La inflación en el último trimestre tendría un piso del 4% mensual, tras alcanzar un pico cercano al 6% en septiembre. Así coincidieron diversos economistas, al señalar que este fenómeno está explicado por la devaluación pos-PASO, que se ubicó en torno al 23%. De esta manera, de acuerdo con cálculos privados, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) terminará el año con un incremento del 55% promedio.
Según estimaciones privadas, la inflación se ubicaría en septiembre entre un 5,5% y un 6%, producto de la depreciación del tipo de cambio ocurrida luego de las elecciones primarias. La consultora Eco-Go estimó que la cifra estaría en 5,5%, mientras que Elypsis calcula un 5,8% y LCG, un 6%.
De todos modos, el INDEC dará a conocer hoy el dato oficial. Tras el pico de septiembre, el indicador mantendría una tendencia descendente, aunque con algunos riesgos para diciembre. En octubre, la cifra caería a un valor cercano al 4,2%, de acuerdo con las consultoras, manteniéndose en estos niveles hasta diciembre –según publica Ámbito-.
Julia Segoviano, economista de LCG, destacó que “el dato de septiembre será el más alto en lo que va del año, dado que el traslado a precios en agosto no fue completo”. Explicó que “las PASO se realizaron el 11 de agosto; en los primeros días del mes predominó la calma cambiaria, en conjunto con un proceso de desinflación”. Sostuvo que, “como la depreciación del tipo de cambio se dio recién en las últimas semanas, la suba de precios tendría un mayor efecto en septiembre”. Segoviano proyectó que en octubre, la cifra bajaría hasta un nivel cercano al 4%, que se mantendría como piso mensual hasta diciembre.
La economista sostuvo que “el tipo de cambio está funcionando como la principal ancla nominal de la economía. En la medida en que se mantenga estable, y que sigan los controles cambiarios, la inflación debería situarse en estos niveles”. “Para 2020, hay que esperar a las medidas que anuncie el próximo Gobierno”, agregó. Vale recordar que, antes de las PASO, la caída en la actividad económica parecía haber alcanzado un piso, mientras que la tasa de inflación había registrado cuatro meses de desaceleración. Previo al salto cambiario de agosto, el Banco Central, que conduce Guido Sandleris, estimaba una cifra en torno al 1,8% para el mes, por debajo del dato de julio (2,2%), lo que confirmaba este proceso. Todo parecía encaminado para que la economía comenzara a recuperarse, pero tras la victoria de la fórmula Fernández-Fernández, el dólar llegó a avanzar cerca del 30%, lo que llevó al BCRA a subir las tasas de interés hasta un 85% para intentar frenar la aceleración inflacionaria e intentar desincentivar la demanda de dólares.
Federico Furiase, director de Eco Go, alertó que en diciembre podría haber un nuevo salto inflacionario. El economista explicó que “se podría complicar la dinámica en un contexto de pérdida de reservas, sumado a una posible monetización del BCRA para cubrir una brecha fiscal en torno a los $240.000 millones, que representa el 18% de la base monetaria”. Todo esto en un contexto donde la demanda real de dinero continúa cayendo. Por otro lado, estimó que en los próximos meses el dólar oficial seguirá estable, pero con una brecha cambiaria creciente, “producto de la caída de los depósitos en dólares, del pago de deudas y de la venta de dólares por parte del BCRA”.
En esta línea, Furiase manifestó que “el BCRA poco a poco se va quedando sin herramientas y va perdiendo credibilidad, en medio de un empeoramiento de la hoja de balance, mientras que los bancos van haciendo rotación en el margen por algunos riesgos que ven en las Leliq”. Y alertó que “los vencimientos de pesos en 2020 son un tema complejo, en torno a $1,18 billones (90% del nivel actual de la base monetaria)”. “Si no hay roll-over, los caminos alternativos son muy costosos: emisión monetaria o reperfilamiento de deuda en pesos, que en una segunda vuelta de todas formas puede generar emisión monetaria vía desarme de Leliq por el rescate de fondos o la salida de depósitos en pesos”.