A Catalina Santo Tomás le diagnosticaron un tumor a los 9 meses de vida. El video dura 32 segundos y tiene más de un millón de reproducciones.
En diálogo con Infobae, su papá Gonzalo, repasa el camino hasta el alta médica y explica cómo rompió el tabú para hablar de cáncer infantil. En la secuencia, que fue registrada el miércoles 6 de junio por la tarde y que se hizo viral a través de la red social Twitter, se ve a una nena de pie sobre un banquito. Su nombre es Catalina Santo Tomás, tiene 5 años y medio, y acaba de recibir el alta definitiva después de cinco años de batallar contra un cáncer.
Catalina lleva puesto un buzo con corazones y luce un peinado con dos rodetes, como el que usa la princesa Leia en la película Star Wars. Al igual que a la protagonista de La Guerra de las Galaxias, a ella la fuerza también la acompaña. La que se lo hizo saber fue su oncóloga, la médica pediátrica Angie Fernández Barbieri. “Ya no me tenés que venir a ver más. Esto significa que ya estás de alta”, le explicó la mujer mientras le mostraba dos campanitas.
Después invitó a sus papás, Gonzalo (45) y Elena (43), y a su hermano mayor, Simón (8), para que las acompañaran con el ritual. Y ahí sí, todos juntos, hicieron un tin tin “¡por la vida!”.
Gonzalo recuerda el momento y se emociona. Decidió hacerlo público, dice a Infobae, para devolver todo el amor que recibió a lo largo de estos años. “Nosotros somos de Mendoza. Para hacer el tratamiento de Cata nos vinimos un tiempo a Capital Federal, donde también regresábamos para los controles. En todo ese proceso, mucha gente nos apoyó y nos brindó su cariño y contención. Entonces, ¿cómo no íbamos compartir esta gran noticia?”.
Gonzalo registró el momento en que su hija Catalina fue dada de alta y lo compartió en Twitter. El video tiene más de un millón de reproducciones
Gonzalo Santo Tomás y Elena Larriqueta llevan más de una década juntos. Oriundos de Mendoza, él periodista, ella escribana, a fines de 2013 se convirtieron en los papás de Simón. Tres años después, en septiembre de 2016, nació Catalina. Todo iba bien, recapitula él, hasta que su esposa hizo una visita al pediatra. “La llevó a Cata a un control y el médico vio algo raro. Primero le mandó a hacer una ecografía y, al día siguiente, una resonancia. Ahí nos comunicaron que tenía un tumor en el cerebro. Fue el 13 de junio del 2017: Cata tenía apenas nueve meses. Se nos vino el mundo abajo”, recuerda.
Su primera reacción, dice hoy, fue llenarse de bronca. “Estaba enojado preguntándome: ‘¿Por qué a mí?’. Después, con el tiempo, pensé: ‘Y ¿por qué no?’. Ahí me entregué a la fe. Sentía rabia, pero al mismo tiempo rezaba y le pedía a Dios que saliera todo bien”.
Tras el diagnóstico, los Santo Tomás viajaron de urgencia a Capital Federal. Una semana después, el 22 de junio de 2017, a Catalina la operaron en el Hospital Alemán para extirparle el tumor y, luego, analizarlo. “En el mientras tanto volvimos a Mendoza y, a mediados de julio, nos avisaron que nuestra bebé tenía cáncer”, recapitula el papá de la nena.
Lo siguió fue una reunión con el pediatra, Sergio Birbaum, quien les sugirió que hicieran base en Buenos Aires y buscaran un oncólogo de confianza. En ese camino, los padres de Cata encontraron a Angie Fernández Barbieri, oncóloga pediátrica del Hospital Alemán. Allí, durante diez meses, la beba se sometió a sesiones de quimioterapia cada 21 días.
Una vez finalizado el tratamiento, la familia Santo Tomás volvía cada tres meses a Capital para hacer controles. La dinámica, explica Gonzalo, era siempre la misma: le hacían la resonancia, visitaban al neurocirujano y, después, a la oncóloga. Los días previos al control estaban repletos de temor. “Siempre estaba latente el miedo de volver a revivir todo. Hasta que los médicos veían los estudios y nos decían: ‘Está todo perfecto’, no respirábamos”, dice.
Los Santo Tomás: Elena, Simón, Gonzalo y Catalina. La beba hizo quimioterapia desde los nueve meses hasta el año y medio
“Hablar del cáncer infantil es tabú”, dice el papá de Catalina. Hace una pausa y sigue: “Como que a mucha gente le da lástima. Nosotros con mi esposa intentamos salir de ese lugar. Cuando se le empezó a caer el pelo a Cata, nunca lo ocultamos. Incluso, después de la operación, a ella le quedó una cicatriz en la cabeza. Me acuerdo que una vez estábamos en el supermercado y había una nena atrás nuestro y le preguntó a la madre: ‘¿Qué le pasó a la nena en la cabeza?’ y mi hijo, Simón, se dio vuelta y le contestó: ‘Le sacaron una pelotita’. Lo dijo de una forma tan natural”, explica Gonzalo.
Si mira hacia atrás, el papá de Catalina dice que “el balance es más positivo que negativo”. “Por supuesto que esto te lo digo con el alta médica de mi hija. La verdad es que no se lo deseo a nadie y no quisiera volver a pasar por algo similar. Imaginate que nosotros dejamos todo en Mendoza y nos vinimos a Buenos Aires. Incluso, los primeros meses dejamos a Simón, que en ese momento tenía tres años, porque no sabíamos qué nos esperaba”, asegura y dice que, durante el tratamiento y los chequeos posteriores, Simón fue “la inyección de alegría que les faltaba”.
«Cuando a Cata se le empezó a caer el pelo, nunca ocultamos que tenía cáncer», dice su papá acerca de los pruritos de hablar sobre esta enfermedad
Con el tiempo los chequeos de Catalina se fueron espaciando: primero los hacían cada 3 meses, después cada 6 y, al final, cada un año. Esta semana, cuenta Gonzalo, se cumplieron los 5 años de la primera operación y decidieron darle el alta.
-¿Qué dijo cuando le hicieron tocar la campanita “por la vida”?
-Se sentía la protagonista. No entendía bien por qué: nosotros nunca le explicamos nada porque era muy chiquita. Sin embargo ella sabe muy bien quiénes son sus médicos y sus nombres.
-¿Cómo es la vida de Catalina hoy?
-Cata va al prescolar y juega al hockey sobre césped hace dos años. Le gusta dibujar y hablar en inglés. Hace una vida completamente normal. Hizo quimioterapia desde los nueve meses hasta el año y medio y lo transitó como una leona. El próximo 4 de septiembre va festejar sus 6 años.