Desde las fábricas hasta los kioscos, desde las constructoras hasta los inquilinos, desde los contenedores en el puerto hasta las góndolas. No hay producto que en las últimas 48 horas haya escapado a la fuerte remarcación de precios que se disparó tras la devaluación del lunes adoptada por el Gobierno. Todos los dólares, el dólar: subió el oficial y los alternativos siguieron de largo. Entre grandes proveedores y pequeños comerciantes se puede escuchar una respuesta casi idéntica: confusión, incertidumbre, publica Infobae.
El efecto macro saltó directo a la micro sin escalas. “La Argentina es probablemente el único país del mundo en el que una devaluación del 20% se pasa a los precios en los comercios minoristas en el mismo día. En otros países el minorista ni se entera que hubo una devaluación y los precios se ajustan varios meses después”, indicó el economista Miguel Kiguel.
Las cifras que se escuchan son escalofriantes, desde la joven Ursula Ortíz, quien el viernes compró un yogurt a $300 y el lunes a la tarde lo pagó $900, hasta aquellos que en las últimas horas no han podido cerrar una compra o un alquiler.
El “mercado”, más que nunca, fue la calle y, como siempre, se anticipó a la realidad y superó con creces a los analistas. En una conocida cadena de inmobiliarias registraron el viernes antes de que llegara la noche, previo a las PASO, una inusual actividad, con muchas reservas, inclusive para viviendas que están “en pozo”.
Los testimonios no son anónimos solamente: hay nombres y apellidos de gente angustiada, preocupada ya no por lo que pueda pasar en las elecciones de octubre, sino por su capacidad de compra a partir de mañana. O, mejor dicho, desde ayer.
Sin excepciones
Y no hay rubro que haya quedado indemne. “El lunes los proveedores avisaron que frenaban las ventas, no se entregaba nada. Hoy están empezando a normalizar, pero con nuevas listas de precios. En general, todo aumentó 30%” dijo Alejandro Saúl, dueño de Ferretería Ale en San Fernando.
“Ahora volvieron a ofrecer, pero no hay cuenta corriente. Sólo pago contra entrega. Lo que es clavos, se frenó y ahora vuelve 20% arriba, lo que es sanitarios parecido, herramientas eléctricas costosas tienen listas de precios 40% arriba. Lo que es áridos –arena o cemento- está difícil que te vendan en cantidad”, relató el comerciante con 15 años de experiencia.
“Esto se suma a que los comerciantes minoristas recibiendo listas de precios actualizadas todas las semanas. El día a día es chequear producto por producto antes de vender, porque tenés miedo de perder o de empatar. Muy de casualidad ganás”, relató.
A 1.050 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, desde la capital de Mendoza, el dueño del hipermercado Mendoza, Rubén David, brindó un panorama similar: “No podemos comprar. Cada empresa está tomando distintas medidas y distintas políticas porque no sabe un poco bien cómo resolver el tema. Hay algunas empresas que te mandan el pedido, pero sin precio, te lo mandan con remito y después te van a poner el precio”.
“Hay otras que los pedidos que ya estaban hechos lo van a respetar y lo van a respetar con el precio y hay otras que no podés cargar los pedidos. Ni ayer ni hoy tienen las páginas habilitadas para cargar los pedidos. Así que no hay algo general, estamos esperando. Nosotros por el momento estamos trabajando normal, estamos entregando los pedidos normal”, explicó.
“Tenemos como para aguantar un par de días más sin el problema de recibir mercadería y esperando los precios. Por ejemplo, fiambres, lácteos, todo eso, ninguna me mandó ningún cambio de precio y me mandaron todos los pedidos que teníamos previsto. Las más complicadas son las que tienen mayor componente de producto importado. Esas prácticamente nada, nada, no podemos hacer pedido ni nada de eso”, detalló.
“Estos días son una mezcla de incertidumbre y pánico”, resumió Federico Cuomo, empresario Pyme y dueño de la empresa de agua en botellones y soda Tronador.
“Operativamente no se puede hacer mucho, estamos esperando hasta la semana que viene para ver qué hacemos con los precios. Tengo proveedores, de plástico, por ejemplo, que me mandaron lista de precios el lunes a la tarde y el martes al mediodía las frenaron. Tenemos stock, pero eso impacta de lleno en el negocio. Voy a perder seguro… ¿cuánto? No sé. Además, tengo que atajar a los 11 empleados que tengo que me preguntan todo el tiempo qué va a pasar. No tengo respuesta. Para mi negocio, lo que viene es peor que la pandemia, cuando mis ventas cayeron 88%, y también que el 2001. Me hablan de hiper y no sé cómo moverme en ese escenario y eso que hace 33 años soy empresario”, le explicó a Infobae.
