Los últimos datos oficiales de actividad económica mostraron una foto que exhibe, por un lado, que la economía tuvo un leve avance mensual en agosto, que desaceleró su ritmo en comparación con julio y que sigue en terreno negativo medido en forma anual.
En el Gobierno creen que el ciclo de la economía ya se aleja de una situación de plena recesión que comenzó en 2023 y se intensificó en los primeros meses de este año, aunque los datos más actualizados a septiembre dejan ver una recuperación muy irregular.
La información que surge del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del INDEC dan cuenta que, en los últimos cuatro meses, hubo tres en que la comparación mensual fue positiva, pero la distancia entre la aceleración de julio (2,1% en relación a junio) y la cifra de agosto (0,2% contra el mes anterior) indican que el despegue de la actividad aún no tiene la suficiente fuerza y que es muy heterogéneo según qué sectores se observe.
Sin ir más lejos, a nivel anual la caída promedio es de 3,8%, pero los sectores que se llevan la peor parte son los más relevantes para el mercado interno y para el mercado laboral: construcción (-18%), comercio (-7,9%) e industria (-6,7 por ciento), según el organismo estadístico. Por el contrario, energía, agro, minería y pesca acumulan las subas más pronunciadas, de hasta 17,1% en este último sector -según publica Infobae-.
La lectura que hicieron en el equipo económico es que la peor parte de la recesión ya pasó y que el ciclo se encamina a superar la caída. Así lo dejó entrever uno de los asesores del ministro de Economía, Luis Caputo, el director del BICE Martín Vauthier. “Con esta dinámica, el indicador tendencia-ciclo continúa acercándose cada vez más a dar por terminado el ciclo recesivo que comenzó en julio de 2022 e hizo piso en diciembre de 2023″, mencionó en un posteo en X.
En el Palacio de Hacienda creen que los números anuales de actividad seguirán mostrando caídas en la medición interanual porque, consideran, el nivel de actividad del 2023 –especialmente entre agosto y noviembre– estuvieron “inflados” por el estímulo de las medidas electorales durante la campaña presidencial del entonces ministro Sergio Massa. “Medidas fiscales transitorias financiadas con emisión monetaria; precios relativos muy distorsionados y caída en la demanda de dinero (incentivo al stockeo)”, enumeró Vauthier.
De todas formas, los números preliminares más allá de agosto dan cuenta de que la recuperación todavía no es robusta. Algunos datos anticipados de septiembre en comparación con agosto pasaron de tener números verdes a números rojos. Por ejemplo, la recaudación de IVA y del impuesto al cheque –ligados a la actividad económica– cayeron 10,8% y 13,5%, respectivamente.
El índice de confianza del consumidor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), en tanto, pasó de mejorar 1,6% en agosto a retroceder 4,5% el mes pasado. El patentamiento de motos y las ventas de automóviles a concesionarios también empeoraron en septiembre en comparación con agosto. Otros indicadores se mantienen estables y otros incluso mejoran (despachos de cemento, patentamientos de autos 0 kilómetro, producción de carne vacuna y producción metalúrgica, entre otros).
Según la consultora LCG, una variable que incidirá en el paisaje general de recuperación será la del repunte del poder de compra del salario, que había acelerado en los últimos meses, pero se estancó más recientemente en el año. “Los salarios que comenzaron una recomposición en términos reales desde marzo/abril todavía no terminan de traccionar el consumo, posiblemente porque parten desde niveles muy bajos. Indicadores de avance dan cuenta de caídas en torno a 22% contra un año atrás”, planteó esa consultora.
Por otro lado, desde esa consultora consideraron: “Sostenemos la idea de que el RIGI no tendría un impacto macroeconómico marcado en el corto plazo, mientras que a mediano plazo algunos sectores puntuales, que ya gozan de márgenes elevados, sí reaccionarán a los beneficios ofrecidos con inversiones de magnitud (pero con efecto macro limitado)”, apuntó LCG. “No obstante, el éxito del blanqueo podrá generar cierta movilización (por el empuje de préstamos y colocaciones privadas), pero no será determinante de un mayor crecimiento”, dijeron.
En una mirada hacia la parte final del año, estimaron que “el sendero será de crecimiento débil, con leves subas mensuales y una amplia disparidad sectorial”. “Proyectamos una caída de la actividad por encima del 3,5% para este año, en línea por lo previsto en el Presupuesto. Esto incluye cierto éxito del gobierno, tal que implique una recuperación de la actividad en los últimos meses del año, pero que no logra compensar los primeros meses de caída interanual”, concluyeron.
Un informe de producción fabril que tiene menos rezago que el que publicó este martes la Unión Industrial Argentina anticiparía, con datos preliminares de septiembre, que el sector habría recuperado terreno tras caer en agosto. Se trata de un seguimiento mensual que hace la Fundación FIEL, que remarcó que hubo en el noveno mes del año una caída anual de 7%, pero suba mensual de 1,4 por ciento.
“Entre las ramas de actividad la de alimentos y bebidas, registró un avance interanual a partir de aporte de la producción de alimentos y un menor ritmo de caída en la de bebidas”, indicaron desde ese centro de estudios. La contracción acumulada en la industria en los primeros tres trimestres del año en comparación con el mismo lapso de 2023 sería de 10,3 por ciento. La buena noticia es que en el tercer trimestre la producción fabril mejoró 3,3% en relación al segundo trimestre.
“Los datos del trimestre dan cuenta de un avance en la actividad corregida por estacionalidad, al tiempo que los datos de frecuencia mensual identifican en abril el potencial inicio de una fase de recuperación que transitoriamente muestra una dinámica inferior a la observada en episodios del pasado y respecto de la cual dada su endeblez no es posible descartar su interrupción”, fue la conclusión de FIEL.