Así lo consideró el fiscal que instruyó la causa “Embrujo” quien reveló algunas intimidades de la investigación. «Tampoco ellos imaginaban que iba a haber un procedimiento de las características del realizado en marzo de 2018» recordó.
«Ellos se consideraban impunes y ya lo sentían así. Es más: una persona desconfiada o que tiene alguna alerta hace desaparecer no sólo los teléfonos, sino los papeles», sostiene el fiscal Omar Rodríguez en una extensa entrevista que difundió este domingo el área de Comunicación Institucional del Ministerio Público Fiscal.
“Tampoco ellos imaginaban que iba a haber un procedimiento de las características del realizado en marzo de 2018, con múltiples allanamientos y con múltiples detenciones. Eso también fue un factor sorpresa que les jugó en contra. Llegaron las preventivas que generaron mucho miedo. En mucha gente que vino a contar cosas”, agregó Rodríguez, quien ahora instruye la causa que busca llevar a juicio a Carlos Barbato, extitular del IAS involucrado en presunto enriquecimiento ilícito.
Según publica diario El Patagónico, Rodríguez (50 años, casado, dos hijas) considera que también fue importante en la causa que ya condenó a Diego Correa y a gran parte de su banda el hecho de que “formamos un grupo de investigación cerrado. Éramos muy poquitos los que sabíamos toda la información. Estaba Alex (Williams) y yo con los dos policías, nadie más sabía. El Procurador sabía por una cuestión de jerarquía, siempre lo tuvimos al tanto, no de las medidas puntuales pero sabía cómo se avanzaba y nunca se filtró nada. Y siempre nos respaldó”.
El primer alerta
Rodríguez fue funcionario de Fiscalía en Comodoro en 2004 y trabajó un año en esta ciudad. Después rindió ante el Consejo de la Magistratura para ser fiscal. Fue en 2013. Actualmente es el jefe de la Unidad Especial Fiscal (UFE) que investiga delitos relacionados con la administración pública.
Sobre la causa “Embrujo”, indicó que “cuando nosotros arrancamos en diciembre de 2017 era un caso que aparecía raro porque no teníamos mucha información, que era lo que había descubierto el contador José Velázquez con esta empresa que coincidía con la misma dirección de Diego Correa. Era raro, llamó la atención y el alerta generó el caso y mi intervención”.
“Yo le digo a los dos policías que estaban conmigo en ese momento, (Nahuelcheo y Núñez) que vayan a Velero Vesta 127 a ver qué es. Nadie sabía qué había, si una empresa, una sede, qué era. Cuando van, se encuentran que era una casa de familia, una casa de barrio además cerrada. Y adentro de esa casa, atrás, detrás de una reja, se ve una camioneta. Y así sacaron las primeras fotografías. Suben la patente de esa camioneta y aparece otra empresa: Sepat SRL. Y ahí aparecen los nombres de los socios y nos damos cuenta que estamos en presencia de algo más grande: aparece Giuliana McLeod y Darío Domingo Correa. No sabíamos que era el hermano, pero sospechamos de algún parentesco con Diego Correa. Y Giuliana es la hermana de Natalia, que era la pareja de Correa. Entonces ya aparecieron ahí estas dos empresas. Empezamos a rastrear los domicilios de Sepat que tenía domicilio en Sarmiento Norte de Trelew; ahí vivía Norma Figueroa. Ahí empiezan a trabajar sobre los facebook, empiezan las relaciones, aparece Sandro Figueroa”.
Esa camioneta
Fue entonces que empieza a cobrar cuerpo “esta causa que no tenía nada que ver con la emergencia climática (la del famoso “sobre bomba”), sino que aparecía como un grupo de personas haciendo otra cosa, un funcionario relacionado con empresas. ¿Qué hacía la camioneta de Sepat adentro de la casa de Correa que era funcionario? ¿Qué tenía que ver Dual Core con ese domicilio? Ahí se empieza a tirar del hilo y a generar un volumen más grande de la causa”.
Empieza a surgir que tenían muchas contrataciones con la Unidad Gobernador, lo mismo con Sepat. “Es decir contrataban mucho con la Unidad Gobernador donde Correa era el titular. Así comienza a tomar cuerpo la causa porque de mínima teníamos negociaciones incompatibles porque era el mismo funcionario que contrataba consigo mismo”, sostiene Rodríguez.
El fiscal confesó en la entrevista que en principio se encontró “con un halo de protección y de cobertura que tiene que ver en general con los delitos de cuello blanco. El delito de cuello blanco tiene los mejores abogados, tienen el poder económico y tienen siempre cobertura, aunque aparezca de manera manifiesta o no se vea un político cubriéndolo. Siempre hay contactos que tienen y el ejemplo más paradigmático es Correa con la comunicación a Buenos Aires sabiendo que nosotros estamos interviniéndole los teléfonos”.
Más allá de la custodia que debieron aceptar en un principio de la investigación tanto él como Williams, Rodríguez admite haber sufrido consecuencias sociales por su investigación, por ejemplo en el club Patoruzú de Trelew.
“Era socio y ya no lo soy. A Federico Gatica lo saludaba cordialmente, me acercaba, le hablaba, pero ahora todo el entorno de Gatica me saluda por compromiso, o no me saludan”, concluye.