Alquileres y ventas, en jaque
Uno de los sectores más golpeados es el inmobiliario, que intentaba despegar, pero que, con cada movimiento del dólar, se vuelve a frenar.
La trepada del dólar blue generó una parálisis y esta semana se cancelaron operaciones que se estaban por concretar en la ciudad de Buenos Aires.
Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), dijo a Infobae que “como en cualquier periodo pre-electoral esta situación genera retracción y dificulta las operaciones de compra venta y adquisición de materiales para quienes construyen. Pero lo vemos como algo transitorio, cualquiera de los candidatos que gane va a tomar, una vez asumido el nuevo Gobierno nacional, las coordenadas correctas para ordenar variables como la inflación y el dólar. A partir de 2024 somos muy optimistas en el sector”.
Hasta junio último, se hicieron más de 16.000 escrituras según el Colegio de Escribanos de CABA, confirmando meses récord de ventas versus los últimos cuatro años que habían sido muy malos para el segmento. En paralelo, el incremento del dólar blue impactó con fuerza en los precios de materiales para la construcción. En rubros como en grifería, pinturas, cal, cemento y pisos, los valores se dispararon por sobre el 20% en sólo dos días.
En este contexto, los corralones frenaron las ventas y los materiales de obra están trabajando hasta hoy en algunos casos sin precios de referencia. Los desarrolladores de viviendas aclararon que compraron insumos todas las semanas previas a las elecciones y que están recibiendo los que ya estaban pagos. ¿Se puede denominar especulación la necesidad de contar con insumos intermedios o finales para seguir trabajando?
La inmediatez absoluta es otro signo de estos últimos días: si antes los presupuestos para construir duraban 15 días, ahora sólo se consiguen algunos por una semana.
Pedro Brandi, presidente del Grupo Construya (entidad que agrupa varias fábricas que producen materiales de obra), expresó a Infobae que “la señal después de las PASO fue muy fuerte para los mercados. Y lamentablemente la mayoría de los insumos con los que fabricamos los productos tienen un componente en donde influye el dólar, y por eso se traslada a los precios finales”.
En particular, los productos químicos que se importan para pinturas, o morteros específicos, entre otros, influyen y terminan encareciendo los materiales que se necesitan para edificar y refaccionar viviendas.
“Los mercados se mueven por expectativas y luego de los resultados del domingo se intuye más que nunca que habrá un cambio de ciclo político. Creemos que hasta fin de año habrá movimientos alcistas de precios y tal vez se profundice el camino recesivo. Pero esperemos que las recetas que se apliquen en 2024 permitan desarrollar la economía y se levanten medidas que restringen la importación de productos, algo que viene complejo desde hace más de 18 meses”, se esperanzó Brandi.
Ante este piso macroeconómico resbaladizo, muchos constructores y arquitectos tratan de ganarle al tiempo al pagar con tarjeta y en cuotas grifería, sanitarios, caños de PVC, pintura, cemento, hierros y arena, entre otros materiales.
Diego Aguirre, CEO de Construyo al Costo, explicó a Infobae que “el impacto de la devaluación del dólar oficial anunciada el lunes tuvo efectos inmediatos en el costo de los materiales que tuvieron aumentos promedio del 20% y además se notó un freno brusco en las entregas de los proveedores y en las cotizaciones por la incertidumbre de los precios”.
Otra fuente de una casa de revestimientos y decoración del hogar confirmó que los materiales nacionales aumentan al ritmo de las subas de los proveedores, que se traslada a los precios de venta al usuario. “El salto del dólar libre de esta semana aún no está reflejado del todo en los precios de materiales”, concluyó Aguirre.
La arquitecta Viviana Gerade dijo que “mínimamente, todo subió el 25% desde el lunes. Algunos no entregan directamente y los corralones trabajan muchos con cheques a 30 días, pero ya están cargados de cheques y no saben van a hacer con esos esos acopios”.
“En las obras se ve cierto desabastecimiento, porque hay muchas cosas que ya no te venden y habrá que ver lo que queda”, se lamentó, mientras recorría sus obras y dialogaba con sus proveedores.
En el caso de las inmobiliarias, se calcula que los precios de las escasas viviendas en alquiler en sólo dos días subieron entre un 15% y 20%; ya venían con un alza de 140% interanual porque los propietarios se cubren de la inflación y piden más dinero al inicio del acuerdo o en la prórroga de los contratos que se vencieron recientemente.
