En la Rosada buscan disipar los amagues de ruptura y los pedidos para que la candidata sea Vidal.
En medio de una fuerte tensión interna, en el Gobierno reconocen que analizan ofrecerle la vicepresidencia al radicalismo, en un intento desesperado por cerrar definitivamente el debate sobre la candidatura de Mauricio Macri.
La versión del ofrecimiento a la UCR alteró los nervios de la Casa Rosada donde este miércoles se mezclaron las desmentidas con las voces que avalaron la jugada, lo que revela el momento de desconcierto que atraviesa el macrismo y el nerviosismo que generan las dudas sobre la candidatura de Macri.
Finalmente, cerca del mediodía Rogelio Frigerio reconoció que están abiertos a la posibilidad de que un radical se integre a la fórmula presidencial. «En principio, no estamos cerrados a nada. Vamos a poner sobre la mesa todos los temas que planteen los socios de Cambiemos. Estamos dispuestos a escuchar a todos», dijo el ministro del Interior.
Los dichos de Frigerio confirman que la vicepresidencia está en el menú de posibilidades que el Gobierno propondrá a los radicales, aunque la tensión que generó la versión revela cierta desprolijidad en el manejo ya que la Rosada ya les mostró a sus socios su carta más importante.
Lo cierto es que el ala política del Gobierno apoya la posibilidad de compartir la fórmula por el sencillo argumento de que Macri no está en condiciones de resignar a su principal aliado en momentos en que las encuestas están lejos de favorecerlo. Que la UCR termine apoyando a Roberto Lavagna o forzando la candidatura de María Eugenia Vidal es mucho más arriesgado que ofrecer un lugar en la fórmula.
Esto choca de frente con el sector purista del PRO que encarnan Marcos Peña y Jaime Durán Barba, que no quieren saber nada con cederle el lugar al radicalismo. Pero la situación política y económica que atraviesa el Gobierno deja casi sin espacio político al purismo. En resumen, lo que dice una parte del oficialismo es que es esto o perder las elecciones.
Las dudas sobre la candidatura de Macri llegan incluso a su mejor amigo, Nicky Caputo, que le recomienda no ir por la reelección, mientras que vuelve a sonar con fuerza la idea de que la boleta la encabece Vidal, algo que los radicales ven con buenos ojos. Es por eso que el ofrecimiento a la UCR es otro intento por blindar la candidatura del presidente, aunque hay correligionarios que ponen paños fríos y dicen que primero quieren ver cómo sigue la economía para no inmolarse.
La posibilidad de un radical secunde a Macri abre otros debates. El primero es el nombre a elegir. En principio en el gobierno creen que debería ser un dirigente que mida bien o que tenga mucho peso político. En el segundo caso el nombre indudable es el de Alfredo Cornejo, el jefe de la UCR, que también suena como vice de Lavagna si Cambiemos estalla. En el primer caso, el único nombre que podría ofrecer el radicalismo es Martín Lousteau.
Esto implicaría un revés durísimo para Marcos Peña y para el propio Macri. El jefe de Gabinete no quiere saber nada con el diputado, que tiene una mirada extremadamente crítica de la economía y además ni siquiera es parte de Cambiemos formalmente. El presidente, en tanto, habría quedado muy ofendido con el economista cuando durante el viaje oficial a India aprovechó su visibilidad para reclamarle una interna. Sería un sapo difícil de dirigir, además del que ya implica compartir la fórmula.
Por otro lado, un debate nada menor es que haría Elisa Carrió, que ya ha dejado más que claro que no quiere saber nada con sus ex correligionarios. En el Gobierno admiten que Lilita puede detonar todo si se concreta el ofrecimiento y afirman que Peña deberá hacer esfuerzos fuertes para contenerla. Creen que en esa tarea pueden ayudarlo Vidal y Rodríguez Larreta. Para completar la contención, la Coalición Cívica obtendría generosos lugares en las listas de diputados, el principal objetivo de Carrió.
Más allá de las especulaciones, hay concreto es que la desprolijidad con la que se conoció el ofrecimiento a los radicales revela desprolijidad y cierta desorientación en la Rosada. Es que se trata de una decisión demasiado importante como para salga a la luz varios días antes de que se lleve a cabo la reunión en la que se discutirá. La norma indicaría que en cualquier otro gobierno se hubiera discutido antes de anunciarlo.