Buena cara ante los desaires: después de que se supiera que el presidente electo de Brasil decidió excluir a la Argentina de sus primeras visitas, el canciller Faurie intentó minimizar el hecho. En el Gobierno, esperan que Bolsonaro pueda participar del G-20.
El gobierno de Mauricio Macri continuó intentando explicar por qué, luego de todos los gestos de afinidad, Jair Bolsonaro decidió elegir otros destinos para su primer viaje que no incluyen a la Argentina, luego de que su futuro ministro de Hacienda dijera que “la Argentina no es prioridad” (ayer, de todas formas, se disculpó). La tarea difícil de mantener buena cara ante los desaires de Bolsonaro le tocó al canciller Jorge Faurie. “No importa hacia dónde va en primer lugar, sino el grado de diálogo e interacción”, indicó. En el Gobierno incluso tienen la esperanza de que Bolsonaro participe del G-20.
Así como la victoria de Donald Trump fue una mala noticia para Macri, que jugó abiertamente por Hillary Clinton, la de Bolsonaro empieza a generarle otro frente de tormenta (una metáfora muy querida por el Presidente). La llegada de Trump truncó la posibilidad que negociaba Macri de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, a través del Mercosur o bien del acuerdo transpacífico. No obstante, el Presidente siguió impulsando otros TCLs con la Unión Europea y otros países. Para esto debió recurrir como aliado a Michel Temer, un presidente que llegó al poder producto del impeachment a Dilma Roussef y cuya popularidad estaba por el piso. Así y todo, Macri fue de los primeros en recibir a su canciller y luego al propio Temer.
Con Bolsonaro, ocurre algo similar: si bien no tienen historia en común, Macri empezó a dar señales de cercanía apenas le quedó claro que el candidato de ultraderecha tenía altas chances de ser presidente de Brasil. Para esto, el mandatario argentino decidió pasar por alto las frases de Bolsonaro que destilan misoginia, homofobia e incluso sus reinvindicaciones de la dictadura, que el consultor estrella Jaime Duran Barba intentó relativizar. Macri se prestó a una charla telefónica en plena campaña del ballottage, un gesto que no tuvo con el candidato del PT, Fernando Haddad.
También lo llamó para felicitarlo por la victoria la misma noche del domingo. Según señalaron a este diario altas fuentes diplomáticas, en esa conversación Macri lo invitó a visitar “cuando quiera” la Argentina, sin poner una fecha. La tradición de los presidentes de Brasil solía ser que hacían su primer viaje a la Argentina, así que para Macri no era poco razonable que el candidato electo le respondiera favorablemente.
En lugar de eso, le respondió de otra manera: el futuro jefe de Gabinete de Bolsonaro, Onyx Lorenzoni, anunció que el primer viaje será a Chile, Estados Unidos e Israel. La Argentina no es ni el primero, ni el segundo ni el tercer destino. Y está en duda que sea el cuarto: hasta ahora, en la Cancillería argentina no tienen ninguna precisión de cuándo podría venir el aliado brasileño.
Esto se sumó a que el futuro ministro de Hacienda de Bolsonaro, Paulo Guedes, dijo que en términos comerciales “la Argentina no es una prioridad. El Mercosur no es una prioridad”. “Pido disculpas, fueron palabras en la noche de la elección y uno no sabe qué responder. Yo no quise en ningún momento desmerecer a Argentina o al Mercosur”, dijo Guedes ayer (ver página 4). Nadie cambió, no obstante, los primeros destinos de viaje de Bolsonaro.
El canciller Faurie debió hacer malabares para interpretar favorablemente estos gestos. “No importa hacia dónde va en primer lugar, sino el grado de diálogo e interacción que tengamos los dos gobiernos. Esto es lo realmente importante”, aseguró Faurie, quien sostuvo que todavía “no están establecidos” los primeros destinos de Bolsonaro y atribuyó la versión a “un titular de prensa”, pese a que la fuente era un futuro funcionario del presidente electo. “Los jefes de Estado, cuando inician su mandato, toman contacto con los países con los que tienen intereses prioritarios. No está dicho dónde va a ir Bolsonaro cuando asuma su mandato”, insistió Faurie. El canciller sostuvo que la salud de Bolsonaro le impide viajar, luego del atentado que sufrió. En el Gobierno esperan poder lograr que Bolsonaro venga a la Cumbre del G-20, junto al todavía presidente Temer, aunque nadie arriesga un pronóstico. El canciller, mucho menos: “El país anfitrión invita a los gobiernos de los países del G-20 y cada país decide su delegación. Nosotros ni en uno ni en otro sentido tenemos algún comentario que hacer”.