Marta Liotto, presidenta del Colegio Profesional Inmobiliario (CPI) porteño, indicó a Infobae que “los resultados de las elecciones del domingo implican un alto grado de incertidumbre para toda la economía, y especialmente para el sector inmobiliario. Ideas descabelladas, como la propuesta de una dolarización de la economía, tendrán consecuencias muy negativas para la actividad y desalientan a los inversores”.
Por la devaluación del lunes hubo acuerdos de alquileres que se cayeron y dueños que habían acordado cifras con los inquilinos que deberán ser pactados nuevamente.
En este sentido, tras buscar una vivienda por cinco meses, Augusto D. ayer pudo finalmente concretar su acuerdo. Algo aliviado, le contó a Infobae que “lo de ayer fue una locura, había cerrado el precio por un dos ambientes en Palermo por $200.000 por mes el viernes último, y ayer para firmar la dueña me pidió $240.000 (un 20% más). Tuve que aceptarlo porque me costó mucho poder conseguir una propiedad en la zona que necesitaba”.
“Es probable que si hay aceleramiento inflacionario se traslade a los precios y valores iniciales, e incluso repercuta directamente en las actualizaciones que marca la ley de contratos ya firmados”, detalló Emilio Caravaca Pazos, presidente de la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (FIRA).
Caravaca Pazos afirmó que “junto con otras cámaras del sector presentamos alternativas a la legislación actual de alquileres que puedan ser un paliativo a corto plazo, aunque estamos convencidos de que se debe convocar a los sectores e instituciones para abordar realmente el problema a mediano y largo plazo, para equilibrar una situación difícil que lleva años y se ha recrudecido en el último período”.
Autos frenados
En el mundo de cuatro ruedas, todos pusieron el freno de mano de golpe: los seis grandes fabricantes de neumáticos que tiene el mercado argentino se cubrieron y a primera hora del lunes enviaron una comunicación interna a los puntos de venta de todo el país. Allí informaban que la facturación estaba suspendida “hasta tanto se aclare el panorama y se defina una nueva lista de precios”, según expresaron en algunos casos.
Aunque fabriquen las cubiertas en el país, el insumo para hacerlas es importado. Al respecto, Fate anticipó el lunes que habría una suba de al menos un 20% para sus neumáticos y para las empresas que compran caucho para otras industrias como las cintas transportadoras o los fuelles de transporte de cargas y de pasajeros.
“El problema lo tenemos nosotros, los que le vendemos a la gente, porque no sabemos qué precio ponerle. Así que lo que hicimos fue aumentar ese 22% y no vender más de cuatro neumáticos por cliente. Es una forma de resguardarnos hasta que haya nueva lista de precios”, expresó el dueño de una cadena de gomerías.
Hasta ahora, eso sí, la mayoría de los comercializadores de neumáticos no han tenido problema de suministro.
En cambio, las fábricas de automóviles no recibieron ni una sola SIRA para importar durante todo el mes de julio y las dos semanas que han transcurrido de agosto. Por este motivo, los autos importados no están entrando, y esto incluye a los de mayor costo, pero también a algunos de los más económicos que provienen de Brasil.
Al respecto, la mayoría de las fábricas que venden autos con valores menores a los 8,5 millones de pesos, no facturaron esas unidades a su red de concesionarios.
Cabe recordar que en julio, tras las medidas publicadas en el boletín oficial por las que se gravaba con un 7,5% las importaciones de autos completos o autopartes, todas las automotrices tuvieron que salir a retocar las listas de precios. Esta medida dio lugar a una actualización que en el ambiente se denominó “Julio II”.
Entre ese tributo nuevo y la falta de dólares, en el último mes no entraron autos importados a Argentina, ni siquiera desde Brasil. Pero además, como aproximadamente un 60% de los componentes de los modelos de producción nacional son importados, el 7,5% afectó el costo de fabricación.
Sin embargo, no todas las marcas podrán trasladarlo a los precios, ya que los autos más económicos están ya en el tope de precio que les permite no pagar el impuesto a los autos de lujo, un arancel que se ajusta en forma trimestral y que hasta fines de agosto está ubicado en los $8.500.000.
Y, sobre llovido, mojado, por la cercanía del Día del Niño, el próximo domingo. “Teníamos una promo para el Día del Niño, con una serie de productos. Evaluamos darla de baja hasta tener más claro el escenario de precios y luego se resolvió mantenerla, pero sin las 6 cuotas o más sin interés”, expresó un comerciante.
Tras analizar sus costos, varias empresas ya ajustaron sus listas de precios y enviaron a sus clientes aumentos de entre 15% y 30%, según el rubro y el producto. De todos modos, no todas las firmas pudieron realizar estos ajustes por ser parte del programa Precios Justos.
