Tomás Friggeri nació con problemas congénitos y tuvo más de veinte cirugías, pero eso no le detuvo para llegar desde su Santa Fe natal hasta abrazarse con su ídolo. La vigilia en París, la camiseta de Di María y el festejo frente a Estonia con el mayor tesoro
“Leo, soy Tomi, necesito conocerte. ¡¡¡Ni más de veinte cirugías me pararon para llegar a vos!!! ¿Me das un abrazo?”, decía una bandera solitaria frente al hotel en el que se concentraba la selección argentina en Bilbao a la espera de jugar su segundo amistoso por Europa ante Estonia en Pamplona, según publica Infobae.
Una segunda bandera que sostiene un muchacho vestido con una camiseta de Boca dice “Ángel y Leo, soy Tomi. Necesito cumplir mi sueño. Son mi equipo ideal. ¿Me ayudan?”.
Fernanda Ramírez, la madre de Tomás Friggeri de 18 años, cuenta la gran pasión de su hijo, el fútbol. Desde que nació con problemas congénitos que significaron más de veinte cirugías diferentes »y en un país cero inclusivo», el fútbol fue su gran amor. De hecho, es un libro abierto en el tema, con una memoria prodigiosa.
La familia, proveniente de Santa Fe, pensó en emigrar “no por razones económicas, sino por la inseguridad, porque no quería que me maten a un familiar”, cuenta Fernanda, y ya establecidos desde hace unos meses en Barcelona hasta conseguir radicarse en Palma de Mallorca, viajaban a París cuando en un colectivo de la ciudad conocieron a Yair Yoma, un compatriota que iba conversando con otra argentina, Sabrina.
Para Tomi, todo lo que comenzaría a vivir sería increíble: »Nos pasaron cosas muy locas. Y una fue la de dar con Yair y Sabrina en el autobús».
Yair les propuso ir a la casa de Messi, algo que parecía una locura inicial, pero de a poco se transformó en una idea sólida. Fue ahí cuando Fernanda le mostró unas fotos que había tomado su sobrino a partir de utilizar el programa “Street View”.
De casualidad se encontraron uno de esos días cerca de la casa de Messi y descubrieron que estaban a dos cuadras, pero ninguno de los dos grupos acertaba de pleno y se iban escribiendo mensajes. “En realidad, yo le escribí a Fernanda para comentarle que estaba cerca de la casa de Messi, pero ni se me había ocurrido que ella también podía estar yendo ese mismo día”, cuenta Yair.
“Preguntando, dimos con la casa e hicimos guardia y los escuchábamos hablar. En un momento, se para Ciro, el más chiquito, y nos cierra la ventana en la cara. Después sacan la basura de la casa y nosotros nos asomamos. Descubrimos unos cartones enormes y cuando los abrimos, vimos que estaban llenos de dibujos de los hijos de Messi», comenta Fernanda.
Y entusiasmada, continúa: »Ahí te das cuenta lo humanos que son porque se ve que por días les dieron esos cartones a los hijos y les dieron fibrones de colores y dicen cosas como ‘Ciro, ladrón de Navidades, ‘Thiago Messi Roccuzzo’, los nombres de ellos, de los abuelos. Y por supuesto, todo eso lo tengo yo, y va a mi casa, olvidate. Y además, le escribimos una carta a Leo donde le mando fotos de los dibujos porque él no sabe nada de esto”.
Pero, lejos de darse por vencidos, logran visualizar a Antonella con el auto, quien baja el vidrio, y les dice: »chicos, no pierdan tiempo porque no está».
En esos momentos, Messi había ido a Arabia Saudita a filmar una publicidad, por lo tanto, Fernanda cuenta: »Ahí decidimos irnos cuando pasó por nuestro lado un francés que era vecino de la zona y que nos recomendó que no sacáramos fotos de la casa porque a los Messi no les gusta, y aunque aceptamos, sacamos muchas pero no publicamos nunca ninguna en las redes sociales».
“Después, le mandamos una carta a Leo contándole que tenemos los cartones con la inscripciones de los chicos y todo lo que le tocó vivir a Tomi y la ilusión que tiene de conocerlo y que lamentablemente, el día que fuimos a su casa él no estaba en Francia, y él nos envió un video en el que saluda a Tomi y fue muy emocionante, un fenómeno”, se emociona Fernanda.
La cuestión es que como Fernanda, Tomi, Yair y Sabrina no pudieron dar con Messi, le preguntaron a este vecino si sabía dónde podían vivir Leandro Paredes y Ángel Di María, porque Yair –licenciado en turismo y presidente del Consulado de Boca en Copenhague- sabía que sus viviendas estaban cerca.
El parisino dudó pero finalmente les pasó las coordenadas y ellos escribieron en uno de los cartones recogidos alrededor de la casa de Messi, un saludo para Di María.
“Cruzamos la calle y mi tía (así la llama Yair a Fernanda) nos preguntó a dónde íbamos, y le dije ‘a buscar un amigo’, así por decir, y cuando estábamos por tocar el timbre de la casa de Di María, se asoma Jorgelina, su esposa, y grita “hola chicos” y baja Ángel y nos abre la puerta, y ya nos agarramos la cabeza”, comentó Yair.
“Yo grité –recuerda Fernanda-, Tomi también. Lo tocaba, lo abrazaba, lloró y ahí Angelito le regaló la 11 de la Copa América, aunque no creemos que haya sido la que usó ante Brasil porque ya sería demasiado. Ahí nos pusimos a hablar y me arrepentí de no haberle pedido filmarlo un ratito jugando a la play con Tomi, porque estuvimos abajo un montón y no habría tenido ninguna historia, y mi hijo le dijo ‘gracias por la Copa América.’”
“Con todo lo que pasó, Tomi es noble, un guerrero”, insiste Fernanda, que cuenta que desde aquella experiencia parisina, siguen a todos lados a donde pueden, a la Selección, como se comprueba con aquella bandera solitaria que flameaba frente al Gran Hotel Domine en Bilbao. “Estuvimos en Londres en el Argentina-Italia y llevamos a Tomi a Abbey Road, porque Los Beatles son otra de sus pasiones, y una señora que lo vio, se puso a llorar. En Wembley se sacó fotos con Dibu Martínez. Fue inolvidable”, se entusiasma Fernanda.
Yair los quiere convencer para ir al Mundial aunque ella dice que no. Él consiguió por sorteo entradas para cuartos, semifinal y final en Qatar. Fernanda dice que no cree que vayan, pero él cree que todavía está a tiempo para convencer a su nueva tía.
Al final, ya cuando planificaban el viaje a Pamplona para el partido frente a Estonia, la historia tuvo el final más feliz y esperado: de repente, alguien cruzó la calle Lersundi y les dijo que Messi los esperaba dentro del hotel. Y así se produjo el abrazo postergado. El sueño de Tomi se había cumplido con creces.
Otra gran alegría llegó cuando, tras el partido, Messi le regaló una camiseta a Tomi. Se la envió con un integrante del equipo técnico de la Selección. Fernanda describió como se sentían luego del 5-0 con palabras sencillas: »Increíblemente bien. Nos dicen que tenemos que ir al Mundial. Tomi le trajo suerte a Leo».