«El Gobierno volvió a manos de la gente»

Alberto Fernández derrotó en la primera vuelta a Mauricio Macri y será el próximo presidente. Se impuso con el 48 al 40,4 por ciento de los votos. En un búnker colmado, prometió «una Argentina más…

lunes 28/10/2019 - 9:42
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Alberto Fernández derrotó en la primera vuelta a Mauricio Macri y será el próximo presidente. Se impuso con el 48 al 40,4 por ciento de los votos. En un búnker colmado, prometió «una Argentina más igualitaria». Hoy desayunará con Macri en la Casa Rosada. En la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof derrotó con amplitud a María Eugenia Vidal. Rodríguez Larreta reelecto en Capital.

«Una Argentina solidaria, más igualitaria», prometió Alberto Fernández que será su objetivo en su primer mensaje como presidente electo, luego de imponerse en las elecciones en primera vuelta por el 48 por ciento contra el 40,4 por ciento del Mauricio Macri. En el marco de algarabía que rodeó desde temprano al búnker del Frente de Todos, Fernández concluyó a viva voz: «El Gobierno volvió a manos de la gente, volvió a manos de los argentinos». Hubo lugar para la emoción cuando junto a Cristina Kirchner recordaron a Néstor Kirchner, al cumplirse nueve años de su fallecimiento. Fernández contó que aceptó la invitación para desayunar hoy con Macri en la Casa Rosada para empezar a negociar la transición, en medio de la crítica situación económica. En principio, el Banco Central anunció anoche que el cepo al dólar pasó de 10 mil a 200 dólares mensuales. Con una diferencia de votos sensiblemente menor que en las PASO, buena parte del triunfo se basó en la diferencia obtenida por el Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, donde Axel Kicillof consiguió una contundente victoria por casi 14 puntos de diferencia en la pelea por la gobernación contra María Eugenia Vidal. En cambio, la ciudad de Buenos Aires volvió a exhibir su condición de bastión macrista al posibilitarle una holgada reelección al jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta.

Alberto Fernández habló del triunfo de «un nuevo orden, una nueva lógica», respecto a los cuatro años del macrismo. Como en la campaña, subrayó el rol de la educación pública, la salud pública, los jubilados, como elemento distintivo de lo electo ayer. «Lo único que nos preocupa es que los argentinos dejen de sufrir de una vez por todas», afirmó. Mencionó que no era «el frente de nosotros, sino el frente de todos» el que se había impuesto, por lo que «sólo nos queda cumplir con lo comprometido». Tanto en el discurso ofrecido dentro del búnker como a la multitd congregada afuera, sobre avenida Corrientes, dedicó un párrafo para recordar a Néstor Kirchner. «Gracias Néstor, donde estés. No sería justo sino lo reconociera», mencionó.

Cristina Kirchner votó temprano en Santa Cruz y luego se trasladó a Buenos Aires. Cuando llegó al búnker, recién trascendían los primeros datos del centro de cómputos y se sabía que la diferencia esta vez era menor a la que indicaban los sondeos propios, lo que generó un cambio de clima. De los brindis y los festejos, se pasó a las consultas telefónicas. Pero luego fue quedando claro que esa diferencia no se podía achicar, que faltaban contar muchos votos de la Provincia y que el triunfo en primera vuelta estaba firme. La ex presidenta comenzó su mensaje mencionando a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo y agradeció el cariño que había recibido durante estos años, tanto en su nombre como en el de sus hijos Máximo y Florencia. Consideró el triunfo de Kicillof, una elección suya, como «un inmenso orgullo» y «un reconocimiento político».  Le avisó a Fernández que se tomaría «un atrevimiento», que fue mandarle un mensaje a Macri: «Que hasta el 10 de diciembre tome todas las medidas para aligerar la situación dramática» que sufren hoy los argentinos. 

Sin globos

Los discursos en el Frente de Todos, en Chacarita, arrancaron a las 22.45, cuando desde Costa Salguero ya habían reconocido las derrotas. El primero en salir a un escenario sin globos fue Rodríguez Larreta, el único victorioso al imponerse por el 55,8 al 35,1 por ciento a Matías Lammens y evitar con comodidad el ballottage, uno de los fantasmas que rodeaban la elección. Su mensaje estuvo concentrado en la Ciudad. 

Luego fue el turno de María Eugenia Vidal, que se encargó de dejar en claro que pensaba continuar trabajando en política. «Yo voy a seguir comprometida con ustedes», avisó. «Mariu no se va», le cantaron a quien hasta hace muy poco era considerada la política de mejor imagen del país, casi invencible. «Hoy Dios me dio un descanso para que recupere mis fuerzas», buscó interpretar la dura derrota. 