“¿Milei? ¡Qué sé yo! Acá no estamos hablando de lo que vendrá con Milei si gana la presidencia. Estamos viendo qué vamos a hacer mañana para no matar al consumidor, pero tampoco perder”, expresó, resignado, un alto ejecutivo de una empresa de electrónica.
El intento del Gobierno
Anoche, el Gobierno extendió el programa Precios Justos, con un sendero de aumento de 5 por ciento por 90 días, según anunció Guillermo Michel, el jefe de la Aduana y, desde ayer, a cargo de las negociaciones con las empresas por los precios. No reemplazó al devaluado secretario de Comercio Matías Tombolini, pero en términos reales es su nuevo “jefe”. “Esto no sirve para nada, nos llama a nosotros y acá tienen que estar los fabricantes de alimentos”, dijo ayer por la noche un ejecutivo que participó en las reuniones en Economía. Ayer fue el turno de supermercados y mayoristas, hoy irán las alimenticias.
“El Gobierno ayer nos informó de una decisión que ya estaba tomada. Michel, que es el nuevo encargado del tema, no estuvo en la reunión. Primero se reunieron con nosotros y luego con la industria, fue raro. Tenemos aumentos promedio de 25% y el Gobierno quiere acotar el tema a 5%. Nos piden que solo aceptemos eso y la industria está en otra, van a los almacenes y autoservicios, donde está el 60% de la venta. Nos dicen ‘si no lo querés, me voy con ellos’; van y les venden más caro”, destacaron esta semana desde una importante cadena de supermercados.
“Nos van a entregar algo, pero poco: esto va terminar con falta de producto, con góndolas vacías en los supermercados. La gente viene y no encuentra. Están subestimando el impacto de la góndola vacía. De precios justos, de cada 10 productos que pedimos, nos llegan cinco”, agregaron.
En momentos de tensión con los precios es habitual este “tire y afloje” entre el triángulo que componen las autoridades, las empresas de alimentos y los puntos de venta.
“Estamos relevando los nuevos costos y avisamos a los clientes la necesidad de aplicar algunos aumentos en esa línea (15%), pero sujeto a lo que hablemos con la Secretaría”, le dijo ayer el directivo de una importante firma alimenticia, antes de escuchar el anuncio de la prórroga de Precios Justos. La política entró en shock el domingo con el resultado de las PASO y el resto de la sociedad el lunes con la disparada de los precios. Desde fines de 2019, cuando la inflación ya estaba en el 54%, inversores y otros gobiernos pidieron un plan sólido que nunca llegó; ahora el índice llegó al 113%, con varios precios atrasados.
“Hay tensión, pero seguimos trabajando. Los proveedores tienen movimientos en las listas, como es obvio. Ayer un fabricante de máquinas me dio un repuesto, pero sin precio. La harina se está entregando con nuevos precios. El problema es que gran parte de la economía ya estaba dolarizada de antes. Exportamos, nos costó mucho, y sufrimos mucho el dólar a 270 pesos. Con los precios somos muy prudentes porque no nos podemos pasar de rosca, porque no nos compra nadie, pero tampoco podemos fundirnos, Hacemos un gran esfuerzo, estamos siempre al límite”, explicó desde Avellaneda un empresario pyme del rubro alimentos.
De hecho, la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba) indicó que tras las PASO, el 74,6% de los comerciantes porteños sufrió un aumento de entre el 10 y el 25% en los precios de lista de sus insumos con la devaluación del 22% del peso frente al dólar, mientras que el 13,4% llegó a percibir incrementos de hasta el 50% y un 4,5% de hasta el 75%.
Las consultoras privadas prevén que entre agosto y septiembre el índice de precios salte a los dos dígitos mensual tras el 6,3% registrado en julio. Anoche, según informó el Banco Central, estos analistas adelantaron que prevén una suba de precios del 140% acumulado en diciembre. Algunos se estiran al 200%. En realidad, hacer cálculos en una economía sin anclas es casi imposible. Más, con un candidato a presidente que promete eliminar el peso argentino y que salió primero en los comicios, mientras el Gobierno parece anémico y está en el tramo final de su gestión.
¿Cuál es el precio del dólar en este contexto?: las cotizaciones suben minuto a minuto y en el Banco Central no hay reservas para frenarlas. Y, si las hubiera, ¿es el momento para poner un dique de contención en un río que aparece desbordado?
Todo se puede resumir en los carteles que aparecen en varios comercios: “No hay precio”. Mejor síntesis, imposible.