos los empleados de esa dependencia. Además se sumaron las declaraciones de los albañiles que cumplían con diversos trabajos en la Casa de Gobierno, pero que recibían horas extras por trabajar en la casa particular de Correa, quienes también manifestaron que eran amedrentados.
Alexis Gabra, quién formó la empresa Sepat SRL siendo empleado del Banco Río. Lo hizo para poder facturar la venta de ladrillos que realizaba por la tarde. Al comenzar a trabajar en la Unidad Gobernador que conducía Diego Correa, decidió vender la empresa a su compañero de trabajo en ese lugar, Diego Lüters, otro de los imputados. Lo hizo a través de su contador Diego Gatica, también investigado. Se pactaron 90.000 pesos. “Antes de la venta de la empresa le vendí 3.600 ladrillos a Diego Correa. Los ladrillos fueron llevados a Playa Unión”, detalló. Gabra también dijo ser intimidado por sus superiores, especialmente por Diego Lüters que se originaban en Correa.
El testigo Andrés López contó que para trabajar en casa de Gobierno “tuve cinco años realizando tareas de militancia para Mario Das Neves. A (Oscar) ‘Chito’ Alarcón le dije que necesitaba trabajo porque me cagué de frío militando. A Lüters le agradezco porque me dio el trabajo”, indicó, y señaló que trabajaba en la Unidad Gobernador en tareas de mantenimiento desde hacía tres años. Por orden de Lüters, realizó tareas de pintura en la casa particular de Diego Correa en Playa Unión, pero que le advirtió a Lüters que no correspondía trabajar en una casa particular. “Como te pusimos te sacamos, me dijo Lüters. Lo tomé como una amenaza». Luego confirmó que “nos pagaron con horas extras mediante el cajero automático”.
Otra testigo que declaró fue la madre de Pablo Báez, que era empleada en la casa de Diego Correa. A través de ella el exfuncionario hizo ingresar al joven que se hallaba desocupado. Las tareas serían las de mantenimiento en la Casa de Gobierno, bajo las órdenes de Diego Lüters.
Jorge Hugues fue otro testigo de la jornada que declaró para dar cuenta de sus trabajos de albañilería, en este caso, bajo las órdenes de otro de los imputados, “Tato” Ramón.
Tambien se sumó la declaración de Juan Luden, que dio cuenta de haber comprado a Diego Correa una camioneta Toyota Hilux por la que pagó 600 mil pesos al contado. La transacción se concretó en enero del año 2018, cuando la investigación ya estaba avanzada y según los fiscales, el grupo había comenzado a deshacerse de sus bienes.