El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró sus proyecciones de inflación y de crecimiento económico de este año para la Argentina: estimó que la suba de precios será en 2023 de 98,6% y que el PBI terminará este año con una muy leve mejora del 0,2%, según publicó en el último informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, en inglés) que dio a conocer este martes.
Los economistas del Fondo fueron tajantes: afirmaron que la inflación en el país se mantendrá en niveles “muy elevados” y que, para anclar expectativas, el Gobierno debe seguir al pie de la letra el programa firmado en 2022 con el organismo multilateral, pese a las fantasías de la Casa Rosada sobre una relajación tajante en las metas del acuerdo.
De esta forma, el organismo dejó de lado sus estimaciones anteriores, que esperaban un 60% para la inflación anual de punta a punta y de 76% medida en promedio anual. Para este último número, el Fondo Monetario prevé ahora un IPC de 98,6%, lo que deja entrever que el ritmo de suba de precios podría desacelerarse en la última parte del año. El staff había asegurado que hacía mitad de año el IPC podría ubicarse más cerca del 4% mensual y todavía sus estimaciones se ubican por debajo de los cálculos privados.
El impacto de la sequía y el inicio de año con cifras inflacionarias mensuales más altas de lo previsto obligaron al Fondo Monetario a revisar sus proyecciones de base, que tendrán un correlato en las metas condiciones de déficit fiscal y de emisión monetaria, que están expresadas en pesos y que, por ende, deberán ser actualizadas en términos nominales.
El nuevo WEO se presentó desde las 10 hora argentina en una conferencia de prensa a cargo del economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, y sus colaboradores Petya Koeva Brooks y Daniel Leigh.
Ante preguntas de Infobae, Gourinchas explicó por qué redujeron el pronóstico de crecimiento y aumentaron el de inflación. “La razón por la que tenemos esa revisión a la baja del PBI, en 2023 es muy bajo, es por la sequía masiva y estamos viendo si es (un fenómeno) transitorio. En 2024 esperamos un crecimiento del 2%”.
“Sobre la inflación hemos visto cierto progreso, pero los desafíos nos han llevado a un aumento, desde enero del 60 al 88 por ciento desde el último pronóstico, realizado en enero”, indicó el economista jefe del Fondo.
En tanto, Koeva Brooks agregó sobre el PBI que “ya vimos una desaceleración marcada en el último trimestre del 2022 y la inflación al cierre del 2022 en 94,8% fue una cifra bastante alta, y vimos un repunte en enero por los precios de los alimentos”.
“Las presiones de la inflación subyacente siguen presentes por expectativas inflacionarias no ancladas. Estimamos que continuará en niveles muy elevados. Ahí entra la importancia de tener políticas monetarias y fiscales contractivas y prudentes, de acuerdo al programa con el FMI”, concluyó, tajante.
El panorama global
Gourinchas afirmó que la inflación disminuirá este año a nivel global respecto del 2022 y destacó que “muchas economías emergentes están repuntando”, aunque hay riesgos por la crisis bancaria reciente y la rigidez de la inflación para bajar. “Hay poca evidencia de una espiral salarial en la mayoría de los países; mientras las expectativas inflacionarias estén bien ancladas, no nos preocupa este fenómeno”, aclaró. A la vez, indicó que la reciente crisis bancaria en EEUU y Europa podría generar una leve reducción en el PBI global si se mantiene en los próximos meses a través de un aumento en la salida del flujo de capitales de los países emergentes, una apreciación del dólar y una contracción del crédito.
En este sentido, consideró que la política de consolidación fiscal puede ayudar a amortiguar los efectos de esta situación. A la vez, destacó la necesidad de seguir consolidando la integración comercial entre los países. Los expertos se refirieron también a la situación de Rusia y del Reino Unido. También, a la compleja situación de deuda soberana que enfrentan varios países pobres ante el aumento de las tasas de interés.
La situación local
En su último informe de staff, dado a conocer la semana pasada, el Fondo Monetario había alertado sobre la sequía, sobre la falta de acumulación de reservas y sobre la inflación. Sobre este último punto había considerado que “se debe mantener una postura de política monetaria estricta para hacer frente a las altas y crecientes presiones inflacionarias y respaldar la demanda de activos en pesos”.
“Se necesitan tasas de política reales lo suficientemente altas hasta que las expectativas de inflación tomen una clara tendencia a la baja, y es posible que se justifiquen nuevos aumentos de tasas en caso de nuevos choques inflacionarios y/o una intensificación de las presiones cambiarias”, apuntó el organismo.
