El tucumano se queja de que no le transfirieron la cuota de poder e influencia que su cargo requería. La negociación con el Fondo como un compás de espera.
Llegó con aires de renovación e intenciones de relanzar una gestión alicaída, pero a los pocos meses terminó absorbido por las divisiones internas. Juan Manzur, gobernador de Tucumán en uso de licencia, esperó recibir el poder que su cargo de jefe de Gabinete requería, pero ese traspaso nunca llegó. Por eso no son pocas las voces que hablan de una posible salida del Gobierno, publica A24.
Según pudo saber A24.com de fuentes del PJ, el tucumano fue paciente y aguardó a que el presidente Alberto Fernández instrumentara la cesión de recursos que le corresponde a cualquier ministro coordinador. Aunque la relación entre ambos se fue enfriando y, finalmente, ese resorte nunca llegó.
Como buen exponente del peronismo tradicional, Manzur aspiraba a ubicar gente de su entorno en distintos cargos del Estado, sobre todo en la mayoría de los organismos y empresas que dependen de la Jefatura de Gabinete. La dilación acrecentó su malestar.
¿Qué le dijeron? Que la negociación con el FMI ponía en pausa cualquier cambio sustancial en el equipo del Gobierno y que había que ser paciente. Manzur acató y su equipo se ilusionó con el día en que, saldada la discusión con el Fondo, pudieran hacer pie en los distintos estamentos del Poder Ejecutivo. Fue una expectativa que se mantuvo hasta hace unas semanas.
Hasta que Manzur se convenció de que la influencia que esperaba tener nunca iba a ser tal. Sumado a la sinergia que su antecesor en el cargo, Santiago Cafiero, mantiene con el Presidente, el tucumano dio por terminadas las posibilidades de convertirse en el hombre de referencia del gobierno de la “unidad» peronista.
Además, Cafiero sigue teniendo a sus espadas en distintas oficinas de la Casa Rosada, lo que genera complicaciones en la gestión diaria y acrecienta la desconfianza en que en algún momento ese equipo sea reemplazado por los peronistas de Tucumán.
¿Cuándo sería la salida de Manzur?
De todos modos, y según pudo saber este portal, en caso de decidir abandonar el cargo y regresar a su provincia, el funcionario tendría acordado con el Presidente que un cambio de esa índole se pondría en marcha solo después de que el Gobierno resuelva el frente abierto con el FMI.
En su entorno dicen desconocer las versiones y se limitan a comentar sólo lo que está publicado en los medios. Siempre que circulan este tipo de especulaciones la reacción es la misma. Un acto en defensa propia.
Pero hay señales sintomáticas: después de mostrar una agenda hiperactiva durante meses, para este lunes Presidencia no informó sobre ninguna actividad de Manzur. ¿Gestiones informales? ¿Licencia? En su entorno aseguraron a A24.com que el funcionario no está de vacaciones.
Cómo llegó Manzur a la jefatura de Gabinete
Si se piensa en el modo en que Manzur desembarcó en el gabinete, presionado por Cristina Kirchner y después de haber sido casi número puesto para el cargo cuando el Frente de Todos armó su gobierno en 2019, la forma en que le estarían retribuyendo ese compromiso no está a la altura.
Los servicios del gobernador tucumano fueron requeridos en septiembre del año pasado, después de la derrota estrepitosa del oficialismo en las PASO y en medio de la crisis interna desatada por la ola de renuncias de los funcionarios kirchneristas, con Eduardo «Wado» De Pedro a la cabeza.
La propia Cristina lo había mencionado como opción en una de sus cartas abiertas, aunque no le resultaba de su agrado por la buena relación que el tucumano había tejido con Mauricio Macri. Y Manzur aceptó aún sabiendo que en su provincia dejaba un frente abierto con su vice, Osvaldo Jaldo, quien lo había enfrentado en las PASO provinciales.
“Siempre voy a estar donde la patria y el movimiento peronista me necesiten”, anunció en su momento el tucumano, que pretendía revitalizar la gestión del mismo modo en que alguna vez soñó el chaqueño Jorge Capitanich durante el segundo mandato de Cristina. Aunque a ambos la dinámica de la Casa Rosada pareciera haberles deparado el mismo destino.
Aunque a la hora de las urnas la riña doméstica con Jaldo quedó atrás, el PJ tucumano perdió 10 puntos en las elecciones provinciales del año pasado, si bien de todas formas resultó ganador. Y ya se sabe que las derrotas no le gustan a nadie en el peronismo.