El último incremento en el precio de las naftas provocó escaramuzas entre las petroleras y sus redes de estaciones de servicio. Algunos surtidores se quejaron de haberse quedado sin producto para despachar, mientras que las compañías argumentaron que hubo pedidos «ilógicos» por parte de algunos estacioneros. Durante la semana pasada, el ministerio de Energía zanjó una parte de la discusión. El argumento de las petroleras le resultó entendible, según contaron en la industria.
El ministro de Energía, Javier Iguacel, conversó con las petroleras y las cámaras de estacioneros. Su diálogo fue individual con cada una de las firmas, porque el funcionario no cree en los acuerdos «sectoriales», ya que vio esa actitud en la obra pública y quiere evitar la «cartelización», según explica a sus colaboradores.
Algunas petroleras le dijeron a Iguacel que impusieron «cupos» -en especial en gasoil- porque creyeron ver una maniobra especulativa por parte de ciertas estaciones de servicio. Las empresas encontraron una irregularidad: surtidores que requerían más combustible que el habitual. Temieron que las estaciones estuvieran reteniendo a la espera de un futuro aumento.
Para evitar esa situación, al menos dos petroleras decidieron abastecer a sus redes con cierto límite. Por ejemplo, despacharles una cantidad de combustible consistente con el promedio de lo consumido en los últimos meses. «Si están pidiendo más de lo que vienen vendiendo, es probable que lo acaparando para beneficiarse de futuros aumentos», acusaron las compañías a las estaciones frente a Iguacel –según publica Clarín-.
Aún con el último aumento -de entre 5% y 9%-, los precios de los combustibles tienen un atraso del 23%. Todo el sector conoce ese diagnóstico y se mueve en relación a esa dirección. Comprar al precio actual y venderlo al próximo podría provocar cierta ganancia.
«Los precios los va a poner el mercado, pero si hay ventajas competitivas a favor de las petroleras integradas por sobre las no integradas lo vamos a ver», les señaló Iguacel a los estacioneros. El ministro les confirmó que la «liberación» de los importes de combustibles está vigente y considera que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) puede vigilar que las reglas de juego sean transparentes y efectivas.
«Salvo YPF, el resto de las petroleras implementaron cupos en gasoil. Es un 70% del promedio de ventas del trimestre anterior. Por encima de ese cupo, hay que pagar un 20% de más», denunciaron los estacioneros ante Iguacel. La disputa estaría centrada los clientes mayoristas. Las petroleras quieren abastecer ese canal por su cuenta, mientras que las estaciones también una tajada allí.
«No vamos a permitir especulaciones para que los precios suban», estableció el ministro frente a distintos interlocutores del sector.
«Las petroleras dilatan entregas con distintos ardides. Por ejemplo, que no entran los pagos en término y no liberan las órdenes y en consecuencia las entregas se van dilatando», se quejaron en las estaciones.
Los estacioneros focalizan la mayor parte de su enojo con Shell. Entiende que la retacea producto a sus «revendedores», pero que lo vende a través de grandes distribuidores. La anglo-holandesa se encuentra en pleno proceso de separación: su operación de refinación (venta de combustibles) quedará por un lado, mientras que la producción irá por otro. Al no estar integrada, Shell argumenta que está en condiciones «desventajosas» frente a sus competidoras YPF y PAE/Axion.