En el segundo trimestre de 2010 la proporción de asalariados en el total de ocupados se elevó a 76%, del cual 36,5% no estaba sujeto a descuentos jubilatorios. El cuentapropismo redujo levemente su participación relativa. La relación entre las tasas de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre empleo y desempleo, con las correspondientes a los Indicadores Socioeconómicos que difundió el INDEC, determinaron que a fines del período abril-junio se computaron en la economía 16,8 millones de trabajadores ocupados .
De esa nómina, 12,78 M lo hacían en calidad de asalariados y 4,04 M de cuentapropistas, es decir de autónomos y monotributistas, e independientes, acusando muy modestos aumentos en comparación con un año atrás: 2,8% en el primer caso y 2,2% en el segundo , en un contexto en que el INDEC estimó que el PBI se expandió a una tasa de 11,8% anual .
De acuerdo con esos parámetros, la elasticidad empleo PBI se limitó a un pobre ratio de 0,237 en el caso de los ocupados en relación de dependencia y menos aún en el de los empleados en forma personal.
Pérdida de efecto de las políticas de formalización
A semejante debilidad del mercado laboral, para engancharse con la bonanza del ciclo de la actividad productiva y comercial, se agregó el aumento en términos relativo de los empleados ilegales, puesto que la EPH detectó un salto de 27% en el primer trimestre a 27,7% del total de los ocupados, tres meses después y en dos décimas de punto porcentual respecto de un año atrás.
Este deterioro no sería tan alarmante si no fuera por que se produjo durante un período en el que el Gobierno lanzó un plan de facilidades para inducir a los empleadores a inscribir legalmente a sus trabajadores y que según declarara en diversas oportunidades el titular de la AFIP posibilitó blanquear más de 500.000 puestos.
Es que de acuerdo con las extrapolaciones de las tasas de la EPH al universo de las personas ocupadas, entre fines de la primera mitad de 2009 y similar período de 2010 la creación neta de empleos fue de 428,2 mil personas, 183,7 mil en condición de asalariados en blanco (subió 2,3%), 158,1 mil de dependientes en negro (3,5%)y 84,6 mil de cuenta propistas.
De este modo, surge que tras el blanqueo de personal, se produjo la destrucción de unos 230.000 puestos registrados, sumando asalariados e independientes, mientras que se reactivó la nómina de informales en más de 650 mil personas.
Una razón de peso de semejante vuelco del mercado laboral fue el efecto perverso sobre los costos laborales de las empresas del alza de las remuneraciones a tasas superiores a 27%, cuando el tipo de cambio apenas se movió a un ritmo menor a 5% anual, porque determinó un insoportable aumento del cargo laboral medido en dólares para poder sostener la competitividad con el exterior.
Fuente: Infobae.com