Los dichos de Alberto Fernández causaron risas y caras de asombro entre los que estaban presentes
El presidente Alberto Fernández cometió un furcio en pleno acto en Casa Rosada, al confundir el nombre de la revista de cultura villera Garganta Poderosa con Garganta Profunda, el apodo elocuente del espía del FBI que filtró todos los secretos del caso Watergate.
El mandatario se encontraba brindando un fuerte respaldo público a los movimientos sociales luego de las críticas efectuadas ayer por su vice, Cristina Kirchner, con quien mantiene un enfrentamiento político.
Pero en medio de su exposición lanzó: “…Mi eterna deuda de gratitud con cada una de esas organizaciones; ahí veo al compañero de garganta profunda, cómo él miles… No, de garganta poderosa, poderosa, poderosa… Bueno, profunda también porque en esa revista nos enseñaron varias cosas ocultas”.
Los dichos del presidente causaron algunas risas cómplices y otras caras de asombro entre los que estaban presentes este mediodía en el Museo del Bicentenario, entre ellos el Nobel Adolfo Pérez Esquivel quien acompañó al mandatario en el lanzamiento del III Foro Mundial de Derechos Humanos que se realizará en CABA en 2023.
La entrevista de Vanity Fair donde Felt lo contó: «Yo soy el tipo al que llamaban Garganta Profunda». Sin embargo, Nixon y muchos miembros de su gobierno lo supieron casi desde el principio.
Mark Felt alias “Garganta Profunda”, fue dueño de los secretos más importantes de la historia contemporánea de Estados Unidos y lo contó todo. Reveló lo que sabía a un periodista, Bob Woodward, del Washington Post. Woodward y su colega, Carl Bernstein investigaron a fondo el caso Watergate y el Washington Post ganó hace cuarenta y ocho años el Premio Pulitzer por aquel éxito periodístico.
El Post ganó el premio el 7 de mayo de 1973 y Richard Nixon tuvo que renunciar el 8 de agosto de 1974, fue el primer presidente de Estados Unidos en dejar su cargo.
El nombre del tipo que sabía todo y contó todo, o casi todo, también fue un secreto: el mejor guardado de la historia del periodismo. Su nombre, como fuente anónima, se mantuvo oculto durante treinta y tres años bajo un apodo elocuente, “Garganta Profunda”, que era el título de una película porno con pretensiones de cine de culto, pero que también simbolizaba un atributo de aquella fuente anónima, que tenía una voz grave, oscura, subterránea e intensa.
Afiches para cine de la película «Garganta profunda»