A diferencia de Larreta y Vidal que subieron junto a todos sus colaboradores, Macri se presentó acompañado sólo por Miguel Angel Pichetto. Felicitó al presidente electo y aseguró que su intención era iniciar una «transición ordenada». A falta de logros palpables que mostrar, dijo que su gestión había iniciado «otra cultura del poder, otra forma de gobernar», algo que luego desmentirían los discursos de los candidatos del Frente de Todos. «Ojalá que ese compromiso de diálogo que nunca tuvieron ahora lo ejerzan», le replicaría Fernández. Como la gobernadora, Macri también dijo que seguirá. «Esto recién comienza. Como les prometí, vamos a estar ahí para defender en lo que creemos», cerró. Recién entonces subió su esposa y el resto, incluyendo la vicepresidenta Gabriela Michetti, de quien primero observó que «se perdió en el camino». 

Provincia y adentro

Al cierre de esta edición, con el escrutinio casi completado, Alberto Fernández mostraba una cosecha de votos apenas superior a la de las PASO, pero eso se traducía en un porcentaje menor debido a la mayor afluencia de votantes que en gran mayoría eligieron a Macri. Juntos por el Cambio también sumó de Roberto Lavagna, de Juan José Gómez Centurión y de José Luis Espert. En definitiva, obtuvo alrededor de 2 millones de votos más que en las PASO, con lo que puede considerarse que fue una buena estrategia su decisión de apuntar a la movilización callejera y las recorridas por el interior, aunque muy lejos como para «darla vuelta», tal como se proponían. 

A diferencia de las elecciones de agosto, en las que sólo se había impuesto en Córdoba y ciudad de Buenos Aires, esta vez también ganó en Mendoza, San Luis, Santa Fe y Entre Ríos, en estos dos últimos casos en elecciones muy parejas. Lo de Mendoza ya había entrado en el radar de los consultores en los últimos días. Alberto Fernández ganó por cuatro puntos en las primarias y ayer cayó por más de 12. Los otros tres casos fueron sorpresivos y marca un vuelco de lo que podría llamarse el «voto campo», refractario al peronismo. 

En cambio, en el resto del interior el Frente de Todos repetía los buenos porcentajes de agosto. Pero, sin dudas, el triunfo en primera vuelta se sustentó en lo obtenido en la provincia de Buenos Aires.  «Lo que ganó fue la política, la movilización popular», definió Kicillof anoche sobre su campaña a pulso en el territorio bonaerese. El gobernador electo evitó un discurso de tono festivo y eligió hacer un crudo cuadro de la situación que recibirá. «Es de tierra arrasada», afirmó.  

De los dos millones de votos de diferencia del Frente de Todos a nivel nacional, un millón y medio se debía a los votos bonaerenses. En intendencias como La Matanza, Merlo, Malvinas Argentinas, Berazategui y Ezeiza el Frente de Todos superaba el 60 por ciento y se acercaba a esos guarismos en San Martín, Esteban Echeverría, Escobar y Lomas de Zamora, por poner algunos ejemplos. Además, conseguía arrebatarle al macrismo los municipios de Morón, General Rodríguez y Quilmes. En Pilar se contaba voto a voto. Varios intendentes macristas se salvaron con la estrategia del corte de boleta. 

Tensión forzada

La jornada electoral se desarrolló en un marco de tensión, especialmente por la psicosis creada en los días previos desde el oficialismo que venía insistiendo a sus simpatizantes en la necesidad de realizar una mejor fiscalización que en las PASO. Por la mañana, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, sostuvo que tal vez hubiera que esperar al escrutinio definitivo para conocer el resultado de las elecciones, dando la idea de una paridad que nunca existió. El ministro Guillermo Dietrich habló luego de «decenas de denuncias» de los fiscales macristas en el GBA que la gente iba a votar con un DNI anterior. Como es habitual, esas sospechas no inciden en nada en el resultado, pero ayudan a crear un clima que se vio reflejado en las redes sociales. 

Elisa Carrió anunció que esta vez no asistiría al búnker de Costa Salguero pero no se privó, pasadas las 18, de salir a proclamar «victoria en la Nación y en la Ciudad». En un acto de campaña ya había dicho que había que salir a anunciar el triunfo aunque no se tuvieran datos. En eso cumplió. 

Gobernaciones

Además de provincia de Buenos Aires y CABA, ayer también se eligió gobernador en Catamarca y La Rioja y en ambas ganó el Frente de Todos. 

En La Rioja se imponía Ricado Quintela con el 43,1 por ciento frente al radical Julio Martínez, que obtenía el 27,3. El ex gobernador Luis Beder Herrera, que se presentó por fuera del PJ con la lista «Nuestra Rioja», conseguía el 19,7 por ciento. Quintela es el intendente de la capital riojana y fue designado por el gobernador Sergio Casas luego de que fuera impedido por la Justicia para presentarse para un nuevo mandato.

En Catamarca, el candidato del Frente de Todos, Raúl Jalil –también intendente capitalino– se imponía con comodidad con el 60,8 por ciento de los votos contra el 33,1 por ciento de Roberto Gómez, de Juntos por el Cambio. 

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