La aceleración de la inflación, postuló el FMI, podría afectar, en un contexto electoral, la posibilidad de cumplimiento del programa. “Una inflación más alta y un crecimiento mucho más bajo podrían alimentar el descontento social y socavar el apoyo al programa, particularmente dado el ciclo electoral. En este contexto, la planificación de contingencias y la formulación ágil de políticas serán indispensables para mejorar la probabilidad de éxito del programa, y es posible que se requiera un endurecimiento adicional de las políticas y ajustes de las políticas cambiarias”, anticipó el Fondo.
“Abordar el aumento de la inflación será especialmente difícil dados los vientos en contra de la alta inercia de la inflación, el débil balance del BCRA (que refleja inyecciones de liquidez pasadas), la necesidad de ajustes de precios relativos y los desafíos externos planteados por la sequía. Como tal, se proyecta que la inflación solo disminuya gradualmente (de más del 6% mensual en el primer trimestre de 2023 a alrededor del 4% a mediados de 2023), aunque persisten riesgos alcistas especialmente grandes, incluso sobre la demanda moderada de pesos”, estimó Washington.
El consenso del mercado que deja ver el REM de manera mensual el Banco Central mostró en su última versión que los participantes de esa encuesta prevén una suba de precios de 110% para todo 2023, lo que implicó un reajuste de 10 puntos porcentuales en relación con el mes anterior.
Para el caso de la estimación de la variación del Producto Bruto para este año, la perspectiva del FMI de que la economía crezca 0,2% todavía está lejos de la caída de 2,7% que espera el consenso de mercado para 2023 como consecuencia del fuerte impacto de la sequía. Aún no se conoce si el Gobierno validará de manera oficial el recálculo de inflación y PBI que hizo el FMI.
El Fondo Monetario había abierto la puerta, en su informe más reciente, a un recálculo de proyecciones de base del programa vigente con la Argentina. Los supuestos con los que trabajó el equipo técnico del organismo eran los de fines de enero, por lo que la prolongación de la sequía, que fue más severa y extensa de lo esperado, forzó a una nueva revisión de proyecciones.
El FMI estimaba que las condiciones climáticas adversas representarían un costo para las cuentas públicas en torno de los USD 5.000 millones, un tercio de lo que esperan el Gobierno y el sector privado local.
Inflación y tasas más altas, el coctel que preocupa al FMI
En su informe que acompañó a las nuevas perspectivas económicas globales, el FMI manifestó que “la economía mundial se encuentra una vez más en un momento muy incierto, con los efectos acumulativos de los últimos tres años de impactos adversos, en particular, la pandemia de Covid-19 y la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que se manifiestan de formas imprevistas”.
“Estimulada por la demanda reprimida, las persistentes interrupciones del suministro y los picos de los precios de las materias primas, la inflación alcanzó máximos de varias décadas el año pasado en muchas economías, lo que llevó a los bancos centrales a endurecerse agresivamente para volver a alcanzar sus objetivos y mantener ancladas las expectativas de inflación”, continuó el FMI.
“Aunque telegrafiado por los bancos centrales, el rápido aumento de las tasas de interés y la desaceleración anticipada de la actividad económica para poner la inflación en una trayectoria descendente, junto con las brechas de supervisión y regulación y la materialización de riesgos específicos de los bancos, contribuyeron a tensiones en partes del sector financiero”, alertó, respecto a la crisis bancaria que se desató por la caída del Silicon Valley Bank, hace un mes.
“Las posiciones de liquidez y capital generalmente sólidas de los bancos sugirieron que podrían absorber los efectos del endurecimiento de la política monetaria y adaptarse sin problemas. Sin embargo, algunas instituciones financieras con modelos de negocios que dependían en gran medida de la continuación de las tasas de interés nominales extremadamente bajas de los últimos años se han visto sometidas a una gran tensión, ya que no estaban preparadas o no podían adaptarse al rápido ritmo de aumento de las tasas”, siguió el Fondo Monetario.
“Con el reciente aumento de la volatilidad de los mercados financieros y múltiples indicadores que apuntan en diferentes direcciones, la niebla en torno a las perspectivas económicas mundiales se ha espesado. La incertidumbre es alta, y el balance de riesgos se ha desplazado firmemente a la baja mientras el sector financiero permanezca inestable”, dijo, en tanto, el organismo.
La proyección global de crecimiento para este año fue ubicada por el FMI en 2,8%, es decir 0,1 puntos menos que en el informe pasado, de enero. En ese contexto, mejoró de 1,4% a 1,6% el cálculo de crecimiento de los Estados Unidos, mantuvo estable la de la Unión Europea y la China (5,2%), bajó levemente la de India (5,9%) y la de las economías emergentes en general. Para Latinoamérica, la perspectiva pasó de un crecimiento de 1,8% a 1,6%, con un Brasil que crecería 0,9% en lugar del 1,2% que esperaba el FMI a principios de año.