Los bonistas entienden que, más importante que la propuesta, es saber cómo crecerá el país para entender si puede pagar sus compromisos; el FMI terminó ayer su misión reunido con el ministro Guzmán.
El Gobierno se prepara para presentar la oferta de renegociación de la deuda, pero los acreedores creen que el plan tendrá muy baja aceptación.
Mientras hoy cerraban la segunda misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el Palacio de Hacienda aseguraban que en el corto plazo darán a conocer la propuesta para los bonistas.
El ministro Martín Guzmán despidió en persona a la delegación que encabezó la subdirectora para el Hemisferio Occidental, Julie Kozack, acompañada por el jefe para la misión para el país, Luis Cubeddu.
En los últimos días el Gobierno le dio detalles al Fondo de la oferta que planea presentarles a los acreedores privados, antes de analizarla con los propios interesados.
Se trata de una estrategia similar a la que adoptó respecto del ajuste fiscal: se la mostró primero al organismo que al Congreso y al resto de la sociedad.
No trascendieron detalles de la oferta, más allá de las especulaciones de diversos actores del mercado acerca de cuánto sería la quita.
Pero un banquero de una entidad internacional aclaró que esta semana los fondos de inversión que se reunieron con el ministro Guzmán le dejaron en claro que están más interesados en conocer el plan económico general del Gobierno que la oferta concreta de la deuda.
El análisis de los acreedores es simple: si no se sabe qué recursos puede generar el país para pagar, difícilmente se pueda analizar si la oferta es razonable o no.
“Quieren saber cómo va a crecer el país, de qué manera y por cuánto tiempo; es la mejor forma de saber si se les puede pagar”, indicó el ejecutivo, escéptico acerca de la aceptación que pueda tener la oferta que lanzará el Gobierno.
El banquero también se mostró escéptico sobre el análisis que el Gobierno hace sobre el nivel de precio de los bonos que sería razonable para lanzar la propuesta.
El Palacio de Hacienda cree que sería mejor si los bonos no suben ni bajan demasiado: lo primero para que la quita sea suficiente para que la deuda sea sustentable; lo segundo, para que no compren demasiados bonos los “fondos buitre”.
Pero esa mirada, según la fuente, es demasiado estática ya que no toma en cuenta ni la alta volatilidad actual que predomina en los mercados por el coronavirus, ni la forma en que los fondos de inversión toman sus decisiones.
Aunque algunos analistas afirman que la caída global de los bonos favorecería una quita más agresiva, las fuentes consultadas por Infobae indicaron que cuanto más agresiva sea la oferta menor será el incentivo para aceptarla.
«Los fondos, como quedó demostrado con la deuda bonaerense, no tienen incentivos para aceptar una mala propuesta, por sus responsabilidades fiduciarias, porque tienen una baja exposición en el país y porque si la oferta es mala, prefieren venderle sus bonos a un fondo que litigue”, explicó.
Como señaló un estudio de Eco Go “la lectura de que la política no se puede permitir un default, y que lo que estamos viendo es una puesta en escena para mantener los precios de los bonos en niveles que permitan un acuerdo bajo la amenaza de arreglen, si no vengo yo, empieza a quedar tamizada por las dudas que generan los movimientos del último mes. El gobierno parece decidido a mostrarse duro en la negociación”.
De todos modos, esta dureza esconde la certeza de que el Gobierno no quiere entrar en default. Así lo demostró esta semana cuando les pagó el 100% a los bonistas que no habían entrado al canje desarrollado días atrás.
Esta táctica tampoco parece ser el mejor antecedente para que los inversores acepten la primera oferta que haga el Gobierno. “Este proceso va a tener, al menos, dos ofertas”, expresó el banquero.
Luego de presentar la oferta en los próximos días, en el cronograma figura que debería haber un road show para promocionarla, aunque dado la creciente parálisis global por el coronovirus dicha gira está en duda.