Algunos rubros desaparecieron de los presupuestos, como turismo y esparcimiento, otros se achicaron al mínimo como el uso de transporte público, y muy pocos se potenciaron como alimentos y productos de limpieza
La irrupción de la cuarentena y el consecuente Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio que decretó el Gobierno desde el 20 de marzo con la esperanza implícita, no declarada, de que no excediera de los 28 a 40 días, esto es de 2 a 3 módulos que indicaba la tendencia de la posibilidad del contagio del COVID-19, se extendió por más de 150 días y forzó un cambio sustancial en el consumo de las familias.
No sólo el distanciamiento social y la definición de “actividades esenciales” permitidas condujo a esa modificación de la asignación del gasto de los hogares. La caída de oportunidades laborales y pérdida de empleos pese a la prohibición de los despidos derivaron en el cierre de más de 15.000 establecimientos, aunque en términos de locales y puntos comerciales hasta 10 y 20 veces más, por efecto de las sucursales y filiales registradas por la AFIP como un único empleador.
La extensión del fenómeno afectó incluso la elaboración de las estadísticas oficiales. Así lo informó el Indec: “debido a la pandemia global de la COVID-19, que alteró el normal funcionamiento de las oficinas de estadística oficiales en todo el mundo”. Por eso debió hacer un ajuste en las estimaciones basado en los datos “de los puestos de trabajo para cada actividad económica que surgen de la agregación de la información recibida desde cada provincia. Los principales sectores de actividad donde se utiliza parcialmente esta información son: explotación de minas y canteras, construcción, restaurantes, actividades empresariales y de alquiler, servicios de salud privada, enseñanza privada, servicios a las empresas y algunas actividades de servicios comunitarios, sociales y personales”.
De ahí que como aproximación al cambio del consumo de las familias, Infobae tomó los datos de producción y ventas en algunos rubros de la serie mensual del Indec al cierre de junio y los comparó con los valores al inicio de la cuarentena –marzo, y pre cuarentena, diciembre 2019– para atenuar los efectos propios de la estacionalidad del primer trimestre.
En el primer caso, los datos del segundo trimestre muestran diversos rubros que se mantuvieron vedados para el acceso de la población, como los casos de la concurrencia a espectáculos públicos masivos o en salas cerradas como los cines y teatros; el traslado a las provincias en vuelos de cabotaje, y más aún al exterior, los cuales prácticamente cayeron a cero, con muy pocas excepciones, y también el ferrocarril para los afectados a tareas declaradas esenciales.
Otros, con la gradual habilitación de actividades y comercios “barriales”, excluidas las grandes arterias de concentración de gente y centros de compras que se mantuvieron cerrados y muchos que debieron bajar la persiana, sólo lograron atenuar el ritmo de caída de la producción y ventas que habían acusado en abril.La gradual habilitación de actividades y comercios “barriales”, excluidas las grandes arterias de concentración de gente y centros de compras, permitió a algunas casas atenuar el ritmo de caída de la producción y ventas que habían acusado en abril
En ese segmento se ubicaron las ventas de naftas y automotores; el consumo de vino; la compra de calzado, prendas de vestir; productos de librería e imprenta, neumáticos, automotores y repuestos, principalmente. Mientras que reactivaron fuerte la demanda diversas líneas de alimentos y bebidas no alcohólicas; lácteos; y también de artefactos para el hogar, como líneas electrónicas, celulares y computadoras, en especial por parte de quienes pudieron mantener su actividad en forma remota. En este período también se reactivó parcialmente la compra de productos vinculados con la refacción y ampliación de la vivienda, como cemento, pintura, vidrio, e incluso equipamiento del hogar.
Sin embargo, en diversos rubros se está aún lejos de recuperar promedios históricos, y más aún los picos registrados en 2017, antes que se iniciara un nuevo ciclo recesivo, como es el caso de la venta de automotores que de un ritmo cercano a las 900 mil unidades en el año se derrumbó a cero en abril, y actualmente las ventas no llegan a proyectar un número mayor a las 300 mil unidades, con más presencia relativa de nacionales que de importados.
En diversos rubros se está aún lejos de recuperar promedios históricos, y más aún los picos registrados en 2017, como es el caso de la venta de automotores que de un ritmo cercano a las 900 mil unidades en el año se derrumbó a cero en abril, y actualmente las ventas no llegan a proyectar un número mayor a las 300 mil unidades
La generación de energía eléctrica, consumida por empresas y familias, pasó de un rango de 11.000 a 12.000 GWh por mes hasta marzo, cayó a 8.510 en abril y ahora habría recuperado la cota mínima anterior.
La venta de nafta súper pasó de niveles del orden de los 600 mil metros cúbicos por mes hasta febrero a un piso de 196 mil m3 en abril, y ahora está en torno a la mitad de un mes normal.
El consumo de gaseosas, más allá de los factores estacionales, es otros de los rubros afectados por la pérdida de ingreso real de muchos trabajadores y jubilados, aunque de menor magnitud que en los casos anteriores. El último dato del Indec es de 173 millones de litros en mayo, levemente superior al de abril, pero con una caída del 20% en la comparación anual.
Mientras que los despachos de cemento, que habitualmente rondaban en torno a las 900 mil toneladas a un millón por mes, en línea con el indicador de actividad de la construcción y el promedio de la industria manufacturera, se derrumbaron a menos de la mitad en abril y ahora se ubican entre 12% y 15% por debajo.
El balance del consumo de los hogares, y consecuentemente de la producción y de bienes y servicios arroja para el primer semestre un saldo claramente contractivo, con un promedio cercano al 20%, y persistencia de más de la mitad de las fuentes de actividad con algunas restricciones para recuperar los valores pre crisis, sea por la imposibilidad de traslado de los trabajadores en sectores que hasta este mes de agosto se desempeñan en rubros declarados por el Gobierno como no esenciales y no cuentan con medios propios ni de sus empleadores para movilizarlos, ni para sumarse a la opción de teletrabajo.El balance del consumo de los hogares, y consecuentemente de la producción y de bienes y servicios arroja para el primer semestre un saldo claramente contractivo, con un promedio cercano al 20 por ciento
En otros casos, la retracción de la demanda se explica por el “auto aislamiento” preventivo de algunos consumidores y sólo se trasladan para compras de productos básicos; y algunos aducen dificultades para disponer de productos, en particular en la franja de importados.
Y, principalmente, por la drástica disminución del poder de compra de los salarios, tanto por el descalce con la escalada de la cotización del dólar, pese al acuerdo que el Gobierno cerró con los bonistas bajo legislación extranjera, como principalmente por el notable aumento de las suspensiones, con pago parcial de remuneraciones, reducción a cero de las horas extras y el aumento del desempleo.